Se cumplen 25 años desde de la primera edición de mi libro Iluminados por el fuego y trece del estreno del film dirigido por Tristán Bauer. Hasta ese momento, en los comienzos de los años 90, poco se sabia las denuncias de malos tratos, torturas y estaqueos que los superiores realizaban a sus soldados durante el conflicto bélico en las islas Malvinas en 1982. Ni el libro, ni la película trataron de mostrar a superhéroes, sino de rescatar a partir del infierno vivido durante la guerra, esa parte humana, profunda, intensa, que a veces no se cuenta, esos fantasmas internos que uno tiene cuando vuelve de una situación limite como la guerra y que dejó a 649 soldados en el campo de batalla, en esos terribles 74 días que duró el conflicto. Luego, en la posguerra, derivó en un numero superior de suicidios, en su mayoría como consecuencia de la indiferencia y el olvido que aún algunos pretenden sostener.
Se ha recorrido un largo camino en la lucha a favor de la memoria y la soberanía de la causa Malvinas. No fue fácil, es continuo el sobreponerse a las amenazas de núcleos intolerantes, llenos de odio y provocadores que prefieren la heroicidad para evitar debatir lo que pasó, quiénes fueron los militares que nos llevaron a esa guerra injusta, y esconder y ocultar esa parte de la historia. Muchos preferían poner la basura debajo de la alfombra, no hacerse cargo de los errores cometidos y hablar de una gesta como si se hubiera ganado la guerra. Como parte de nuestra pertenencia, la causa y nuestros derechos soberanos sobre las islas Malvinas hoy debe estar mas presente que nunca, a partir de la política entreguista y de desmalvinizadora que realiza abiertamente el gobierno de Mauricio Macri.
Afortunadamente todo llega, a pesar de que la justicia es lenta. Tras once años de iniciada la causa por torturas durante la guerra de Malvinas, 18 militares deberán declarar ante un juez. Están acusados de estaquear, golpear y enterrar a soldados bajo su mando durante el conflicto bélico en 1982. Fueron denunciados por ex combatientes de distintos lugares del país, en especial de la provincias de Corrientes y Chaco, acompañados por el Centro de Soldados Ex combatiente de Malvinas de La Plata (CECIM).
La citación a declaración indagatoria fue ordenada por el juez Federal de Ushuaia Federico Calvete tras la presentación realizada en mayo por el fiscal federal de Río Grande, Marcelo Rapoport. Aunque aún no tiene fecha fija es bueno destacar que es la primera vez que un juez llama a indagatoria a los militares denunciados en la investigación y alcanza a 18 de los 95 militares denunciados en la causa, iniciada en el año 2007.
Según la investigación, los acusados “habrían ordenado y ejecutado diversos actos de tortura, entre ellos estaqueamientos y enterramientos como sanción de indisciplinas, como el robo de comida por el hambre extremo que padecían”.
De acuerdo los relatos presentados, los militares los ataban al suelo helado con sogas, como en una crucifixión, y los dejaban a la intemperie durante horas, mientras nevaba y se les congelaban los miembros del cuerpo. Es una forma de tortura que para los querellantes, especialistas de derecho penal y organismos de derechos humanos son tipificados como delitos de lesa humanidad.
Los soldados también contaron que recibían golpes, eran obligados a sumergir distintas partes del cuerpo en el agua helada o enterrados como forma de castigo por robar comida para no morir de hambre. Una pesadilla que en muchos casos aun perdura en el tiempo. De esas historias injustas vividas por jóvenes de 18 o 19 años, transformados en ex combatientes, surgieron el libro y luego la película.
Como dice un viejo amigo, “la causalidad es la suerte de los tontos”. Al mismo tiempo que se realiza el llamado a indagatoria a los militares acusados, se presenta la película en el Festival de Cine de La Habana. Se exhibe como parte de una retrospectiva por los 40 años del festival y como un homenaje a ese largo camino recorrido por los argentinos en su reclamo por las Islas Malvinas. Junto a León Gieco, Tristan Bauer y Gastón Pauls, compartiremos ese momento. Una vez más el final de la película nos dejará pensando con ese himno que compuso Gieco: “La memoria despierta para herir, a los pueblos dormidos, que no la dejan vivir, libre como el viento. Todo está guardado en la memoria. Sueño de la vida y de la historia…”
Verdad, memoria, justicia y soberanía por la causa Malvinas.