El tribunal electoral boliviano (TSE) dio luz verde la postulación a un cuarto mandato del presidente Evo Morales en medio de protestas que demandan la inhabilitación de la candidatura del mandatario. Sin embargo, luego de escuchar las críticas de la oposición, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA afirmó que necesita tiempo para examinar la reelección definida en Bolivia. “Daremos la debida consideración a los argumentos de cada parte”, dijo la presidenta de la CIDH, Margarette May Macaulay, al cabo de una hora de audiencia pública en Washington, sin dar fechas sobre cuándo se pronunciará. “Se necesita tiempo para llegar a una conclusión”, afirmó.
La Sala Plena del Tribunal Supremo Electoral aprobó el martes la habilitación de ocho candidaturas a las primarias en enero, entre las cuales está la del binomio Evo Morales-Alvaro García. La Iglesia católica, opositora al Movimiento al Socialismo (MAS) fue una de las primeras en reaccionar a la decisión del TSE. “El tribunal no actuó como poder autónomo, poniendo en duda las bases de la democracia y abriendo un futuro incierto para los bolivianos”, advirtió en un comunicado. La decisión del tribunal desencadenó, además, protestas a lo largo del país y una huelga nacional en el día de ayer.
En 2016, Morales llamó a un referéndum sobre la posibilidad de una nueva candidatura en el que mayoritariamente ganó el no. Según el presidente de Bolivia, la elección estuvo condicionada por una noticia falsa que afirmaba que él tenía un hijo no reconocido. Luego de eso, en 2017 el Tribunal Constitucional autorizó su candidatura para el período 2020 y 2025, la que fue confirmada esta semana por el TSE. Sin embargo, la oposición al dirigente de izquierda se ampara en el resultado negativo del referéndum para intentar prohibir su candidatura.
Ayer, grupos de activistas bloquearon las calles con banderas bolivianas y pancartas con la leyenda “Bolivia dijo No”. En las primeras horas de la mañana, la convocatoria a protestar había cumplido su objetivo de impedir el tránsito normal de autos, cortando las principales calles y avenidas de las ciudades. A pesar de la contundencia de la medida, especialmente en barrios de clase media y alta de La Paz, sede de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Electoral, la participación ciudadana no fue masiva.
Miles de personas, entre empleados y estudiantes, hicieron filas en la estación de teleférico de la exclusiva zona sur para transportarse hacia el centro de La Paz, porque otros medios, como el servicio municipal de colectivos, estaban en paro. Imágenes de televisión mostraron que las protestas fueron más masivas en Santa Cruz, en el este del país cuyo gobernador, Rubén Costas, lidera la oposición a Morales. La jornada de protesta fue menor en las ciudades de El Alto, vecina de La Paz, y Oruro (sur), un sector afín al oficialismo.
Ante el cuadro de protestas, la presidenta de la cámara de Diputados, Gabriela Montaño, acusó a la oposición de pretender crear mecanismos de convulsión social. Morales, por su parte, recordó ayer con varios tuits los logros de sus 12 años de gobierno. “Queremos rendir homenaje al pueblo boliviano recordando que un día como hoy en 2009, bolivianos y bolivianas decidieron, mediante su voto y con profundo sentimiento democrático, sepultar a los partidos neoliberales y dar un contundente apoyo a la Revolución Democrática y Cultural”, tuitió. Así también homenajeó la soberanía alcanzada luego de la expulsión de la embajada de Estados Unidos en su país: “como hoy, 2001, se reportó que Manuel Rocha, embajador de #EEUU, dijo que indígenas y cocaleros, a quienes llamó “talibanes”, eran el gran problema del país, porque combatían modelo impuesto por el imperio a Tuto Quiroga. Ahora somos soberanos, pero es bueno recordar esos tiempos”.
La oposición se organiza, principalmente, detrás de dos políticos: el ex presidente Carlos Mesa, a quien las encuestas lo ubican como el principal rival de Morales en las elecciones generales de octubre de 2019, y Samuel Doria Medina, derrotado tres veces en las urnas por Morales. Luego de la decisión del TSE sobre la candidatura, Mesa expresó: “la acción sumisa ante este gobierno autoritario, la expresa el TSE, que como quien lee un instructivo intrascendente, le ha dado un golpe de muerte a nuestra democracia, habilitando como candidato al dueño de todos los poderes, Evo Morales”, tuitió. Por su parte, Medina también lanzó sus críticas. “Esta es la más grave afrenta a la democracia desde su reconquista en 1982”, tuitió. Además el opositor llamó a conformar un frente unido: “la oposición debe rechazar de manera contundente esa decisión y a la vez, debe unificarse en un solo proyecto para frenar la dictadura.” Por su parte, el alcalde opositor de La Paz, Luis Revilla, afirmó que “lo que queda ahora es resistir esta decisión, es volcarnos a las movilizaciones, para evitar que esta decisión se consuma”. Oscar Ortiz, otro de los políticos opositores, llamó a movilizarse bajo la consigna “luchar por el respeto a la Constitución y al voto del 21F (21 de febrero de 2016).” No conforme con la decisión del Tribual, Ortiz, viajó el pasado martes a la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington, para advertir sobre lo que él considera como una postulación inconstitucional.
La huelga de ayer se conformó por tres columnas que llegaron a La Paz desde tres zonas: los Andes, los valles subtropicales y el llano. De inmediato, el ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero, expresó que el paro cívico de 24 horas no sería objeto de interferencias. Según el funcionario, las movilizaciones del día de ayer no superaron las 5000 personas. “Las manifestaciones de observación, de rechazo y posicionamiento político (contra el gobierno) merecen todo nuestro respeto y garantías”, agregó. En tanto, en otros lugares de La Paz, como en las afueras del TSE, se desarrollan protestas de activistas, algunos de los cuales ataron sus brazos extendidos en maderas que asemejan una cruz.