El Poder Judicial liberó a los hermanos Axel Ezequiel Abraham Salomón y Kevin Gamal Abraham Salomón, los dos jóvenes musulmanes acusados de tenencia de arma de guerra y acopio de armas y municiones en una causa que instruye el juez federal Sebastián Ramos, y por la cual estuvieron 22 días detenidos, a pesar de que las armas incautadas pertenecían a una herencia familiar. Ayer, el magistrado dictó la falta de mérito de Axel y mantuvo el procesamiento Kevin Gamal por guardar en su casa del barrio de Floresta el arma de su bisabuelo. Por el mismo motivo, también procesó al padre de ambos Marcelo Abraham Salomón, y les trabó embargo por 300 mil pesos.
El Ministerio de Seguridad, encabezado por Patricia Bullrich, había anunciado con bombos y platillos la detención de los jóvenes después de los allanamientos a su casa, a raíz de una presentación de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), que había dado crédito a una denuncia anónima que les llegó por mail. “En un gimnasio hay una persona que se llama Gamal Salomón, musulmán y partidario del Hezbolá. Si bien no tengo contacto con él, esta persona viaja varias veces por año al Líbano a entrenar”, sostenía el anónimo en el que el abogado de la DAIA, Joel Broitman, basó su denuncia radicada en enero pasado.
Inclusive, desde el mismo ministerio se llegó a decir que “serían partidarios del grupo terrorista Hezbollah y habrían recibido entrenamiento militar en distintos viajes por Medio Oriente”. El abogado de los jóvenes, por su parte, desde un primer momento advirtió que se trataba de “un burdo armado” que se caería con rapidez, mientras la comunidad árabe denunciaba que la detención de los Abraham Salomón era “un mensaje de disciplinamiento” hacia todos ellos.
Los padres de los dos hermanos realizaron en ese momento una conferencia de prensa para defender su inocencia y subrayaron que las armas incautadas eran una herencia de la familia. “Somos musulmanes, no terroristas. Las armas fueron herencia de un abuelo y estaban guardadas”, destacaron allí y denunciaron los prejuicios en su contra por el sólo hecho de profesar su religión. “No entiendo por qué quieren estigmatizar tanto, debe ser porque somos musulmanes, pero no me voy a ir de mi país, no voy a negar mi religión. Mire si no somos argentinos, tengo un primo que fue a la guerra de Malvinas”, había dicho Salomón.
Entre las declaraciones testimoniales que se citan ayer en el fallo está la del preparador físico Marcelo Ledesma, encargado del gimnasio Fitness, quien dijo que –lejos de jactarse de pertenecer al Hezbollah y de hacer exhibición de armas como afirmaba el mail anónimo que generó la denuncia– a los hermanos Salomón “los quieren mucho en el barrio, en el gimnasio concurren muchos chicos de la colectividad judía, siempre han sido muy respetuosos”. Por otro lado, el instituto Icana, vinculado a la Embajada de Estados Unidos, informó que Kevin Gamal Salomón era su empleado y que se desempeñaba en la parte administrativa, nada menos que en el área de gestión de visas.
Respecto a las armas, Kevin dijo que únicamente estaba al tanto de la existencia del rifle Mauser que guardaba en el placard de su habitación. También contó que ese viejo rifle nunca había salido de su casa y que no tenía ningún tipo de instrucción ni sabía nada sobre armas. La única vez que le sacó la funda al rifle fue para sacarse la foto que algunos medios se preocuparon en difundir al momento de su detención.
Dado que las armas nunca habían sido declaradas, el juez decidió procesarlos, aunque nada que ver con la pertenencia o afinidad con cualquier organización terrorista, motivo por el que los habían detenido.