El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió ayer una de sus promesas de campaña y firmó una orden para retirar al país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), pieza clave del legado comercial en Asia y el Pacífico de su antecesor, Barack Obama, junto con otras dos contra el aborto y para congelar la contratación de funcionarios. Durante la campaña Trump calificó el acuerdo como “asesino de empleos”.
Había mucha expectativa sobre las órdenes ejecutivas que iba a presentar ayer Trump, al inicio de su primera semana completa como presidente, y después de que el mismo viernes, el día de su investidura, el magnate firmara una para comenzar a desmantelar la reforma sanitaria de Obama. La ceremonia de firma de decretos, incluyendo el que determina la salida del TPP, fue la primera actividad de Trump esta semana en el Salón Oval, ya que asumió el poder el pasado viernes.
El TPP había sido impulsado y firmado por su antecesor en la Casa Blanca, con el objetivo de formar la mayor zona de libre comercio del mundo. “Hemos hablado mucho de esto durante mucho tiempo’’, dijo Trump mientras firmaba la orden ejecutiva en el Salón Oval la Casa Blanca. “Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses’’, añadió.
Ese tratado, concebido como un contrapeso a la influencia creciente de China, fue firmado en 2015 por 12 países de la región Asia-Pacífico, pero no ha entrado en vigor. En Estados Unidos, el tratado aún debía recibir la ratificación del Senado, controlado por los republicanos, por lo que se consideraba altamente improbable. Los países signatarios, que representan casi el 40 por ciento de la economía mundial, son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
La administración Obama consideraba al TPP como el mejor tratado posible porque incluye no solo la eliminación de barreras comerciales, sino también normas sobre legislación laboral, ambiente, propiedad intelectual y compras estatales.
En contrapartida, durante toda la campaña Trump había afirmado que los acuerdos comerciales firmados por Estados Unidos habían provocado una salida de industrias hacia otros países, dejando un rastro de desempleo en el interior del país.
En sintonía con esa visión, ya adelantó que pretende conversar con el primer ministro de Canadá y el presidente de México una “renegociación’’ de las bases del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) porque lo considera desventajoso para Estados Unidos.
La salida de Estados Unidos del TPP, sin embargo, puede tener enorme impacto para el ambicioso proyecto comercial. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ferviente defensor del tratado, admitió a fines de 2016 que sin Estados Unidos el TPP “no tendría sentido’’. México ya anunció que está dispuesto a buscar acuerdos con los demás signatarios del acuerdo a fin de mantener vivo al TPP.
En el plano interno, sin embargo, surgieron los primeros ruidos en la comunicación entre Trump y los líderes del partido republicano en el Congreso. Tras el acto de ayer en el Despacho Oval, el influyente senador republicano y excandidato presidencial John McCain emitió un comunicado en el que denuncia que la decisión de salir del TPP es “un error grave” con “consecuencias duraderas para la economía estadounidense” y la “posición estratégica” del país en la región de Asia y el Pacífico.
De esa forma, se tornó evidente que el comercio internacional será un área donde el gobierno promover sensibles cambios. Mientras, el senador Bernie Sanders, quien compitió con Clinton en las primarias demócratas, se mostró satisfecho con la decisión de Trump y se comprometió a trabajar con él si demuestra “seriedad” acerca de “una nueva política para ayudar a los trabajadores estadounidenses”.
Algunos medios habían anticipado que Trump también firmaría ayer otra orden para iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan o, según sus siglas en inglés, Nafta), firmado con Canadá y México hace 20 años, algo que finalmente no se produjo.
No obstante, en un acto en la Casa Blanca este domingo, el presidente confirmó su intención de iniciar en breve la renegociación del Tlcan con el mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, al que recibirá el 31 de enero, y con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, con quien también prevé reunirse pronto.
Ayer, Trump firmó otros dos decretos: uno que determina el congelamiento a nuevas contrataciones en el ámbito federal, y otro que recorta la ayuda financiera a entidades no gubernamentales extranjeras que defiendan el aborto. El freno a las contrataciones en agencias federales también formaba parte de las propuestas de campaña, e incluso era una de las ideas de un paquete de seis iniciativas para “limpiar la corrupción’’ en Washington.
El decreto sobre las ONG extranjeras es, en cambio, una ya medida tradicional en gobiernos del conservador partido Republicano. Normalmente, los gobiernos demócratas mantienen el financiamiento a esas entidades.