En abril de 2006, Diego Abrego se hizo “conocido” por un mérito particular: fue el primer imputado del rock en el post-Cromañón. Había organizado un festival metalero libre y gratuito en Constitución, con el fin de recaudar alimentos para un comedor comunitario, pero el Gobierno de la Ciudad le cayó con todo el peso del Código Contravencional y eso lo llevó al banquillo. Lo acusaron de utilizar el espacio público sin aplicar “los recaudos de organización y seguridad exigidos”. El juicio perfilaba para condenarlo a un mes de arresto y sólo la presión de un importante colectivo de músicos logró que eso quedara en la nada. Fue una resolución valiosa para sentar precedente y servir de modelo de lucha ante futuras criminalizaciones del uso del espacio público para eventos culturales.
Una docena de años después, Abrego se alza tras aquel mal trago con la edición número 20 del festival de la Unión de Radios Metaleras; un evento que, al igual que el de 2006, también reúne a bandas en un lugar público y con fines benéficos, pero además sirve como punto de encuentro para uno de los vectores simbólicos más importantes de la cultura heavy doméstica: la constelación de programas alternativos, independientes y pulmonares, y que fans de todas las edades llevan adelante con entusiasmo en emisoras y plataformas varias de todo el país. “Cualquier canal de expresión es válido mientras se pueda romper la barrera de la incomunicación, y nosotros encontramos en el heavy un espacio para difundir mensajes y valores genuinos”, defiende Diego, quien conduce los programas Demasiada TV y La cadena ortodoxa en la radio Che Barracas.
“Ante la imposibilidad que tienen las bandas para tocar en condiciones dignas de laburo, se decidió crear esta agrupación para generar alguna estructura. Alquilamos un sonido de excelente calidad pero, a diferencia de lo que pasa en muchos otros lugares, acá nadie pone un mango: es todo independiente y autogestivo y se cubre con un bono contribución de 30 pesos”, amplía el también cantante del grupo Exocet.
Como en casi todas las ediciones anteriores, ésta también se realizará en un espacio del Frente Popular Darío Santillán en el polo textil de la Estación Darío y Maxi (ex Avellaneda), a la altura 400 de la avenida Hipólito Irigoyen. Será el sábado 22 de diciembre desde las 16, y tocarán Exocet, Disidente Inmortal, Orgullo Fisura, Máquina Suicida y Zonanegra. “A las bandas las elegimos entre los programas”, dice Diego.
La idea de unión under y comunicacional también está relacionada con la necesidad de amalgamar una escena heavy que, según Abrego, ya no es únicamente un movimiento sino más bien un colectivo cultural. “Esto tiene que ver con la aparición de otras expresiones como la Feria del Libro Heavy o el Grupo de Investigación de Heavy Metal Argentina.” De éste último –surgido en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires–, Diego retoma el concepto de “parricidio” postulado este año a través de un libro con ese mismo título: “La traición de Ricardo Iorio a los valores del heavy argentino a partir de sus expresiones nacionalistas obliga a pensar en un recambio generacional que debió darse hace ya varios años”.
“Como artistas y comunicadores tenemos que acompañar las luchas que hay en las calles, como las del colectivo feminista o los reclamos docentes, por tierras o de los pueblos originarios. Y nada más lejos de todo esto que estar pidiendo balas para las masas empobrecidas”, enarbola Abrego. “Mi sueño es que el colectivo metalero acompañe ese tipo de causas, porque nuestro enemigo es el sistema capitalista. Y así como en su momento se bajaron los cuadros de los milicos, ahora tenemos que quemar a los ídolos que perdieron representatividad popular, aunque siempre respetando la obra hecha. El contexto social y político adverso tiene que alimentar este sentimiento contracultural que nos moviliza. Tomémoslo como un nuevo florecer.”