El presidente francés, Emmanuel Macron, pronunciará hoy un discurso en el que anunciará medidas para afrontar la crisis de los “chalecos amarillos”. El mandatario se dirigirá a la nación a las ocho de la noche (hora local, cuatro de la tarde en Argentina), luego de otro fin de semana de protesta y represión que se saldó con 1700 detenciones y 264 heridos.
Aunque el gobierno francés no proporcionó detalles sobre la esperada alocución de Macron, la ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud, informó que hoy por la mañana el presidente recibirá a representantes políticos y sociales, y por la noche anunciará medidas concretas e inmediatas para responder a la crisis.
El sábado, en total, casi 2000 personas fueron arrestadas en Francia, de las cuales 1700 acabaron en detención preventiva, según un balance definitivo de una jornada en la que 136.000 personas salieron a las calles. Hubo un despliegue policial inaudito, disparos de gases lacrimógenos, autos incendiados, barricadas en llamas y comercios desvalijados en París, disturbios y saqueos en Burdeos, Toulouse (ambas en el suroeste), Nantes (oeste) y Marsella (sureste), y bloqueos de rutas en todo el país. Las imágenes del sábado volvieron a impactar a Francia y al mundo.
“El espectáculo que dio París es catastrófico”, dijo Emmanuel Grégoire, adjunto de la alcaldesa parisina, Anne Hidalgo, en declaraciones a la televisión francesa France Inter.
El movimiento tomó las calles de Francia por cuarto fin de semana. El sábado, las manifestaciones se extendieron también a Bélgica y Holanda. Ayer, aunque menos numerosas, se mantenían acciones sobre todo en el oeste del país, con barreras para filtrar el tráfico en algunas rutas o con barreras levantadas en peajes.
Este movimiento desestructurado y sin líder representa sobre todo a la población de clase baja, que considera que la política social y económica de Macron beneficia a los ricos. Comenzó como manifestaciones contra un alza de los impuestos a los combustibles y se ha convertido en un movimiento popular frente a la pérdida de poder adquisitivo y contra el propio presidente.
Macron anuló el alza del gravamen a los combustibles, que formaba parte de un plan para combatir el cambio climático, y congeló los precios del gas y la electricidad durante los próximos meses. Pero tendrá que ir más allá para calmar la ira de las calles, que pone en jaque al gobierno y que según el ministro de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, no debe tomarse a la ligera. Le Drian está preocupado por la democracia debido a los llamados a la insurrección. “El peligro es que se cuestionen nuestras propias instituciones”, advirtió.
Opiniones sobre las protestas en Francia llegaron desde el otro lado del Atlántico, desde la siempre activa cuenta de Twitter del presidente estadounidense, Donald Trump. “El Acuerdo de París no está funcionando tan bien para París. Protestas y manifestaciones en toda Francia. La gente no quiere pagar grandes sumas de dinero, la mayoría a países del tercer mundo para, quizás, proteger el medioambiente. Los manifestantes corean ‘¡Queremos a Trump!’ Amo a Francia”, tuiteó el mandatario. El tuit no ha sentado bien al gobierno francés. “No tomamos partido en los debates estadounidenses, déjenos vivir nuestra vida como nación”, declaró Le Drian y negó que los manifestantes en las calles clamen a favor de Trump.