Boca apostó todo a ganarle la Copa Libertadores a River. Y como no la ganó, un cráter profundo se ha abierto debajo de los pies de dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. La derrota del domingo en Madrid provocó una conmoción indescriptible. Nada ha quedado en el mismo lugar que ocupaba antes del 1-3. Y todo (y todos) han quedado cuestionados, empezando por el entrenador Guillermo Barros Schelotto y el presidente Daniel Angelici.
Da toda la impresión de que la suerte de los mellizos Guillermo y Gustavo está echada y que no continuarán dirigiendo a Boca. Su contrato vence el último día del año y desde ambos lados, entienden que el ciclo está cumplido. La Copa Libertadores era el objetivo excluyente y sin ella, ya no habría razones ni fuerzas para continuar. Cualquiera fuese el resultado en Madrid, Angelici había decidido no renovarles el vínculo. Y los mellizos tenían resuelto irse, mucho más si lo hacían como campeones de América y del Mundo. Dicen desde su cercanía que tienen ofertas tentadoras para dirigir en Brasil, Estados Unidos y Qatar. Habrá que esperar el curso de los próximos días para saber qué hay de cierto en todo eso.
A partir de la más que probable desvinculación de los Barros Schelotto, las operaciones para instalar candidatos empezaron a estar a la orden del día. Dirigentes cercanos a Angelici dejaron trascender los nombres de Gabriel Heinze (actualmente en Vélez), Gustavo Alfaro (por ahora en Huracán) y Antonio Mohamed (de paso poco exitoso por el Celta de Vigo de España). Pero hay otros que creen que habría que seguir insistiendo con los apellidos históricos. Y postulan al máximo goleador boquense de todos los tiempos, Martín Palermo (quien viene de dirigir a la Unión Española de Chile), y al DT de la Reserva, Rolando Schiavi. Con menores chances aparece por estas horas Miguel Angel Russo, avalado por ser el último DT de Boca campeón de América en 2007 y de paso cercano por Millonarios de Colombia.
Pero mientras se resuelve el nombre del futuro entrenador quien deberá afrontar la pretemporada a partir del 3 de enero, también habrá que asumir en paralelo una honda renovación del plantel profesional. La idea es no rescindir ningún contrato pero considerar todas las ofertas que arrimen los representantes. Por tal motivo, se cree que el uruguayo Nahitan Nandez y el colombiano Wilmar Barrios habrían jugado el domingo su último partido con la casaca azul y oro. Tienen muy altos contratos a valor dólar y Boca ya no puede hacer más esfuerzos para retenerlos que los que hizo luego de que ambos jugaran el Mundial de Rusia.
También sería muy difícil la continuidad del cordobés Cristian Pavón, cuya cláusula de rescisión de 50 millones de dólares parecería muy elevada en función de la actualidad de su nivel, muy por debajo del que tuvo en el primer semestre del año y que lo ubicó en el plantel argentino que participó de la Copa del Mundo. Su representante Fernando Hidalgo tratará de colocarlo durante el próximo mercado europeo de pases, quizás por una suma inferior a ese blindaje.
El goleador Darío Benedetto y el defensor Lisandro Magallán podrían emigrar si se oficializa el interés que hay por ellos en Estados Unidos y Europa. Y no se hará uso de la opción de compra de 7 millones de dólares por el pase del colombiano Edwin Cardona, quien regresaría a su país. El lateral uruguayo Lucas Olaza regresará a Talleres de Córdoba, de donde llegó a préstamo por la lesión de Frank Fabra y es posible que Emanuel Reynoso también vaya a préstamo al club cordobés, que en 2019 se reforzará para jugar la segunda fase de la Copa Libertadores.
Carlos Tevez es una incógnita. Están quienes dicen que antes de fin de mes anunciará su retiro y quienes sostienen que acompañará a Daniel Angelici en su último año de gestión y recién después se irá del fútbol. El delantero y el presidente tuvieron una charla aparte en el vestuario boquense tras la derrota en la que Tevez habría insistido con la contratación de Heinze como futuro técnico para seguir un año más.
Todo este proceso de renovación y cambio deberá hacerse sin demoras. A partir del 5 de marzo y hasta el 9 de mayo, Boca jugará la fase de grupos de la edición 2019 de la Copa Libertadores. Acaso, la última oportunidad que tendrá Angelici de alcanzar el título continental que prometió desde que a fines de 2011, alcanzó la presidencia de Boca y que no pudo lograr en 2012 (perdió la final ante Corinthians en Brasil), 2015 (River lo sacó en octavos de final tras la noche del gas pimienta) y 2016 (Independiente del Valle lo eliminó en semifinales en la Bombonera). Ninguna de estas derrotas ardió tanto como la que River le infligió hace apenas 48 horas en Madrid. Por eso, en la Boca soplan fuertes vientos de cambio.