Marjory Stoneman Douglas fue escritora, defensora de derechos civiles y protectora de los Everglades, el humedal subtropical que una vez cubrió casi la mitad del estado de Florida. A pesar de llevar adelante tamañas causas, Marjory nunca quiso ocupar cargos políticos. Consideraba que esto implicaría renunciar a su libre albedrío y que, además, puede ejercerse más poder desde un periódico.
Nació en Minnesota, Estados Unidos, en abril de 1890. Cuando tenía seis años, ella y su madre se mudaron a Massachusetts a vivir con su tía y su abuela, quienes trabajaron duro para que Marjory pudiera ir a la universidad. A los veinticinco años se mudó a Miami y comenzó a trabajar en el periódico Miami Herald.
En ese entonces, Miami tenía menos de 5 mil habitantes. La ciudad se estaba expandiendo y, para muchos, los Everglades eran un obstáculo para el desarrollo. Un editor que estaba trabajando en una serie sobre los ríos de EEUU le propuso a Marjory escribir un libro sobre el río Miami. Marjory manifestó poco entusiasmo por el río asignado y le propuso en cambio escribir acerca de los Everglades. La investigación le llevó cinco años y Los Everglades: río de hierba se publicó en 1947. El libro fue el primer estudio ecológico de este ecosistema y hoy se lo considera tan importante como La primavera silenciosa de Rachel Carson.
Marjory asistía a cada reunión decisiva para el futuro de los Everglades. Drenarlos o alterar los cursos de agua era el plan de constructores, agricultores y del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Cubierta por un sombrero de ala grande -y para que su voz femenina que se proyectaba desde su baja estatura no resonara fuera de lugar-, Marjory sentenció que la defensa del medio ambiente es responsabilidad de las mujeres, ya que no es más que una extensión de las tareas de la casa.
El Parque Nacional de los Everglades fue establecido en 1947. En 1964 se designó el área Marjory Stoneman Douglas, que ocupa casi la totalidad del parque y se encuentra bajo el máximo nivel de protección.
A los ochenta años fundó la organización Amigos de los Everglades y en un año juntó miembros de treinta y ocho estados del país. Marjory admitía que sólo había visitado los Everglades en contadas ocasiones. La humedad es insoportable y está lleno de insectos. Sin embargo, explicaba que, si bien el sitio fuera poco adecuado para pasear no le restaba importancia para la región. Marjory había notado que apuntar al interés propio era más efectivo para convencer a la gente de proteger la naturaleza que intentar generar lástima por el medio ambiente. Así, puso énfasis en describir como el agua dulce y la lluvia en la región dependen de los Everglades, y que su destrucción haría que el Sur de la Florida fuese inhabitable.
Marjory vivió hasta los ciento ocho años, y las últimas líneas de su autobiografía dicen: “La vida hay que vivirla tan intensamente que los deseos de tener otra vida, o una más larga, sean innecesarios.”
Lucía Esperoni: Licenciada en Biotecnología y Doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas. Estudió en la Universidad Nacional de Quilmes y trabajó en la Universidad de Tufts de Boston. Actualmente es editora en la Universidad de Miami.