El gobierno viene presionando a las petroleras para que bajen el precio de sus combustibles a partir de diciembre. Antes de que el dólar volviera a desperezarse, desde la secretaría de Energía habían dejado trascender que el recorte debería llegar al 10 por ciento en el caso de las variedades premium por la reciente baja del crudo. Sin embargo, las empresas aseguran por lo bajo que van a resistir la embestida oficial. “Acá el shock no fue el crudo sino la devaluación. Entre mayo y noviembre en el downstream (refinación y comercialización) no se llegaban a cubrir los costos y en el año las pérdidas rondarán los 1500 millones de dólares”, señalaron a PáginaI12 desde una de las compañías.
En la industria remarcan que el precio de los combustibles está desregulado por decisión del gobierno. Por lo tanto, se sorprenden de que sea el mismo gobierno el que presione por lo bajo para que bajen los precios. “En Argentina el precio es resultado de la oferta y la demanda. Desde mayo el sector perdió plata porque compraba un crudo que nunca lo pudo trasladar a la tarifa. Recién ahora los precios están empalmados con los costos. En el gasoil incluso todavía deberíamos aumentar un poco más”, agregó la fuente. Luego buscó dejar en claro que más allá de la situación actual, también hay que tomar en cuenta lo que pasó en los últimos meses: “Hay que retrotraerse al 2002 para encontrar otra perdida como la actual en el downstream. Importar gasoil premium en junio para venderlo al precio que lo vendíamos era prácticamente una donación”.
Las petroleras también cuestionan al secretario de Energía, Javier Iguacel, por su propuesta de publicar “precios indicativos” para condicionar a las compañías, la cual pareciera haber quedado en la nada. “El precio de referencia no tenía sentido. Iban a publicar unos valores y en las estaciones de servicio iban a figurar otros”, subrayan desde las empresas. Las petroleras además están molestas con el gobierno porque aseguran que se las quiere responsabilizar por la inflación. “El problema de la inflación no es por culpa nuestra. Es porque la macro no está cerrando”, retrucaron a Página/12.
Al margen de esta disputa, el sábado subirá el impuesto a los combustibles un 14,1 por ciento por la inflación del tercer trimestre. El impacto en las naftas sería de un peso por litro y en el gasoil de 70 centavos. Por lo tanto, los combustibles no solo podrían no bajar sino que hasta podrían llegar a subir si las petroleras trasladan ese costo al consumidor. El principal freno para avanzar pareciera ser el derrumbe de la demanda. En noviembre las ventas de naftas cayeron 4 por ciento y las de gasoil un 8 por ciento.