Algo está pasando en el mundo del tango. Algo poderoso, imposible de detener. Algo justo. La presencia de mujeres (y disidencias de género) es cada vez mayor arriba de los escenarios. El rol de las mujeres es cada vez más equitativo en las pistas de baile. Si hay un modo acertado de concebir el tango del siglo XXI, las tiene a ellas en primer plano. El Festival de Tango de la República de La Boca, que comienza hoy su novena edición y se extenderá hasta el domingo, pone de manifiesto esta situación. La jornada de esta noche será exclusivamente con artistas mujeres y su presencia se extenderá fuertemente durante el resto de las jornadas (ver cronograma en el recuadro). Por eso PáginaI12 juntó a las cantantes Brisa Videla, Gisela Magri y Verónica Koufati, y a la bailarina y acróbata Josefina Blanco para profundizar el momento en el género.

“Tener tantas artistas mujeres fue una decisión consciente”, plantea de movida Videla, integrante del Quinteto Negro La Boca y coorganizadora del Festival. “Al principio dijimos de hacer una noche de sólo artistas mujeres, pero después durante las otras dos jornadas habrá un montón de presencia, porque además aumenta con La Empoderada el sábado”, cuenta. La Empoderada Orquesta Atípica es una agrupación que nuclea a 34 artistas mujeres que encontraron en la agrupación un modo de canalizar sus inquietudes y vocaciones en un espacio tradicionalmente patriarcal. “Para abrir también convocamos a las chicas de la milonga El Tortazo”, amplía Videla. “Todo tuvo que ver con dar un apoyo fuerte a la ley de cupo femino, que se está moviendo y del cual las músicas del tango estamos siendo parte. Queremos que la escena del tango diga ‘apoyamos la ley’, ‘apoyamos que las mujeres sean parte de los festivales y su programación’”, explica la cantante.

–En el ambiente hay consenso en que la presencia e importancia de las mujeres es cada vez mayor. ¿Coinciden? ¿Qué lectura hacen del fenómeno?

Verónica Koufati: –Me parece que nos estamos organizando, en general y también hacia adentro. Está el Movimiento Feminista de Tango, en el que estamos unidas para generar cosas. Que sea mayor la presencia tiene que ver con eso. Siempre ha sido importante la mujer, pero quizá no estaban dadas las coindiciones para que sean convocadas o hubiera visibilidad.

Brisa Videla: –Quizá la visibilidad que tomó el movimiento feminista ahora hizo que esté puesto el ojo de los feminismos en todos los  espacios. El movimiento de tango queer existe hace más de quince años, y le dio un movimiento y un espacio a las mujeres que no tenían antes. Sin embargo, en estos dos años el foco hizo un zoom hacia nosotras. Antes pasábamos más inadvertidas.

Gisela Magri: –Coincido en que siempre estuvimos y siempre hubo mujeres, pero me parece que lo que siempre pasa en las músicas populares es que ahora se están rompiendo los binarismos de una forma muy zarpada. Porque aparecen las disidencias. Lo que dice la compañera del movimiento queer, ahora también se puso en el centro porque a nivel transversal, en todos los movimientos populares; hay un replantamiento y resquebrajamiento de ese modelo binario que el tango construyó fuertemente y ahora se está discutiendo. El tango es un lugar donde hacer esa transformación. Hay un aporte específico desde ahí. Que lo damos todos los días, en los ensayos y las movidas que armamos, que también tiene que ver con discutir nuestro trabajo, nuestro lugar en el trabajo, la discusión salarial. 

V. K.: –Encima el tango fue un género desde su nacimiento con un fuerte contenido patriarcal, entonces ahí hay mucho más para hacer en todo sentido, en todo aspecto. Por eso también es más visible.

Josefina Blanco: –Desde la danza, en los espacios milongueros antes había reglas como el cabeceo, que el hombre sacaba a bailar, o que si eras mujer y no te sacaban a bailar, no bailabas. Hoy todo eso dejó de ser así. Hay milongas tradicionales que lo mantienen, pero ya son las menos. Todavía sucede que si en una milonga bailan dos chicas, cortan la música. Pero antes era más común. O directamente no veías dos chicas bailando. Hoy la sociedad ya no tolera esas censuras.

G. M.: –Hay contextos donde todavía es súper disruptivo que pase eso. O que se besen es un escándalo. Hay tensiones, no es que ya todo se naturalizó y ya hicimos la revolución. Creemos que estamos haciendo un cambio fuerte y profundo, pero es súper fuerte, trabajoso, no es lineal.

V. K.: –Y en algunos espacios no se podrá convivir, pero existirán y aparecerán otros, que eso está buenísimo.

B. V.: –Pero está pasando y es notable. Capaz hay alguien bailando con el pañuelo verde y hay miradas, o dos chicas, pero ya es mucho más difícil que te apaguen la música.

–Hay un circuito más joven donde es muy común ver parejas del mismo sexo bailando. Incluso. el campeonato intermilongas lo ganó un pareja de chicas, ¿no?

