Los crímenes de lesa humanidad cometidos contra 24 trabajadores de la Ford –la mayoría de ellos delegados sindicales, 17 secuestrados dentro de la planta de la empresa en General Pacheco–, tendrán un primer cierre mañana martes, cuando el TOF nº1 de San Martín dé a conocer la sentencia contra el ex jefe de Manufactura de la empresa, Pedro Müller, y su ex jefe de Seguridad, Héctor Sibila. El tribunal también juzga la responsabilidad del represor Santiago Riveros. Para estos tres acusados, las querellas y la fiscalía pidieron 25 años de prisión.
El veredicto será leído en la audiencia de este martes. Antes, Müller, Sibilla y Riveros podrán hacer uso, si así lo quieren, del derecho procesal a decir unas últimas palabras.
Es la primera vez que directivos de una multinacional son juzgados por la implicancia directa de la empresa en los secuestros y las torturas sufridas por sus trabajadores durante la dictadura.
Las audiencias comenzaron hace un año, en diciembre de 2017. Para la querella, en el proceso quedó acreditado que directivos y empleados jerárquicos de Ford tomaron decisiones y dieron colaboración concreta para los secuestros. Por ejemplo, armaron las listas de los que debían ser levantados, entregaron fichas laborales sus fotografías a los represores y les dieron vía libre para moverse dentro de la fábrica. La Ford aportó camionetas con las que esos trabajadores fueron secuestrados de sus puestos de trabajo y cedió quinchos de la planta para que fueran allí torturados.
El caso permitió mostrar la actuación de la pata civil del terrorismo de Estado, aunque por su difícil avance y el tiempo transcurrido murieron impunes personajes altamente comprometidos con aquellos crímenes -en el caso de Ford, quien fue presidente de la planta durante los años de la dictadura, Nicolás Courad, que falleció en 1989 sin siquiera ser investigado, y el ex gerente de relaciones laborales Guillermo Galárraga que llegó a estar procesado pero falleció en 2016-. También fallecieron varios ex empleados que sufrieron los hechos.