La izquierda latinoamericana no se reduce a la de los países que tienen o han tenido gobiernos antineoliberales en este siglo, además de México, donde López Obrador finalmente ganó las elecciones y asumió el sábado pasado la presidencia. En el último año, dos candidatas de dos países tuvieron sorprendentes desempeños en una votación que las proyecta como importantes y nuevas líderes de la izquierda de Perú y de Chile. Después de un buen desempeño de Veronika Mendoza, a la cabeza del Frente Amplio, infelizmente el frente se ha dividido.
En compensación, en Chile se dan todos los señales de que hay una nueva izquierda que vino para quedarse y disputar las próximas elecciones municipales y la presidencial, con buenas perspectivas de victoria. Esas fuerzas están agrupadas en el Frente Amplio, que abriga alrededor de 13 grupos políticos, de distintos matices, desde democrático liberales hasta anticapitalistas que, producto de procesos de fusión en curso, se volverán menos partidos. El Frente Amplio concurrió a la presidencia con la periodista Beatriz Sánchez que, a pesar de que las encuestas predecían que no llegaría a los dos dígitos de votación, alcanzó un 21 por ciento, casi llegando a la segunda vuelta. El Frente Amplio eligió una amplia bancada de 21 diputados y una senadora, por varias regiones del país, superando al Partido Comunista y a la Democracia Cristiana, constituyéndose en la tercera fuerza en la Cámara, poco atrás del Partido Socialista.
De hecho, la crisis del Partido Socialista, después del segundo mandato presidencial de Michelle Bachelet, abrió espacio para que una nueva fuerza ocupara el lugar central de la izquierda. Hasta ese momento Chile había vivido cuatro mandatos de la Concertación —alianza entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana— y, más recientemente, la alternancia entre dos gobiernos de Bachelet y dos de Sebastián Piñera, que han respresentado, estos últimos, el retorno de la derecha al gobierno, después del final de la dictadura de Pinochet.
Además de la candidatura de la principal dirigente del Frente Amplio, la izquierda cuenta con un joven alcalde de Valparaiso, Jorge Sharp, que igualmente de forma sorprendente, triunfó sobre candidatos tanto de la derecha como de la Concertación, y hace un muy buen gobierno, con gran respaldo popular. Como ejemplo de una forma democrática y popular de la gestión de ese joven alcalde, él tuvo un enfrentamiento con las fuertes empresas de especulación inmobiliaria, que pretendían construir, en uno de los cerros que caracterizan a Valparaiso, edificios de más de 20 pisos, alterando radicalmente el paisaje urbano de la región, amén de los problemas de contaminación, de transporte, entre tantos otros. La alcaldía logró movilizar a la población local, directamente afectada por aquellos proyectos, además de la opinión publica de la ciudad, e imponer un límite máximo de cuatro pisos. Una gran victoria de la alcaldía y de la población sobre esos pulpos inmobiliarios.
Forma parte del Frente Amplio el partido Poder Ciudadano, que yo tuve la posibilidad de conocer, como ejemplo de los componentes de la alianza. Un partido que agrupa a militantes de las movilizaciones estudiantiles, pero sobre todo de la militancia en barrios populares de distintas regiones de Chile. Es un buen ejemplo de lo que es la nueva izquierda chilena.
Un buen grupo de militantes jóvenes, ya con buenas experiencias de trabajo de masas, con excelente nivel político, con interés en la formación política, entusiastas y confiados en el futuro del país. Buscan la construcción de un proyecto nacional y popular para Chile, en el marco de la lucha democrática de masas, dirigidos por una cientista política, Karina Oliva, con un estilo nuevo y creativo de dirección política.
Participan también del Frente Amplio grupos políticos como Revolución Democrática, Movimiento Autonomista, Partido Humanista, Partido Liberal, Izquierda Libertaria, Partido Ecologista Verde, Izquierda Autónoma, Partido Igualdad, Nueva Democracia, Partido Pirata de Chile, Movimiento Socialismo y Libertad y Movimiento Democrático Popular. Por el simple enunciado de los nombres de los grupos se puede constatar la diversidad agrupada en el Frente Amplio, que trata de hacer de ese aspecto un elemento de fuerza, en el marco de una fuerte unidad, aún con diferencias, a veces de cierta magnitud sobre algunos temas de Chile y de política internacional.
Esa es, indudablemente, la nueva cara da izquierda chilena. Después de la imborrable experiencia del gobierno de Salvador Allende, de la durísima resistencia a la dictadura de Pinochet, de la frustrante experiencia de la larga transición democrática, el Frente Amplio marca el nuevo capítulo de la historia de la izquierda chilena, que prepara un desempeño aún mejor en las elecciones municipales de aquí a un año y medio y de las presidenciales, en tres años y medio más.