Página/12 En Bolivia
Desde Cochabamba
El gobierno de Evo Morales cumplió 11 años en el poder el domingo pasado. A modo de celebración, cambió la mitad de su gabinete, eliminó dos ministerios y creó uno, el de Energías, destinado a dejar de depender en el futuro de fuentes finitas, como el gas y el petróleo. En su informe a la Asamblea Legislativa Plurinacional, evaluó triunfos, falencias y desafíos de cara a los dos años que le quedan en el cargo. Con un ambiente festivo, propiciado por la declaración de feriado nacional (el 22 de enero es el Día de la Fundación del Estado Plurinacional), a la mañana siguiente aguardaban algunas incertidumbres: desde 2014 el crecimiento empezó a disminuir. Y la pobreza, luego de diez años de caída ininterrumpida, volvió a subir, aunque mínimamente. Para Morales, esta es “la mayor preocupación”.
El domingo la plaza Murillo, en la ciudad de La Paz, adonde miran el Palacio Quemado y la Asamblea Legislativa, comenzó a llenarse de temprano. Gente venida de comunidades y ayllus iniciaron los rituales para pedir respetuosamente a la Pachamama que permitiera a las bolivianas y bolivianos disfrutar de las cosas buenas de la vida. O como dirían algunos teóricos indigenistas, que les ayude a afianzar el modelo de desarrollo del Vivir Bien. No vivir mejor que nadie, sino vivir con lo justo y necesario colectivamente, para que la felicidad alcance a todos. Más tarde empezaron a llegar turistas de países que están en época de vacaciones, como Argentina, Brasil o Perú, ataviados con ponchos, gorros andinos, pulóveres con dibujos de llamas y enarbolando wiphalas, como si fuera que así lograrían mimetizarse con los locales.
Desde fines de 2016 Morales avisaba que cambiaría a “uno o dos” ministros, que quería darle una fuerza nueva a su gabinete. En la mañana de ayer, sorprendió a propios y ajenos con la remodelación de su equipo de ministros. Se fueron dos históricos y los más duros a la hora de defender el “proceso de cambio” encarado por Morales. El canciller David Choquehuanca, quien lo acompañaba desde 2006; y Juan Ramón Quintana, ahora exministro de la Presidencia (un cargo parangonable al Jefe de Gabinete en Argentina), un Mayor del Ejército retirado con lengua de sable a la hora de defender al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) en todo terreno. Entró en su lugar René Martínez, exsenador del oficialismo. Quintana había sido ya ministro de la Presidencia entre 2006 y 2009. Luego fue removido del cargo para recuperarlo en 2012 hasta la fecha. Su estilo frontal ante los conflictos internos y el lógico desgaste de la función le habían deparado enemigos tanto en la oposición como puertas adentro de los movimientos sociales indígenas y campesinos que son el sostén del gobierno de Morales.
Nadie se veía venir la despedida de Choquehuanca, quien luego del presidente y del vicepresidente, Álvaro García Linera, era el más fuerte e influyente en las reuniones de gabinete. Choquehuanca tuvo un solo momento de duda, en 2011, cuando el conflicto entre Morales y los indígenas que defienden el Territorio Indígena Parque Nacional IsiboroSécure(TIPNIS) llegó a su punto más alto, con represión policial a la Octava Marcha Indígena incluida. Superada esta crisis, el ya excanciller volvió al redil y siguió defendiendo a este proceso político con tanta vehemencia como mantiene en estos días.
“Están sembrando intriga, desconfianza y miedo para erosionar la unidad de los pueblos indígenas, del pueblo boliviano, del gobierno, del instrumento político (el MAS). La casta global respalda, desde Washington DC, los ataques a la consolidación del proceso de cambio a través de una guerra mediática de cuarta generación”, dijo Choquehuanca ayer, en su discurso de despedida. Lo reemplazó Fernando Huanacuni, hasta ayer encargado de Ceremonial y Protocolo.
Morales eliminó los ministerios de Autonomías y el de Transparencia, que pasaron a ser viceministerios bajo la órbita de Presidencia y de Justicia, respectivamente. Además, creó el Ministerio de Energías y puso a su cargo a Rafael Alarcón, quien fuera gerente general de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE).
Con este reacomodamiento de las fichas, Morales espera garantizar el triunfo del MAS en las elecciones nacionales de 2019. Para lograr esto, también necesita mantener el crecimiento económico y el movimiento del consumo en la población. Todo esto, pese a la caída internacional de los precios de los minerales y del petróleo, que son puntales de la economía boliviana. En su informe a la Asamblea, Morales indicó que la renta petrolera pasó de 3.837 millones de dólares en 2015 a 1.746 millones el año pasado.
“Quiero decirles, hermanos y hermanas: la preocupación que tenemos es que en el último año no hemos bajado la pobreza como hemos bajado los primeros años”, dijo Morales. Explicó que en 2005 la pobreza en el área urbana era del 51,9 por ciento. Si bien en 2014 se redujo a un 30,5 por ciento, en 2015 subió al 31 por ciento. En el caso de la extrema pobreza del área urbana, el presidente indicó que en 2014 era del 8,3 por ciento, pero en 2015 ascendió al 9,3 por ciento.
“Puedo equivocarme, pero podemos corregirlo juntos, pensando en Bolivia. A 11 años de haber asumido el gobierno, los convoco para trabajar conjuntamente por nuestra querida Bolivia”, dijo Morales.