Mientras los porteños pagarán un 38 por ciento más de ABL el año próximo, según el presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires aprobado por la Legislatura, a los trabajadores del Estado se les aumentará solamente un 26 por ciento. Además, el gobierno porteño proyectó para 2019 una mayor carga tributaria que golpea directo el bolsillo de los vecinos con aumentos que van desde el 90 por ciento en estacionamientos y acarreos; 58,4 por ciento en electricidad, y hasta el 54 por ciento en multas.
Según lo planificado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, además, en 2019 no se iniciarán obras públicas nuevas y solamente se limitará a terminar las comenzadas este año, para lo que se destinan más de 50 mil millones de pesos.
Tampoco habrá inversión en el subte para nuevas estaciones. El gobierno porteño renovó la eterna promesa incumplida de cada año de finalizar la construcción de 52 escuelas especialmente en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.
En sintonía con el gobierno nacional, el ajuste y el aumento de los intereses de la deuda pública, que supera los 25 mil millones de pesos, son la esencia del presupuesto con el que gobernará Rodríguez Larreta en 2019.
Tras un debate que duró casi tres horas y que se adelantó debido al G20, el proyecto fue aprobado solamente por el bloque oficialista Vamos Juntos, mientras que tanto el kirchnerismo como el Bloque Peronista y los partidos de izquierda votaron en contra; y Evolución, el GEN y el Partido Socialista se abstuvieron. Fueron 34 votos positivos, 16 negativos y 9 abstenciones.
El pago por intereses de deuda alcanza los 25.815 millones de pesos, lo que representa un récord histórico de 8 puntos de participación en el gasto total. Los intereses de la deuda, que fueron el determinante para el presupuesto que elaboró el Ejecutivo porteño para el año que viene, aumentaron más del 77 por ciento producto del proceso devaluatorio de este año.
Según el análisis realizado por el Centro de Estudio Metropolitanos (CEM), en la última década el peso de la deuda en los gastos totales saltó de un promedio de 1-2 por ciento entre 2008 y 2016 a un 8,1 por ciento para el año próximo.
"En el presupuesto 2017 se destinaron 6584 millones al pago de deuda, el año que viene, en un salto de cerca del 300 por ciento nominal, se pasa a 25.815 millones de pesos", precisa el informe.
Una de las carteras más beneficiadas es la de Seguridad, ahora a cargo de Diego Santilli, que cuenta con una partida de 4100 millones de pesos, que incluye la construcción de nuevas comisarías por 1463 millones.
El presupuesto cuenta con partidas para la policía "nueva" que solamente apunta a salarios; pago de una deuda "espiralizada"; burocracia de altos cargos, gasto real que crece "casi 70 por ciento", aunque por otro lado quedan las escuelas rotas, niños y niñas sin vacantes, hospitales en tren de fusión, falta de inversión en subtes y nuevos espacios verdes.
El salario policial pasó de cero puntos en el 2008 a tener un 11 por ciento en el 2019, mientras que el salario docente perdió 9 puntos, ya qué pasó del 19 por ciento al 10 del gasto total. Mientras que los sueldos en el área de salud perdieron cinco puntos de participación.
Desde la oposición coinciden que es un presupuesto de "ajuste en recesión", y en el que los números "sólo cierran para pagar los intereses de la deuda". En ese sentido, precisaron que "gran parte del ajuste caerá sobre los salarios de los trabajadores públicos y sobre las partidas destinadas a vivienda, trabajo, educación, salud y cultura".
"El presupuesto aprobado ayer prevé una inflación del 23 por ciento y estamos cerrando el año con una inflación que casi llega al 50 por ciento, por lo que, en términos reales, el presupuesto tendría una caída de más del 6 por ciento (-6 por ciento de crecimiento), es decir, la ciudad tendrá un menor poder adquisitivo para cumplir con sus funciones, brindar servicios e invertir. Habrá menos recursos para satisfacer las necesidades de educación, salud, promoción y acción social, cultura y trabajo", detallaron desde el despacho del legislador Santiago Roberto.
Además, durante el año 2019, la Ciudad tendrá que hacerse cargo de más gastos de los que se ocupó hasta ahora, ya que el Gobierno Nacional va a dejar de financiar los subsidios al transporte de colectivos que suman unos 4100 millones de pesos; a la tarifa social de agua de Aysa por 380 millones de pesos; y de la electricidad por 700 millones de pesos; que fueron traspasados a la Ciudad.
Estos subsidios más la eliminación del "fondo sojero" representará para la ciudad un costo de 6050 millones de pesos, a lo que se le suma la caída de 7000 millones de pesos que se dejan de percibir de Ingresos Brutos (IIBB) por la adhesión al pacto fiscal. "Todo junto es un agujero de 13.000 millones de pesos", precisaron desde la Legislatura.
Según el análisis del CEM, "los gastos totales previstos para 2019 ascienden a 321.457 millones de pesos. Un 25,8 por ciento más que en 2018, cuando el presupuesto alcanzará los 255.456 millones de pesos".
"En el comparativo se observa claramente que, en relación al año anterior, es un presupuesto de menos obras y más deuda. Los gastos de capital sufren una variación nominal de apenas un 8,7 por ciento mientras los intereses de la deuda aumenta nominalmente un 77,2 por ciento, se destinarán 25.815 millones de pesos al pago de la deuda", señala el informe del CEM.
Según el análisis, "en términos nominales, pero mucho más en términos relativos cae la inversión pública, en obras. De 48.057 millones de gastos de capital en 2018 se pasa a 52.256 millones en 2019, un salto nominal de apenas un 8,7 por ciento que se convierte en negativo si se calcula la inflación proyectada".
Además, señala que en el marco de dos años de recesión, y con el impacto que esto tiene en los recursos propios de la Ciudad, el presupuesto "se propone una mayor carga tributaria".
"El GCBA proyecta aumentos del 90 por ciento en estacionamiento y acarreo, 58,4 por ciento a compañías de electricidad, 54 por ciento en multas y 38 por ciento en ABL", subrayan desde el CEM.
Por último, para el 2019 hay áreas que sufren fuertes caídas nominales: industria y comercio (-58,7 por ciento), cultura (-22,9 por ciento), turismo (-18,9 por ciento) y agua potable y alcantarillado (-17,8 por ciento). Se observa una caída sostenida del peso de las funciones educación y salud. De representar casi el 50 por ciento del gasto en 2008 a apenas supera el 30 por ciento el año que viene.