En uno de los pasajes seminales de la competencia definitiva por el título mundial de la última Red Bull Batalla de los Gallos, celebrada en diciembre de 2017 en México, Wos le expeditó al local Aczino, su contrincante: “Si yo te gano, no seas infeliz. Te doy la revancha después en mi país”. No obstante, la victoria se la terminó llevando el mexicano, freestyler favorito del certamen. Por lo que la inminente edición internacional, que se celebrará este domingo desde el mediodía en Buenos Aires, huele a revancha. “Desde que perdí con él, tengo la sensación de que eso sucederá”, afirma la sensación argentina en el arte de la improvisación lírica. “Fui con ganas de ganar pero sabía que mi primera internacional iba a ser complicada. Si bien no di mi mejor nivel, me fui conforme. Creo que estuvo bien lo que pasó y que Aczino tenía que ganar. Estaba en su casa y viene laburando desde hace tiempo. Así que me tocó entrenar, competir y aceitarme. Este año, en mi casa, buscaré que el triunfo sea mío.”
La última final mundial de la Batalla de los Gallos realizada en Buenos Aires fue en 2013, cuando Dtoke, el representante argentino y campeón de esa edición, sacó a relucir su perfil más mordaz ¿Sucederá lo mismo con Wos? “Llegué a donde llegué con mi estilo y seguiré siendo fiel a éste. Intentaré dar el cien por ciento de lo que tengo y de lo que conozco de mí, y, a pesar de que estoy haciendo otras cosas, mis expectativas son altas. Nunca pensé que iba a estar en una Batalla de los Gallos o en una final internacional, y mucho menos que iba a ser local. Aprovecharé esta oportunidad. Y en caso de que deje de competir, será un broche de oro”, advierte el artista, quien en los últimos meses publicó los temas Púrpura, en agosto, y Andrómeda, producido por Louta y Nico Cotton, en octubre.
¿Y cómo se siente ser local?
--Es un doble filo. Tiene el lado positivo de que estás en tu país y apoyado por tu gente. Y, al mismo tiempo, existe la presión de ganar sí o sí. Lo que desmerece ese mismo hecho. Tal vez hasta se pongan más exigentes y se generen quejas. Pero creo que será positivo.
Unos meses antes de viajar a la capital mexicana, en agosto de 2017, Valentín “Wos” Oliva sorprendió a un Luna Park colmado al convertirse, contra todos los pronósticos, en el ganador de la edición nacional de la Batalla de los Gallos. A fines de ese año sacó su primer single, Protocolo, en complicidad con el grupo Banzai FC, con el que suele mostrar en vivo su vena rapera. Y su debut cinematográfico, en la película Las Vegas, llegó en 2018. “Fue mi primera experiencia en un largometraje. Había hecho bolos muy pequeños. Llegué a la película después de ganar la Batalla de los Gallos. Estaban buscando a un personaje, hicieron un casting a varios pibes y Paula, mi primera profesora de teatro, le habló de mí al director. Él prácticamente no sabía lo que era el freestyle, no estaba enterado sobre ese mundo. Fui y quedé.”
La cinta de Juan Villegas gira en torno a la comedia, un género bien complejo. ¿Se te hizo difícil adaptarte?
--Siento que es algo que habita en mí. Todavía tengo 20 años y esa rebeldía aún no se va. Vengo estudiando teatro y, pese a que no tengo experiencia, me gusta la comedia. Además mi personaje no tenía que ser gracioso sino que había un trabajo de sensación interna, de malestar, molestia y vergüenza. Es alguien más tranquilo o tímido.
¿Cuánto de Valentín Oliva hay en Pablo, el personaje que encarnaste?
--Creo que uno siempre traslada cosas a su personaje. Es muy difícil despegarme de lo que soy. En especial en esta película donde la actuación pasa por un lado más natural. Pero en el freestyle o en la vida cotidiana soy más expansivo o charlatán. Soy más el que hace el chiste y no tanto el tímido. Es una construcción.
La única parte de la película que hace alusión a tu veta rapera es el inicio, cuando hacés de beatboxer. El resto de tus vínculos musicales en la película terminaron aproximándose a los lugares comunes del indie. Considerando que no siempre fuiste rapero, ¿te fue difícil manejarlo?
--Generalmente, el indie no es lo que más consumo. Pero no fue raro para mí porque toqué la batería en una banda rock. También fui a un colegio público donde la gente tiene gustos musicales muy amplios. En la vida siempre encontré de todo. Nunca me cerré a un grupo en particular, ya fuera nacional o internacional. No me costó, por ese lado, porque vengo haciendo diferentes actividades artísticas aparte del freestyle. Aunque me enfoqué en esto en el último tiempo.
Cuando ganaste la Batalla de los Gallos argentina, en 2017, estableciste dos rasgos importantes: rompiste con el estereotipo marginal del rap, acercando la clase media al género, lo que involucra su estética, y le diste a esta manifestación una vitrina social y política. ¿Cómo ha sido tu vida luego de esa victoria?
--A pesar de que estoy en la música hace tiempo, fue bastante sorprendente e impactante cómo después de eso se abrieron un montón de puertas, llegaron ofertas de trabajo y se acercó gente cuyas intenciones desconocés. Me empezó a cambiar la vida, en ese sentido. Cuando venís haciendo las cosas de una forma más amateur, dar un golpe tan rápido te obliga a profesionalizarte y te permite vivir de esto, que es lo que me gusta. Ahora debo tener muchos puntos en cuenta al momento de dar un show o exponerme. La diferencia de ser un pibe de 19 años que puede hacer lo que quiera a que te tomen de ejemplo te obliga a medirte en lo que decís o hacés. Pero eso nunca me condicionó. Una de mis bases es expresar lo que me pasa. Eso me da una alegría enorme en la que se mezclan varias cosas. Todo es más intenso que antes.”
