No hay partido. Ni en Madrid, donde resido, ni en Buenos Aires, a la que siempre estoy volviendo, ni en ningún lugar del mundo. Entiendo que soy de una época que ha caducado. Se trataba de hacer lo que nos inspiraba y eso incluía ganar un partido de fútbol con leyes honestas y claras. No se trababa de dinero. Se trataba de lo que ocurría mientas se disputaba el partido.
Si el fútbol no nace en cada partido la sociedad no puede pensar. Eso esta ocurriendo. No hay pensamiento ni objetivo ni crítico. Querer ganar a toda costa no es una opción. Es hacer trampa. Un directivo no puede ser parte del negocio. Ni un entrenador. Ni siquiera un jugador. Cuando eso ocurre desaparecen todos los referentes éticos. Las piedras hablan de un mandato. No las arrojan los idiotas. Llegan de más atrás.
Las leyes que rigen en el fútbol no prohíben ser mezquino, miserable, egoísta, deshonesto o mala persona en el campo de juego. Por cosas esenciales como esas no se va a la cárcel. No son ilegales dentro del universo del fútbol.
Ustedes podrán pensar que la sociedad es así. Y que el deporte vive dentro de esta sociedad. Probablemente sea cierto. Pero a mi me sigue gustando el fútbol y no esta sociedad. Incluso ciertas leyes de lo que se debe o no se debe eran inherentes a un lenguaje futbolero. A eso se le terminó llamando códigos. Bien… así era. Ahora no es.
En este momento más que nunca después de este funesto episodio, jugar no es evadirse. Sino enfrentarse con lo que no queremos ver. Por ejemplo, que ya no sabemos jugar. Todo aquello que ilustró e iluminó un deporte, ha sido devorado por una mercantilización devastadora. Me gustaría poder decir. No quiero más. Me retiro del amor al fútbol. No puedo. Cuando alguien hace un control orientado y luego de gambetear a dos contrarios introduce la pelota en un arco, yo grito gol.
Una parte mía me impulsa a reprimirme. No puedo dejar de participar. Sin embargo, estoy indignado y lo voy a seguir gritando. Desde aquí o desde los espectáculos que dirijo. Mi amor al fútbol me impone el grito y el disfrute. ¡Viva el fútbol! ¡Muera el fútbol!
* Maestro de actores. Director de Teatro.