Sorprende la falta de reacción nacional frente a la engañosa campaña del Gobierno por reducir, vaciar y quebrar Aerolíneas Argentinas. El presidente Mauricio Macri declaró el 8/11/18: “Todas las líneas aéreas que funcionan acá y en la mayoría del mundo no requieren que los ciudadanos del país pongamos plata todos los meses”, lo cual es una vieja mentira, dado que los subsidios al transporte aéreo son moneda corriente en todo el mundo, como en el “desregulado” mercado aerocomercial estadounidense, cuyas líneas aéreas (todas ellas privadas) recibieron 5 mil millones de dólares en subsidios directos y otros 10 mil millones de dólares en préstamos luego del 11 de septiembre de 2001, o en líneas europeas o de Medio Oriente como Qatar Airways, Etihad Airways y Emirates. El General Perón –que creó Aerolíneas Argentinas en 1949– dijo: “Jamás he pensado que se pueda mantener una actividad aérea comercial sin déficit. Todos los países del mundo lo tienen, aún fabricando sus aviones y teniendo viejas experiencias en esos servicios”.
Por el contrario, el gobierno de Macri desde su asunción ha ido reduciendo los subsidios otorgados a Aerolíneas Argentinas con el objetivo de eliminarlos completamente para el 2019. Este brutal desfinanciamiento se verá agravado aún más por la venta de activos y el incremento de deuda en moneda extranjera por miles de millones de pesos que el Gobierno de Cambiemos planea realizar el próximo año.
Paralelamente, el Gobierno viene implementando “la revolución de los aviones”, que básicamente consiste en entregarles las rutas aéreas de cabotaje más rentables a líneas aéreas low-cost, en tanto que las rutas menos rentables pero vitales y estratégicas para la conectividad en un país de las dimensiones de Argentina siguen siendo cubiertas exclusivamente por Aerolíneas y Austral. Al mismo tiempo, se le facilita a las low-cost como Flybondi el acceso a las rutas de cabotaje más rentables, descuentos impositivos en Bariloche y provincia de Córdoba así como un subsidio directo por cada uno de sus empleados radicados en esa provincia, (no obstante haber alcanzado Flybondi el triste récord de cancelar 94 vuelos en una sola semana, dejando varados a miles de pasajeros, y sufrir 850 incidentes técnicos graves en solo seis meses).
La realidad es que detrás de los embustes y silencios, el gobierno de Cambiemos está reduciendo la capacidad de Aerolíneas de generar ingresos de divisas. Ejemplo elocuente son el cierre de la ruta Buenos Aires-Barcelona por considerarla “no rentable”, cuando la low-cost Level (subsidiaria de Iberia y controlada por British Airways) realiza nueve vuelos semanales entre Buenos Aires y Barcelona, y el cierre de las oficinas comerciales de Aerolíneas Argentinas en Punta del Este, mientras que el ministro Dietrich autoriza vuelos desde la base militar de El Palomar y Flybondi anuncia su nueva ruta Buenos Aires-Punta del Este.
La desinformante campaña pública de desprestigio sobre Aerolíneas Argentinas encubre los reales motivos del conflicto, a los que se suma la reciente provocación de la suspensión de 376 empleados de la compañía. Todavía se repiten los argumentos canallas que usaba Neustadt para privatizar los ferrocarriles: “Nos cuestan un millón de dólares por día”, silenciando las fabulosas externalidades económicas que generaban los trenes y que no constaban en sus balances contables. ¿Sin esos aportes que hacían los trenes, qué hubiera sido del desarrollo del país y sus provincias? Las escuelas, los hospitales, los tribunales, las fuerzas de seguridad y demás servicios públicos no son un costo sino una necesaria inversión porque no tienen como finalidad generar renta sino dar un servicio seguro y de calidad al conjunto de la comunidad.
Por otra parte, lo que no mencionan el presidente Macri ni su ministro Dietrich es que Aerolíneas y Austral vuelan a siete provincias argentinas a las que ninguna otra línea aérea llega, lo cual no solo resulta fundamental para esas provincias por razones de comunicación, sino también en términos económicos. Según un estudio de la Universidad de Oxford, por cada puesto de trabajo en Aerolíneas Argentinas se crean de 2,7 puestos de trabajo indirectos, así como por cada peso de valor agregado generado por Aerolíneas se producen 2,94 pesos como resultado del impacto de la cadena de valor y de los gastos de sus empleados a nivel local.
En un país como Argentina que tiene una gran extensión territorial, población muy desigualmente distribuida, zonas económicamente muy pobres y con bajísima conectividad con el resto de la Nación, la oferta de servicios de Aerolíneas y Austral facilita una amplia gama de actividades económicas, permitiendo interacción comercial, inversiones y, en particular, una contribución económica significativa a través de la actividad turística de los visitantes que viajan a esas provincias.
Asimismo, los vuelos internacionales de Aerolíneas no solo representan un ingreso genuino de divisas para la Nación que de no ser así irían al exterior (tal como sucede con los U$S 5.000 millones anuales que Argentina paga en concepto de flete naval por sus exportaciones) sino que también resultan claves en la integración regional Sudamericana ya que 74% de los arribos a aeropuertos argentinos procede de países de América del Sur (15% corresponde a América del Norte y Central, 9% a Europa y 2% al resto del mundo).
Ejemplo mayor del duro perjuicio hacia nuestra línea de bandera, es haber abandonado el transporte aéreo de carga que es el segmento más rentable del negocio aerocomercial. El mismo ha quedado en manos de LAN, American Airlines y Martinair (subsidiaria de Air France-KLM) que llevan al exterior nuestros fletes de limones, arándanos y demás cargas exportables.
En síntesis, el Gobierno desinforma y oculta la función social y de integración regional que cumple nuestra aerolínea. Es una política violatoria de la ley 19.030 que designa a Aerolíneas Argentinas como la empresa ejecutora de la política aerocomercial del Estado.
La comunidad entera -organizaciones sociales, partidos políticos, sindicatos, universidades y entidades empresarias- debe movilizarse para detener esta política destructiva que va a contramano de las necesidades del país. El proyecto estratégico nacional necesita que nuestras aerolíneas, en lugar de reducirse, abran más rutas que faciliten mayores intercambios económicos, comerciales, turísticos y culturales con más países y continentes. Por todas estas razones, es un deber movilizarse para impedir el vaciamiento y la quiebra de Aerolíneas Argentinas y Austral.
* Senador Proyecto Sur.