Si no aparece una oferta superadora en lo económico, y el Tribunal de Disciplina no dispone otra cosa, la Conmebol podría oficializar en las próximas horas que la final de la Copa Libertadores se jugará el 8 de diciembre en Doha, Qatar, a 13.306 kilómetros.
Como Conmebol debe reembolsarle un dinero importante a River debido a la venta de tickets equivalente a cerca de 2,5 millones de dólares, ese país es el de mayor poderío monetario tiene. Además, el “Millonario” percibirá el costo de los dos operativos policiales, correspondientes a la jornada suspendida del sábado 24 y a la del domingo 25, que tras abrirse la puertas del estadio volvió a suspenderse.
La posibilidad está condicionada a que el Tribunal de Disciplina no decida darle por perdida la revancha a River y que el ganador sea Boca o que se juegue a puertas cerradas.
Más allá de que Conmebol entiende que en Argentina no hay garantías de seguridad, otros países sudamericanos no llegan a pagar el dinero que le proporciona Qatar. La opción B, por ahora, es jugar el domingo 9 en Asunción a puertas cerradas en el estadio Defensores del Chaco.
Qatar, que organizará el Mundial 2022, tiene muy buena relación con Conmebol, al punto tal que el sheikh qatarí Hamad bin Khalifa bin Ahmad Al Thani estuvo presente en abril en un congreso que se realizó en Buenos Aires, al que asistió el propio presidente de FIFA, Gianni Infantino.