En tiempos donde la palabra escrita pelea por no perder terreno en la vertiginosidad del universo de las redes, las aplicaciones y las nuevas plataformas, “la universidad cumple un rol protagónico” en relación a la formación de los nuevos comunicadores y la producción de contenidos informativos. Así lo destaca Tali Goldman, periodista “freelance”, tal como ella misma se define irónicamente.
Goldman, que actualmente se encuentra cursando la Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), es autora de La marea sindical. Mujeres y gremios en la nueva era feminista, libro publicado por la Editorial Octubre que se ocupa de reivindicar y destacar el protagonismo de las mujeres dentro de las organizaciones gremiales.
En un rico intercambio con Universidad, la joven periodista de la revista Anfibia, Futurock y Nuestas voces, reflexionó acerca de cómo el empoderamiento de las mujeres es parte también de la renovación sindical que se vive por estos tiempos en las organizaciones. A su vez, hizo hincapié sobre la importancia de la labor periodística y la formación de las universidades en tiempos de redes sociales.
Das clases de periodismo en la universidad en épocas donde las métricas de las páginas web determinan o condicionan la labor periodística, como hace más de una década hizo el rating con la televisión. ¿Cuáles considerás que son los desafíos más importantes que tiene la práctica periodística en relación a los avances de las nuevas tecnologías?
Tenemos que usar la tecnología pero siempre priorizando el periodismo. No creo que cualquiera que twittee algo novedoso se convierta en periodista. Celebro las redes sociales porque democratizan la información y ponen un foco por fuera de los medios monopólicos. Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos para no caer en lo que estamos viviendo ahora con las “fake news”. Los periodistas tenemos que arraigarnos más que nunca al chequeo de la información, más allá de la búsqueda de la primicia, para poder avanzar sobre la verdadera información.
En este contexto, ¿qué rol juega el periodismo alternativo?
El periodismo alternativo y el surgimiento de nuevos medios, a través de las nuevas tecnologías, va en relación a lo que decía antes sobre la democratización de la información. Es desde ahí, desde el periodismo alternativo, donde se pueden encontrar periodistas que no están inmersos en el sistema de medios tradicionales, que funcionan con más libertad y que responden a otras lógicas.
En este sentido, ¿considerás que la universidad puede jugar un rol más protagónico en la formación de los comunicadores?
La universidad tiene que jugar un rol más protagónico, como lo hace la carrera de comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA a través del portal Ancom, que es una experiencia increíble, o como la pata mediática de la Universidad Nacional de La Matanza con el diario, la radio y un equipo audiovisual muy bueno, o como la Universidad Nacional de Tres de Febrero con el canal UN3, que es revolucionario, por citar algunos ejemplos que conozco. Las universidades, sin dudas, juegan y deben jugar fuerte en la formación de comunicadores y en la producción de contenidos.
Escribiste un libro sobre las mujeres sindicalistas ¿Qué es lo que más te sorprendió del mundo gremial femenino? La renovación sindical de la que muchas veces se habla, ¿puede venir de la mano de las mujeres?
El sindicalismo es con las mujeres adentro. Y la premisa es que la mujeres ya no quieren ocupar sólo los lugares que siempre le fueron asignados, como las secretarías de género. En esa línea va una de las frases que yo pongo en el libro: “las mujeres no nacemos con un instinto para ser amas de casa, sino que nos entrenan para eso”. Tampoco nacimos con un instinto para ocupar las secretarías de géneros en los sindicatos. Las mujeres también se están plantando dentro de los sindicatos porque quieren ocupar los espacios donde se discute el poder, en secretarías generales o mesas paritarias. Entonces, estas transformaciones dentro del sindicalismo hoy están totalmente protagonizadas por las mujeres.
Se ha avanzado mucho en este último tiempo respecto a la igualdad de género. ¿en qué instancia considerás que estamos en relación a los avances y los debates pendientes?
Estamos iniciando el camino. En una instancia en que las mujeres plantamos una bandera y avanzamos en un camino que ya no se puede retroceder. En relación al debate por el aborto legal, por ejemplo, se avanzó en el debate con la aprobación en Diputados y se retrocedió en el Senado, pero hemos avanzado.
Nos paramos en un lugar donde vamos avanzando y donde cada retroceso que sucede lo denunciamos. En una instancia de visibilización, donde el camino es largo y sinuoso, pero todo es para adelante.
Si tuvieras que nombrar y destacar la labor de mujeres argentinas, ¿a quienes mencionarías?
La primera es Evita. De hecho me hice peronista por ella, que claramente fue una pionera en todo sentido, incluso en el feminismo. Después me gustaría destacar la labor de María Roldán, una de las protagonistas de mi libro, que fue la primera mujer argentina y latinoamericana en ocupar un cargo en una comisión directiva. Fue primera delegada en el frigorífico Swift y también otra de las figuras destacadas dentro del peronismo que la historia olvidó especialmente. También la historia está construida desde una mirada patriarcal.