No pasó una semana de la histórica visita de los principales líderes políticos del mundo a Buenos Aires, y ya la realidad económica se ocupó de demostrar que es hora de guardar el álbum de fotos y ver cómo se atiende el estado de catástrofe en el que se encuentra todo (casi sin excepción) el aparato industrial. En apenas cuatro días se sucedieron: el informe del Indec señalando la caída de la actividad manufacturera del 6,8 por ciento en un año (datos a octubre), que impactó, en mayor o menor medida, en los doce sectores en los que se segmenta el análisis; una manifestación multitudinaria de pymes al Congreso (jueves), y las declaraciones del titular de la UIA alertando sobre el cierre de “un muy mal año” y un 2019 “preocupante”. ¿Se pusieron todos de acuerdo, incluidos los estadígrafos oficiales, para arruinarle la fiesta al Gobierno? ¿O la crisis tocó fondo y ya no hay cómo disimularla?
El jueves, ocho entidades pymes concurrieron al Congreso “para que el sector político visibilice que este segmento de la economía, que justifica el 70 por ciento de la producción del país y más del 80 por ciento del empleo, está en vías de extinción de la mano de este modelo económico”, señaló Raúl Hutin, dirigente empresario textil (CEEN y ProTejer), referente de los industriales de Moreno. Federico Cuomo, dirigente de RIEL, empresario del rubro bebidas, de Avellaneda, señaló que “la irrupción de distintos hechos en pocos días referidos a la industria es porque la situación ya es desesperante, cierran 25 pymes por día, un ritmo que se aceleró después del shock devaluatorio de este año; hay resistencia de algunas entidades, las más tradicionales, a manifestarse en la calle, pero la política de arreglar los asuntos entre dirigentes y funcionarios en una mesa, con café y masitas, ya no va más. La concentración del jueves fue inédita en varios sentidos. Eramos ocho entidades, de las cuales cinco se crearon en los últimos tres años. Nos reunimos 500 empresarios, algunos de los cuales participaban por primera vez en un hecho así. Y muchos que se enteraron a partir de ver la manifestación en los medios, avisan que quieren estar presente en la próxima. Si no tenemos respuestas, vamos a terminar siendo los “chalecos amarillos” pymes en Argentina”, advirtió, en alusión a las manifestaciones en París que se identifican con esa prenda.
Hutin, al ser consultado por las declaraciones de Miguel Acevedo, titular de la UIA, respondió que “obviamente coincido en que 2018 fue muy malo, y mi sector, el textil, fue el que la pasó peor. Y también coincido en la preocupación por el 2019, porque el ajuste que se viene va a ser feroz. Si reducen 400 mil millones de pesos del presupuesto, seremos los pymes y trabajadores, con pérdidas de producción y de ingresos, los que lo vamos a pagar. La rueda del carro sigue rodando para atrás, y eso va a hacer que la cosa se empeore. Los que pudimos llegar más o menos bien a fin de año, en los próximos meses vamos a ser alcanzados por el corte en la cadena de pagos, que se agrava todos los días”.
“Las empresas grandes también lo están sintiendo, y empiezan a manifestarlo –sostuvo Hutin–, pero yo creo que es la hora de que las pymes se muestren en la avanzada para enfrentar a este modelo que nos quiere devorar a todos. Lo que le pedimos a todos los empresarios pymes es que armemos una red solidaria, porque hay que resistir, hay que llegar al cambio de gobierno del año que viene para empezar desde ahí la recuperación. ¿Qué te va a dar este gobierno? Hay que resistir como se pueda y llegar a fin de 2019, llegar aunque sea al 40 por ciento del uso de la capacidad productiva –hoy muchos ya están en el 50– pero llegar. Si es necesario, dejar de pagar los impuestos, las tarifas, pero no abandonar la actividad”.
El jueves, frente a las rejas que rodean al Congreso, y luego en el anfiteatro del edificio Anexo, se notó un clima diferente a los que habitualmente se percibe en un encuentro empresario. Cuomo le dio su propia interpretación al fenómeno. “Por un lado, hay una conciencia muy marcada que la situación es cada vez peor, que estamos ante un industricidio. Somos dirigentes que venimos de vertientes muy diferentes, pero aquí hay un acuerdo en que era necesario llamar la atención del sistema político sobre el actual estado de cosas. Y la reunión en el anexo fue elocuente: éramos ocho dirigentes en el escenario hablándoles a 32 diputados nacionales que fueron a escucharnos. No creo que haya ocurrido nada así”.
Hace un par de fin de semana, Guillermo Moretti, titular de la Federación de Industriales de Santa Fe, utilizó la expresión “si la sociedad quiere suicidarse, seguirá con este modelo”. La figura utilizada pareció, al principio, excesiva. Pero esta semana fueron varios los dirigentes que la hicieron suya. El presidente de la UIA subió el tono de su discurso, pasando incluso a defender el mercado interno. Los reclamos al gobierno son variados, todos en términos de urgencia, pero sin ninguna esperanza de tener respuesta. “Incluso de los que simpatizan con Dante Sica (ministro de Producción y Trabajo), tienen llegada a él pero saben que, con esta política, no tiene herramientas”. El reclamo del empresariado nacional empezó a tener color político.
“Por participación en la producción y el empleo, somos un sujeto político a tener en cuenta, y vamos a reclamar ese espacio”, señaló una de las voces más representativas del sector. Y no van a jugar solos. En las últimas semanas se han acelerado las reuniones de grupos empresarios con dirigencias sindicales y de movimientos sociales. Y prometen más antes de fin de año. Todos miran a las elecciones presidenciales de 2019, y están dispuestos a jugar ese partido.