Boca se llevó de Avellaneda tres puntos que no mereció y también se llevó muchas dudas, acerca de las conclusiones que debe sacar de este partido en relación a lo que le importa mucho más, que es el encuentro de la semana que viene contra River, por la final de la Copa Libertadores. El técnico de Boca armó un “collage” con seis jugadores que se supone que van a ser titulares en Madrid (Andrada, Magallán, Olaza, Buffarini, Almendra, Villa), cuatro que van a ir al banco (Zárate, Gago, Goltz, Benedetto) y uno que no va a estar (Chicco). Después, en el segundo tiempo, entraron Cardona (que avanzó algunos casilleros en la carrera por entrar) Mas e Izquierdoz (que va a ser titular).
Boca jugó muy mal en el primer tiempo, etapa en la que fue superado en todos los planos por el rival, mejoró un poco en la período final con la entrada de Cardona por Chicco, que implicó otro armado en el medio, consiguió su gol y después de la expulsión de Magallán (mal echado porque la primera amarilla no correspondía) se metió en su propia área y se limitó a aguantar el asedio. Andrada se mostró muy seguro en los remates francos, pero mostró algunas debilidades en el juego áereo, como por ejemplo en la mala salida que terminó con la pelota en la espalda de Meza y de ahí a la red. Lo salvó Herera cobrando un foul inexistente. Anduvo bien Buffarini, correcto Almendra, inseguro Olaza (lo reemplazaron por precaución), flojo Zárate, intermitente Benedetto y mal Villa en todo el partido. Todos datos para que los mellizos muevan las piezas la semana próxima. Con la cabeza en otra cosa, Boca se llevó un premio exagerado.
La hinchada de Independiente también parecía jugar en dos frentes distintos cantando mucho contra Boca y la Conmebol, pero los jugadores, en cambio, se metieron de cabeza en el partido conscientes de que estaban ante una buena oportunidad para ganar, acercarse a Racing, y mostrar su juego vistoso y efectivo. Pudo ganar Independiente. Debió ganar porque creó muchas situaciones de gol, porque le anularon mal una jugada de gol por supuesta falta de Meza, no le dieron un penal (Magallán a Romero), y fue el equipo que más hizo por el espectáculo casi de punta a punta.
Sin grietas en el fondo, con Campaña aburrido, firme en la contención con Domingo, dinámico en el toqueteo de los del medio (bien Meza, Benítez y Romero), los 45 minutos iniciales de Independiente fueron impecables, y solo les faltó concretar en la red todo eso que insinuaba en el juego. Tal vez la única mancha de su actuación tienen que ver con la falta de puntería, el apresuramiento o el toque de más, para resolver situaciones favorables. Su falta de definición queda más expuesta en comparación con la del rival, que llegó dos veces a posición de gol y facturó en una de ellas. En el primer tiempo el único acercamiento de Boca había sido un tiro débil de Zárate, en el segundo, Cardona apareció por la izquierda con alguna libertad, amagó, enganchó hacia adentro y metió un fuierrazo que se metió contra el palo derecho de Campaña. Sobre la hora, en una contra casi Boca mete el segundo. Hubiera agrandado la injusticia del resultado.