El Comité Olímpico Internacional (COI) aumentó ayer la presión sobre la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA) y le prohibió a la entidad todo contacto con los organizadores de los Juegos de Tokio 2020. Lo hizo a través del anuncio de su decisión de “congelar la organización del torneo de boxeo” en en esos juegos olímpicos, mientras inicia una investigación a la muy controvertida federación.
“Los contactos oficiales entre la AIBA y el Comité de Organización de Tokio 2020, la venta de entradas, la aprobación e implementación del sistema de clasificación, la planificación de pruebas y la finalización del programa de competición” quedan por lo tantos suspendidos, precisó la comisión ejecutiva del COI en un comunicado.
La investigación “puede llevar al retiro del reconocimiento de la AIBA” por el organismo olímpico, precisó el COI, señalado “varios motivos de gran preocupación” en relación a las finanzas así como a la gobernación y la ética de la organización. Entre ellos, la ausencia de auditorías públicas de las cuentas de la federación, su incapacidad de mantener abierta una cuenta bancaria en Suiza, donde tiene la sede, y la consideración de su presidente, el uzbeko Gafur Rakhimov, por parte del Departamento del Tesoro estadounidense como un miembro del crimen organizado internacional.
A pesar de estas medidas, el COI promete “hacer todo lo posible para proteger a los deportistas y asegurar que tenga lugar un torneo de boxeo” en los Juegos de Tokio.
El boxeo, deporte histórico de los Juegos, ya provocó la ira del COI en 2016 en Rio, donde 36 oficiales y árbitros fueron suspendidos, sospechados de arreglo de combates. Y las relaciones no han mejorado con la elección de Rakhimov al frente de la AIBA a principios de noviembre.
Antes de la decisión de este viernes el COI ya había suspendido sus relaciones con la AIBA y congelado las ayudas financieras que le había proporcionado anteriormente.