El Banco de la República Popular de China y el Banco Central de la República Argentina firmaron un acuerdo suplementario por el cual amplían el swap de monedas en 60 mil millones de yuanes (equivalente a 8600 millones de dólares). En julio de 2017, ambos países habían suscripto un convenio similar de complementación, tras el acuerdo inicial firmado a comienzos de 2016. Con lo cual, la disponibilidad total con el nuevo acuerdo alcanza a los 130 mil millones de la moneda china.
El convenio entre ambas partes señala que “este nuevo acuerdo contribuirá a promover una mayor estabilidad financiera y a afianzar la relación entre ambos bancos centrales. El mismo facilitará también el intercambio comercial entre ambos países”. Estos fondos serán destinados a reforzar las reservas internacionales del Banco Central, tal como ocurrió con el que había recibido Argentina en el año 2016.
El mecanismo del swap es una modalidad de préstamo en una moneda distinta al dólar, que se garantiza a través de una puesta en disponibilidad de un fondo de similar valor en la moneda del país tomador (en este caso, Argentina). Si bien funciona como un acuerdo entre iguales, la diferencia está dada porque usualmente se trata de una relación entre un país que necesita financiamiento (en este caso, Argentina) y un país con capacidad financiera del otro lado como para solventar el acuerdo (en este caso, China). Es una puesta a disponibilidad de un crédito que, en caso de no utilizarse, no tiene costo alguno.
Argentina empezó a utilizar este mecanismo en el segundo gobierno de Cristina Fernández, y el mecanismo fue duramente descalificado por diversas y falaces razones por parte de la oposición de entonces. La misma que hoy forma parte de la Alianza Cambiemos en el gobierno.
Para China, a su vez, el mecanismo de acuerdos de swaps es una forma de promover su moneda e ir ocupando un lugar en la economía monetaria que hoy es absolutamente dominado por el dólar. De allí que Estados Unidos no ve con buenos ojos este tipo de acuerdos, sobre todo en áreas como Sudamérica, que Washington considera absolutamente dentro de su exclusiva órbita. Más allá del indudable alineamiento del gobierno argentino con el gobierno de Estados Unidos, el swap de China se presenta como una necesidad imperiosa para el actual modelo económico, al no tener acceso a financiamiento en el mercado financiero global.