Dos militantes del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil fueron asesinados a balazos en un campamento que la organización había montado en el estado de Paraiba (noreste). Estos asesinatos se dan en un clima de violencia avalada por el presidente electo, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien asumirá el próximo 1 de enero. El ex capitán del Ejército ya ha anunciado su decisión de encuadrar las ocupaciones del MST y del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo, como actos de terrorismo.
El homicidio de Rodrigo Celestino y José Bernardo da Silva (foto), conocido como Orlando, sucedió el sábado por la noche en los alrededores de la ciudad de Alhandra, a 45 kilómetros de la capital estatal, Joao Pessoa. La comisaria Lídia Veloso, responsable del caso, declaró que la primera hipótesis apunta a una ejecución, porque los asesinos -cuatro hombres encapuchados-, al llegar al campamento, se dirigieron directamente a las víctimas, pidieron que otras personas se apartaran y dispararon. “Los testigos dijeron que los querían solamente a ellos, mandaron a los otros a salir del medio y dispararon”, explicó Veloso. La policía, sin embargo, no identificó todavía a los sospechosos.
“(El asesinato) Demuestra la actual represión contra los movimientos populares y sus líderes”, afirmó el MST en un comunicado. “Exigimos justicia y castigo a los culpables y afirmamos que luchar no es un crimen. En estos tiempos de angustia y de dudas sobre el futuro de Brasil, no podemos dejar que los que detentan el poder político y económico tracen nuestro destino. Por lo tanto, continuamos reafirmando la lucha en defensa de la tierra como el tema central para garantizar la dignidad de los trabajadores y trabajadoras del campo y de la ciudad”, continuó. “Convocamos a la militancia, a amigos y amigas, a los que defienden a los trabajadores y trabajadoras, denunciar la actual represión y los asesinatos como resultado de conflictos en el campo”, concluyó la agrupación.
La Comisión de Derechos Humanos y Minorías de la Cámara de Diputados (CDHM), pidió ayer informaciones a la Justicia y se solidarizó con las familias de las víctimas. El presidente de la CDHM, Luiz Couto del Partido de los Trabajadores envió al secretario de Estado de Seguridad y de Defensa Social de Paraíba, una carta pidiendo información sobre las providencias adoptadas para esclarecer el caso. Además, Couto mostró recelo por el hecho de que este tipo de crímenes suceda en el contexto actual del país. “La ultraderecha está imponiendo una ‘criminalización’ de los movimientos sociales, y eso puede tener consecuencias trágicas para Brasil y, principalmente, para las minorías sociales. Pero además de hacer justicia por las familias que perdieron a sus seres queridos y por el MST que perdió a dos líderes, la Secretaría de Seguridad necesita mostrar que en Paraíba no habrá impunidad a quien ataca a los pobres y a los activistas”, dijo el diputado.
Desde el 2017, trabajadores rurales, niños y ancianos ocupan esa zona de Alhandra. Cerca de 450 personas viven allí, en casas de barro, plantan mandioca, hortalizas y otros productos para venta y consumo propio. El área pertenece al grupo Santa Tereza, y, según la organización, está abandonada. El MST es una de las organizaciones campesinas más activas en el país y mantiene cientos de campamentos en casi todo el territorio nacional, en demanda de una reforma agraria.
Sin embargo, Bolsonaro quiere encuadrar a dichas ocupaciones como actos de terrorismo. Para ello, dijo que impulsará una reforma de la ley antiterrorista, por lo que la decisión final sobre ese asunto estará en manos del Parlamento, también renovado en las elecciones del pasado octubre y que se instalará en febrero de 2019.
Dentro de la misma línea ideológica del presidente electo, se encuentra el futuro ministro de Medioambiente, Ricardo Salles, la última pieza del gabinete de Bolsonaro que se completó el fin de semana. Afiliado al partido liberal Novo, el futuro ministro se postuló para ocupar una plaza de diputado federal en las elecciones de octubre, pero no fue elegido. Durante la campaña, Salles generó controversia con una publicación en las redes sociales en la que en el centro se encontraban balas de fusil y de las que salían flechas a imágenes con leyendas como: “Contra la izquierda y el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra”. Salles, además, es cuestionado por organizaciones ambientalistas, a quien señalan como un aliado del influyente sector ruralista brasileño.