Desde La Cumbre
La galería Júpiter, de la artista Ana Gilligan, cumplió diez años.
–¿Cómo fue la fundación de la galería?
–Júpiter simboliza, entre otras cosas, la confianza en la abundancia de la vida. Con esa fe, en 2006 abrimos la galería de arte Júpiter en La Cumbre. Si bien parecía una apuesta de riesgo, esta nave que es Júpiter nos permitió expandirnos como artistas.
–¿Cómo se ejerce el galerismo en La Cumbre?
–Como un vía de circulación de ida y vuelta entre la periferia y el centro, aportando una mirada lateral de la escena artística, conscientes de que el hecho de vivir en contacto con la naturaleza se refleja en nuestro pensamiento y por ende en nuestras obras.
–¿Cuáles son los desafíos a partir de ahora?
–Decidimos hacer pie en las redes sociales, un ámbito que nos mantendrá en contacto fluido y continuo con clientes y amigos.
Además, estrenamos un nuevo espacio: hoy Júpiter es la cara visible de una casa de artistas, con la atmósfera sensible y cálida de siempre, donde se pueden encontrar pinturas, dibujos, fotografías, objetos, libros de artistas y algunas rarezas de Martín Kovensky, Leopoldo Estol, Nina Kovensky, José Correa, Luciana Bertoloni, Ariel Montagnoli. Y también está mi propia obra. Júpiter queda en 9 de Julio 346, La Cumbre, Córdoba. Pueden visitarnos en Facebook y en Instagram: Galería Júpiter. email [email protected]