V. K.: –Y en el Mundial pudo anotarse una pareja de chicas y si bien no ganaron, hubo un debate, les hicieron un reportaje, y muchos planteaban si eran pareja. Ellas contaban que simplemente eran amigas, gustaban de esto y no tenían ganas de esperar a conseguir una pareja varón porque se llevaban bien bailando juntas, lo disfrutaban y punto. Y estuvo buena la visibilidad. Porque podría haber sido de otro modo el planteo, pero la nota estaba buena y abría cabezas.

B. V.: –Una tensión es que yo no sabía que a estas pibas les habían preguntado si eran pareja. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué el foco? 

G. M.: –También hay ahí una fijación de la heteronorma y la relación sexoafectiva entre los bailarines o los cantantes. Esa cosa de los matrimonios. Eso está, y también es disruptivo que sean amigas o haya una simple relación de trabajo. O las maternidades. Cuando estaba embarazada fui a milongas. No mucho, pero vi un conflicto ahí con el cuerpo embarazado. Hay un montón de cuestiones con qué cuerpos bailan, qué vínculos eróticos o afectivos hay, qué orientaciones tienen. No se puede desandar tanto en tan poco tiempo, ¡pero la verdad que venimos haciendo un quilombo bárbaro! Y me parece que también está la cuestión del trabajo, que hay un discurso que aún en los contextos más cooperativos o autogestivos, todavía ahí el cupo está complicado.

J. B.: –Me parece que esa pregunta de si eran pareja o no, no era inocente. Si le preguntan a una mujer y a un hombre si son pareja, la pregunta va para un lugar. Pero a dos chicas es distinto. Hay algo ahí, en el baile, en la acrobacia, del ojo puesto en la mujer como objeto, como cuerpo deseado. Siempre está esa sumisión, esa denigración, la solterona. El milonguero que se escabia todas las noches es el más capo. Y si a vos te gusta milonguear todas las noches sos una puta, una trola, o te preguntan cuándo vas a tener hijos. En el tango se notan mucho esos conceptos arraigados como sociedad machista y patriarcal. Pero por eso también es un lugar muy rico para empezar a mover todo eso. Y estando ahí, presentes, ir a la milonga y decidir “yo salgo a bailar también”, “yo bailo con quien quiero”. Yo me siento muy cómoda bailando con un montón de mujeres, se genera otra conexión, no está la cuestión de “yo te marco”. Ojo, hay muchos hombres que hoy en día se abren. Los roles salen de lo binario, de quién conduce y quién es conducido.

–¿Qué tensiones y obstáculos aparecen en el camino?

V. K.: –Hay un montón de cosas por cambiar. Por ejemplo, la mayoría de los directores de orquesta son varones. En este Festival va a haber directoras mujeres. Estarán (Analía) Goldberg y Pamela Victoriano de la Empoderada.

–En el caso de Goldberg, llama la atención que es la “Orquesta Típica Chino Laborde”, pero la directora es ella.

B. V.: –Pero quienes conocemos sabemos que la directora es ella. Y tiene mucha trayectoria.

G. M.: –Siempre pasa que la orquesta Ariel Ardit es “Ariel Ardit” y el director es otro chabón. Y en este caso es una mujer la que está bancando todo, haciendo los arreglos y dirigiendo. Eso está re bueno.

V. K.: –Con el tema cantores también, tienden a ser varones, pero ahora se está abriendo. La Romántica Milonguera tiene una y uno, la Rojo Rubí que es del mismo director también tiene pone mujeres.

B. V.: –Entre los instrumentistas también pasa, somos muchas más y estamos en casi todas las orquestas

V. K.: –Entre los organismos oficiales sí hay más resistencia. En la Orquesta de Tango de la Ciudad el cantante es y seguirá siendo un varón. Los arreglos no se cambian de tonalidad y para mujer hay una lista de diez temas, un repertorio así chiquito. Y no están dispuestos a cambiar.

G. M.: –Además de que te piden reproducir la figura de femme fatale, ¿no?

V. K.: –Mirá, desde que empecé en el tango siempre tuve que hacer el laburo de transcripción a mi tono, porque en editorial todo está impreso para varón. Incluso haciendo talleres, me sorprendió encontrar cosas compuestas y estrenadas por una mujer, en tono para varón en la partitura impresa. ¿Cómo puede ser?

B.V.: –Ella hablaba hace un rato de la laxitud de los roles en la danza, que ya no hace falta que como mujer espere, que puede proponer más, que hay una cosa más flexible. Trasladándolo a la música, para resumir, lo que está pasando es que nos toca como mujeres empezar a ocupar esos espacios, que nuestras voces sean escuchadas y reivindicar que podemos ser directoras de orquesta, y voy a ser igual directora que un varón. Porque luego, en escena, todavía falta. En el QNLB soy la única mujer. En Astillero hay una sola o dos. Siempre son mayoría los hombres. ¿Cómo conquistar esos espacios? Es una pregunta para hacernos hacia adentro de la escena musical. ¿Cómo generarnos esos espacios? ¿Cómo hacer que nuestra voz sea escuchada y respetada igual que la de un varón? ¿Cómo tener nuestra voz de compositoras y arregladoras? Espacios en los que igual hay que remar, remar y remar.

* Programación completa en www.facebook.com/FestivalTango LaBoca/