El cuerpo de Cristian Enrique -el joven sospechado de haber participado del secuestro del gitano Colián Miguel- tenía dos disparos. El cadáver había aparecido el 10 de noviembre en cercanías de Soldini, tras haber sido secuestrado días antes por cuatro personas, dos de las cuales tenían identificaciones de la Policía de Investigaciones. Esta semana se espera que la novia del joven que estaba junto a él al momento del secuestro , pueda reconocer a sus captores entre un álbum de sospechados. En tanto otro crimen avanza hacia su posible esclarecimiento: en las próximas horas será exhumado el cuerpo de Lucio Maldonado, el prestamista que apareciera asesinado de varios disparos y quemado, será nuevamente analizado por los forenses. Es que en el allanamiento de la quinta en Los Muchachos -un loteo de Piñero- fue hallada una caja perteneciente a una picana, usada en animales de gran porte. Es que los pesquisas, observaron que el cuerpo de la víctima tenían sus genitales marcadamente inflamados, signo de que pudo haber sido sometido a la tortura más extendida en la última dictadura: el paso de electricidad por el cuerpo de una persona."La gente de Alvarado sabe hacer esas cosas" dice sin dudarlo uno de los principales investigadores del caso.
Pero donde están cifradas las expectativas de los investigadores es en la pericia que en las próximas horas se llevará adelante en Capital Federal: el mismo laboratorio de imágenes que identificó a los hinchas de River que arrojaron piedras al paso del micro con los jugadores de Boca Juniors, en la frustrada final de la Libertadores, se apresta a analizar y mejorar cuadro por cuadro las filmaciones de las cámaras de seguridad de la casa de Maldonado en Garibaldi al 600. "Son tres rostros cuya definición se amplificara y permitirá identificarlos claramente" se entusiasma el principal responsable de la búsqueda.
Por si fueran pocos los elementos de este mosaico de crímenes, cuyas conexiones se buscan contra reloj, los investigadores tiene sobre sus escritorios, una causa que miran con interés, y de la que se habla poco públicamente: el asesinato de Marcelo Del Tigre, un policía con carpeta psiquiátrica que ultimado a balazos desde una moto cuando estaba parado al lado del su auto en barrio Rucci. Sus caraterísticas fisicas y su oscuro pasado en la fuerza, lo ubican como un posible protagonista en este rompecabezas de crímenes, que tiene a Esteban Alvarado como uno los sospechosos y prófugo de la justicia. Es que un pesquisa le confió a este diario que Alvarado y el secuestrado gitano Miguel tenían relaciones. "Es más una camioneta a nombre de Miguel la tiene un familiar del Estaban que es abogado", aseguró una fuente de la fiscalía.
El rompecabezas se nutre en estos dias de otra línea importante: la complicidad y connivencia policial en el crecimiento de la banda de Alvarado: es que el jefe de inteligencia antinarcóticos de la Policía de Investigaciones Javier Makhat fue hallado habitando un departamento en los Condominios del Alto que cuesta un cuarto de millón de dolares. Su ligazón con Alvarado la había puesto de relieve Gustavo "Gula" Pereyra , el policía que había sido acusado de pasarle información a Los Monos, nada de lo cual se pudo probar en el juicio. Pereyra le envió en abril de 2013 a sus jefes directos en la Secretaría de Delitos de Complejos -Ana Viglione y Andrés Ferrato- un mail donde señalaba la complicidad de Makhat con Alvarado. Nadie sabe que se hizo con esa información, pero nunca trascendió investigación alguna.
Por eso ahora los fiscales buscan los nombres de los propietarios de los terrenos del barrio privado Puerto Roldán, donde Pereyra había informado que Alvarado había comprado terrenos y los habría donados a jefes policiales: en ese mail se afirmaba que los comisario Chino Paz - actualmente en San Lorenzo, - y Chamuyo Di Franco. "Los trabajos de construcción los pagaba Makhat que es un soldadito de Alvarado", había afirmado Pereyra.