"Inmunda, andate de acá", fue uno de los insultos que le espetó el rugbier Martín Oharriz a su pareja, mientras le propinaba una golpiza, en febrero pasado. Diez meses después del hecho, perpetrado en un departamento de las torres Maui, el agresor -de 35 años- fue condenado ayer en un juicio abreviado a la pena de un año de prisión condicional, por el delito de lesiones dolosas leves agravadas por la relación de pareja y el contexto de violencia de género. La pena máxima por esa calificación legal es de dos años de prisión condicional, pero la sentencia que dictó el juez Juan Andrés Donnola tuvo que ver con el acuerdo al que llegaron Fiscalía y defensa. Además, incluyó reglas de conducta que deberá cumplir.
El hecho ocurrió el 18 de febrero pasado, alrededor de las 6.30 de la mañana. M. estaba en el balcón, hablando por teléfono y el agresor la tomó de los pelos y la forzó a entrar al departamento. La joven atinó a activar la cámara del celular y Oharriz empezó a golpearla: la pateó, la zamarreó y la agarró del cuello, mientras la insultaba. Los gritos de la víctima llegaban a la zona de la pileta, y un guardia de seguridad golpeó la puerta. Oharriz le abrió y se fue; mientras que M. huyó hasta el departamento de un amigo suyo que vive en el mismo edificio. Desde allí llamó a una amiga que también la vio con la cara hinchada. En Fiscalía, su amigo dijo que ella no le contó detalles, pero aseguró que "no hacía falta". El también había escuchado gritos y ladridos de los perros de vecinos.
Cuando imputó a Oharriz, la fiscal María Teresa Granato reveló que la víctima hizo dos pedidos de prohibición de acercamiento, el año pasado, en la Justicia de Familia; y que volvieron a verse porque él le aseguró que había comenzado tratamiento psicológico y que cambiaría.
El hecho fue la culminación de una noche violenta. Esa madrugada, el rugbier que jugó en primera división del Jockey Club, buscó intensamente a M.. En una de las llamadas que le hizo, le dijo que saliera del boliche donde estaba con sus amigas, porque él estaba sin remera, ya que se había agarrado a trompadas con alguien afuera de un bar. Juntos llegaron al departamento y una vez allí sucedió el ataque: "Cuando ella estaba en el balcón, la agarró de los pelos, la metió al departamento y la tiró al piso", reza la acusación fiscal.
A ello se suma el testimonio de la víctima: "Quise llamar a un amigo que vive en el edificio, pero no tuve tiempo, solo atiné a activar la cámara. El me empezó a dar cachetazos, piñas, patadas, me agarró del cuello y solo se detuvo cuando tocaron la puerta", declaró la mujer en sede fiscal.
Tras el hecho, recibió mensajes de Oharriz diciéndole "que la amaba, que lo perdone". Por esos días, solo se levantaba para ir a trabajar, con maquillaje para ocultar los hematomas. No se animó a ir al médico, ni a la casa de sus padres. Solo fue a un masajista y a su kinesióloga de confianza, porque tenía dolor de espalda, pero no le contó lo que había pasado.
Para Fiscalía, la situación está clara: "Era una relación de desigualdad, conflictiva, porque Martín era muy celoso", se planteó en la audiencia. Además, indicó que estuvo en pareja con el acusado durante dos años y constató que la joven hizo dos presentaciones previas al suceso, en la Justicia de Familia. "La forma en la que el acusado la trataba, quedó en evidencia por el relato de los testigos, que hablaron del contexto de violencia", expresa la acusación.
Cuando lo imputaron, en marzo pasado, luego de que el video se hiciera público, Oharriz hablaba todo el tiempo con sus abogados, mientras la fiscal leía los cargos en su contra: gesticulaba y negaba lo que le estaban achacando, pero cuando tuvo oportunidad de hablar ante el juez, se negó a hacerlo.