“El año es muy malo y la perspectiva para el siguiente nos tiene más que preocupados”, lanzó el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo. El titular de la cámara empresaria consideró que “hay una baja generalizada de la industria en el último semestre, no hay sector que se haya salvado del parate”. Arrastrada por la corrida cambiaria, el ajuste fiscal, la política monetaria contractiva, los tarifazos, la apertura comercial y la contracción del mercado interno, la industria manufacturera se desplomó en octubre un 6,8 por ciento respecto al mismo mes del año pasado. El dirigente empresarial reclamó cambios en la política económica del gobierno para proteger a las industrias reactivando el mercado interno.
“Se ganan mercados no por inversión, sino por retiro de otros del mercado”, consideró Acevedo al describir la realidad sectorial frente a la profundización de la recesión. La industria textil, el calzado y la marroquinería son algunas de las actividades más golpeadas desde finales de 2015. La contracción del mercado interno y la minimización de la intervención estatal en los conflictos junto con el alza en las tasas de interés se traduce en cierres de fábricas y despidos. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Producción y Trabajo revelan que desde que asumió Mauricio Macri se destruyeron 107 mil empleos en la industria manufacturera.
“Las cadenas de pagos están muy estresadas”, expresó el titular de la UIA. La contracción monetaria desplegada por el Banco Central como parte del acuerdo con el FMI agudizó los problemas de liquidez de las empresas, generó quiebres en las cadenas de pagos y redundó en dificultades para el financiamiento del capital de trabajo. “La mayoría de las empresas está al 60 por ciento de su capacidad”, añadió el empresario durante una entrevista. La última encuesta realizada por el Indec entre los industriales arrojó que el 60 por ciento espera mayores descensos de producción en los próximos meses.
Las declaraciones de Acevedo se suman a los cuestionamientos a la política económica del gobierno realizados a lo largo de las últimas semanas por distintos directivos de la UIA. Dos semanas atrás el vicepresidente tercero de la entidad, Guillermo Moretti, consideró que “si la sociedad quiere suicidarse seguirá con este modelo”. La dirigencia del sector pyme de todo el país denunció ayer que desde el recambio presidencial en diciembre de 2015, cerraron 9 mil pymes. De acuerdo a los datos presentados por los empresarios la profundización de la crisis hizo que en estos meses bajen las persianas cerca de 25 emprendimientos por día a nivel nacional.
Durante los primeros diez meses del año la actividad manufacturera acumula una caída de 2,5 por ciento. Un informe de Radar Consultora estima que 2018 cerrará con una caída superior al 3 por ciento. Los analistas sostienen que la actividad mantendrá la tendencia bajista, por lo menos, durante el primer semestre del año próximo. “Si no hay otro salto cambiario de magnitud y la economía se estabiliza, la industria acumularía en 2019 una caída en torno al 4 por ciento, explicado en parte por el fuerte arrastre negativo de este año”, sostiene el reporte al presentar su escenario de base. “Durante el año próximo el mercado interno seguirá debilitado. Los sectores que pueden llegar a traccionar la actividad como el agro, con cierto repunte de las exportaciones, no lograrán compensar la caída del consumo y la inversión”, sostiene la consultora.
“Esto es una rueda. No puede estar el dólar subvaluado pero tampoco los ingresos tienen que estar muy por debajo de la inflación”, expresó Acevedo al destacar la relevancia del mercado interno. “No es que las empresas no quieran dar aumentos. Darán lo que se pueda dar a fin de año. Si al empresario nacional le das los drivers, le decís por dónde va a ir, habrá inversión. Sino, vendrá la inversión extranjera y especulativa”, apuntó el directivo de Aceitera General Deheza. Consultado sobre la denominada “causa de los cuadernos”, Acevedo indicó que “va a impactar en la economía, porque son muchísimas empresas, la mayoría de las entidades empresarias están revisando sus códigos de ética, aunque un procesamiento no quiere decir que la persona esté condenada”.