El año pasado, en ese certamen enfrentaste adversarios que apelaron por lo más vil y discriminatorio como argumentos retóricos, mientras que vos fuiste por la intelectualidad, lo que era emocionante porque rompías con los lugares comunes del freestyle. ¿Fuiste consciente de eso?
--Me han dicho que tomo cosas de la vieja escuela y de la nueva. Vengo viendo freestyle desde hace un montón y, a pesar de que ésa fue mi primera Red Bull, el haber competido desde los 14 me dio un montón de experiencia. Está buenísimo que haya evolución. Sin embargo, en esa ocasión fui básico y usé la muletilla “Hijos de puta” un montón de veces, lo que me hubiera gustado cambiar. Odié eso porque no lo uso. Al igual que los machismos del lenguaje ya instalados, la discriminación no puede ser parte del freestyle, y si sucedió fue porque el público la instaló. Así que, al festejarlo, es cómplice.
¿Entonces sabés la responsabilidad que tenés al tomar un micrófono?
--Sé que lo que estoy diciendo puede llegar a influir, pero siempre intenté ser yo. Sentía lo que me pasaba y, al manifestarlo, fue recibido bien y agradecido por mucha gente. Aunque no soy yo el que tiene que dejar un mensaje todo el tiempo.
En junio, Wos recibió una mención del Senado de la Nación. Entonces su padre, el músico Alejandro Oliva, publicó en su muro de Facebook: “A Valentín le otorgaron un diploma de Honor, a instancias de la senadora Anabel Fernández Sagasti, en reconocimiento a su ‘destacada labor destinada a la difusión del arte y la cultura musical urbana’. Y pienso que Valen tiene 20 años recién, y qué rápido que pasa todo. Y también me da esperanza verlo crecer así, a él y a su hermano Manu y a tantos pibxs que son tan lúcidos, frescos, comprometidos con lo quieren. Pienso, también, que no se vayan, que se queden acá a pelearla una vez más y que son la esperanza y que es mentira que los pibxs de ahora están en cualquiera”, afirmaba uno de los fundadores y director de La Bomba de Tiempo. “Me llena de alegría y dejo de pensar y voy y le saco una foto en su cuarto y la pongo acá. En fin, todo eso mezclado. Que grande Wos, te felicito!”
Antes de convertirte en el actual icono del hip hop argentino, tuviste una banda de indie e intentaste ser futbolista profesional. ¿Cómo llegaste al mundo de la música urbana, donde te podrías consolidar con tu actuación en el próximo Lollapalooza local?
--Lo del fútbol lo dejé bastante de chico, pero fue efímero. Tampoco entrenaba como cualquier pibe que quiere ser futbolista. Cuando hice las pruebas en cancha de 11, me di cuenta de que no era el mundo en el que quería estar. A los 14 años, prefería hacer mi experiencia de adolescente y estar con mis amigos, a esclavizarme. Por eso me atrajo el lado artístico, lo tengo de familia (su madre es Maia Mónaco, cantante y actriz). Comencé con el teatro y tenía la banda. No fue que decidí hacer una y dejar la otra. A los 14 también empecé con el freestyle, que apareció con mis amigos, en el barrio, en Chacarita. El grupo se separó y en un momento dejé de estudiar batería y de tocar. No tiene una explicación: me desinteresé. Con el freestyle le di cada vez más y en paralelo actuaba. Entré a la Escuela Metropolitana de Arte Dramático cuando terminé el secundario. Así que el teatro siempre fue muy importante para mí. Pero el freestyle se me fue dando bien, y acá estamos.
¿En esa banda estaba Renzo Montalbano, de Gativideo?
--Sí, cursábamos juntos en el Mariano Acosta, éramos amigos y teníamos esta banda juntos, Los Mostacholis, a la que podría calificar como indie. Fue una gran relación y ver que a él también le está yendo bien es muy lindo. Tengo muy buena onda con Perras on the Beach. Por más que haga rap y freestyle, intento no cerrarme.
Tu exposición en el universo del freestyle se debe a la competencia El Quinto Escalón, ¿qué opinás de su disolución?
--Dejaron un hueco muy grande. Me dio pena que se termine porque iban muchos pibes a Parque Rivadavia, reunían mucha gente. Que fuera gratis hizo que pudiera ir gente de todos lados sin necesidad de pagar, y en un lugar céntrico. Eso mantenía bien caliente la escena. A mí no me hace bien instalarme sin que aparezcan figuras nuevas. Esperamos que se sigan creando espacios.
¿Crees que el trap le fue ganando terreno al freestyle?
--Es una mezcla. Al dejar ese vacío, las figuras de El Quinto Escalón se fueron al trap. No creo que haya sido un problema del freestyle sino de la pérdida de un espacio increíble. Hay mucha gente a la que cada vez más le interesa y lo practica. Este año fue el récord de convocatoria en la Batalla de los Gallos. Toda mi vida les mandé videos y nunca quedé. Pero me vieron a partir de El Quinto Escalón. Así me pasó esto, y le debe suceder lo mismo a un montón de pibes. Por eso hay que generar espacios. No me interesa el trap puro y duro como se hace ahora. Sí estoy probando y experimentando, y quizá use las bases de ese estilo, aunque no de manera tan clásica.
* Wos, junto a Dozer, representará a la Argentina en la final mundial de Red Bull Batalla de los Gallos 2018, el domingo 9/12 desde el mediodía en el Club Hípico, Av. Figueroa Alcorta 7285.