Después de la reunión entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el chino, Xi Jinping, en Buenos Aires, el inquilino de la Casa Blanca calificó el acuerdo alcanzado como un pacto increíble y los medios chinos estatales alabaron los importantes consensos logrados. Expertos señalan que fue una señal correcta, pero no un avance significativo.
“Yo creo que este acuerdo no es un gran logro, sino que es más un intento de evitar un colapso”, dijo Paul Haenle, director del Centro Carnegie-Tsinghua, especializado en política global, con sede en Beijing. “No es el peor resultado que se podría haber alcanzado, pero el trabajo duro todavía está por delante”, aseguró el experto consultado por el periódico británico The Independent.
Después de la cena que coronó la primera visita de Trump a América Latina desde su asunción, el magnate neoyorquino accedió a suspender durante 90 días su plan de subir al 25 por ciento los aranceles estadounidenses a cientos de productos chinos, y abrió una ambiciosa e incierta negociación con China sobre su política económica. “Los presidentes Trump y Xi han accedido a comenzar inmediatamente negociaciones sobre cambios estructurales en la economía china”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, en un comunicado tras la reunión. “Las conversaciones tratarán, en concreto, sobre la transferencia forzada de tecnologías, la protección de la propiedad intelectual, las barreras comerciales no aduaneras, las intrusiones cibernéticas y el robo cibernético, los servicios y la agricultura”, precisó.
Ambas potencias tratarán de completar esas negociaciones en los próximos 90 días, y, mientras dure el diálogo, Trump ha accedido a dejar en el nivel del 10 por ciento los aranceles a productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares a partir del 1 de enero de 2019, y no subirlos por ahora al 25 por ciento, como estaba previsto.
Ese era el gran objetivo de Xi en la reunión del sábado, dado que esos aranceles afectan a más de un tercio de las exportaciones chinas anuales a Estados Unidos, entre ellos productos como frutas y verduras, cereales, textiles, material de construcción, productos químicos, combustibles, tabaco y alcohol. “Si cuando acabe ese periodo (de 90 días), las partes no han conseguido alcanzar un acuerdo, los aranceles del 10 por ciento se subirán al 25”, advirtió Sanders.
A cambio, China se comprometió a aumentar sustancialmente sus compras de productos agrícolas, energéticos, industriales y de otro tipo procedentes de Estados Unidos, aseguró la portavoz. “China ha accedido a comenzar inmediatamente a comprar productos agrícolas a Estados Unidos para reducir el desequilibrio comercial bilateral”, garantizó.
Frente a estos resultados, Trump se mostró entusiasmado. “Es un acuerdo increíble. Lo que haremos es frenar las tarifas. China se abrirá, China se va a deshacer de las tarifas. China va a comprar una enorme cantidad de productos nuestros”, afirmó el mandatario después de la cena.
Por su parte, el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, confirmó que ambas partes pactaron no aplicar aranceles adicionales a partir del 1º de enero. Wang, citado por la agencia estatal de noticias Xinhua, aseguró que el acuerdo marca la dirección de las relaciones chino-estadounidenses para el futuro, que estarán basadas en la cooperación y la estabilidad.
China también anunció su decisión de clasificar al fentanilo (un narcótico sintético más potente que la morfina) como una sustancia controlada, acto que fue aplaudido por el gobierno estadounidense. “El presidente Xi, en un un maravilloso gesto humanitario ha acordado clasificar al fentanilo como una sustancia controlada, lo que significa que las personas que vendan fentanilo a Estados Unidos estarán sujetas a la pena máxima que rige en la ley china”, indicó el comunicado de la Casa Blanca.