Una gran cantidad de la población mundial sufre hambre. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el número de personas subalimentadas ha ido en aumento desde 2014, y se estima que alcanzó 821 millones en 2017: alrededor de una de cada nueve personas en el mundo. La ecuación se complejiza si pensamos que se produce alimento para 12.000 millones de personas, a pesar de que existen en total cerca de 7.400 millones de habitantes en el mundo.
Las respuestas que surgen frente a estas operaciones que no encajan, son simples y evidentes: se desperdician grandes cantidades de alimento, además de realizarse una distribución poco justa de los mismos. En todo el mundo se pierden o desperdician 1.3 billones de toneladas de alimentos, es decir, un tercio de todos los producidos para el consumo humano. Un crimen inaceptable para la cantidad de habitantes que padecen hambre.
Pero los desafíos que enfrentamos en materia de alimentación no se agotan aquí, dado que para erradicar el hambre además se necesitan alimentos de calidad, nutritivos e inocuos. A esta altura, sabemos que consumir alimentos nocivos, enferma y mata. Frente a este escenario, existe cada vez más conciencia de la importancia de una alimentación saludable y de una soberanía alimentaria para poder llevarla a cabo. Es decir, cada vez es más urgente hacer efectivo el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente apropiados, producidos a través de métodos sostenibles y saludables.
En este camino, el sector privado y las políticas públicas nacionales y locales desempeñan un papel decisivo y estratégico para lograr revertir ciertas prácticas y asegurar la protección de los recursos naturales, la sustentabilidad de los sistemas agropecuarios, la inocuidad de la producción, y la seguridad y la soberanía alimentarias.
Ante este panorama complejo, las carreras vinculadas con la actividad agropecuaria se convierten en una opción clave a la hora de construir un desarrollo más justo, inclusivo y sustentable, que satisfaga las necesidades actuales y futuras.
Además, pese al rol protagónico en materia agropecuaria que tiene nuestro país, se necesitan más ingenieros agrónomos para cubrir las demandas productivas que reclama cada región. Según cifras de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación, en el año 2016 más de 29 mil alumnos estudiaron carreras de agronomía en todo el país (el 93% en universidades públicas y el 7% en privadas). Si bien no son pocos, aún se necesitan más profesionales del área para satisfacer las necesidades territoriales.
Dada la importancia de estos hechos, Mario Urbani, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Adriana Andrés, directora de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales de la Universidad Nacional del Noroeste de Buenos Aires (UNNOBA), y Mario Villegas, director de la carrera de Ingeniería Agronómica de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), reflexionan acerca del rol de la agricultura y la ganadería en materia de alimentación y la incorporación de nuevas tecnologías en el sector. Además, profundizan sobre el papel de la universidad a la hora de formar recursos humanos que ayuden a revertir ciertas prácticas que provocan procesos de degradación de suelos, mal uso del agua, contaminación química por el uso de plaguicidas, producción de residuos, pérdidas de biodiversidad, etc.
Debido al proceso de crecimiento de la población mundial, la agricultura y la ganadería seguirán siendo actividades claves para poder alimentar al mundo, y las carreras vinculadas con agronomía seguirán siendo una opción fundamental para satisfacer estas demandas. Ante este escenario, ¿nuestro país tiene ingenieros agrónomos suficientes para cubrir estos requerimientos o se necesitan más profesionales vinculados con el área?
Mario Urbani (UNNE): La producción agropecuaria y forestal siguen siendo temas de vacancia en el nordeste del país. Es una deuda pendiente con las regiones, principalmente con la explotación de los recursos naturales para incrementar la productividad y para satisfacer las demandas nacionales e internacionales de alimentos. De manera que la profesión y el trabajo de ingeniería en recursos naturales y producción vegetal, animal y forestal, siguen siendo hoy los pilares de la productividad de alimentos para el mundo. Lo refuerza, en ese sentido, el Consejo Regional de Planificación y Educación Superior, que determinó que una de las áreas de vacancia importante en nuestra región es la profesión de los ingenieros agrónomos con investigación y desarrollo productivo.
Adriana Andrés (UNNOBA): Si bien hay muchos ingenieros agrónomos formándose o que se han formado, Argentina, con su rol protagónico desde el punto de vista agropecuario, necesita más ingenieros agrónomos porque debe cubrir distintas regiones, demandas y aspectos productivos. Desde ese punto de vista, desde la Asociación Universitaria de Educación Agropecuaria Superior (AUDEAS), entidad que nuclea a todos los decanos de facultades de agronomía de universidades nacionales, se está haciendo un gran esfuerzo por consensuar aspectos que hacen al perfil del ingeniero agrónomo con la diversidad que merece cada territorio, en virtud de que nuestro país es tan extenso y contiene tantas economías regionales. Por lo tanto, es necesario continuar formando ingenieros agrónomos y vincular la interdisciplinariedad con todas aquellas áreas de las tecnologías y de la producción de alimentos. No se puede concebir un ingeniero agrónomo aislado o encapsulado en conocimientos propios de la carrera sin un abordaje interdisciplinario.
Mario Villegas (UNRN): Sin lugar a duda, las carreras vinculadas con agronomía siguen siendo una opción fundamental, no sólo por el tema alimenticio, sino también porque proveen a la sociedad una serie de materiales utilizados en la industria y en la producción de combustibles. Así, diferentes especies vegetales son necesarias para la fabricación de bioplásticos, jarabes, biodiesel, etanol, aceites, tejidos, alimentos balanceados, pegamentos, papel, biogas, etc.
Por otra parte, las instituciones públicas como INTA, CONICET y las universidades, han ofrecido oportunidades a los jóvenes para iniciar una carrera de investigador, extensionista o docente. Pero en relación a si existen suficientes ingenieros agrónomos en nuestro país, la realidad puede ser diferente según las zonas. En la Patagonia, prácticamente todos los colegas se encuentran trabajando en forma pública o privada. En los últimos años, una serie de nuevos emprendimientos como aquellos ligados a la producción de leche, engordes a corral, criaderos de semillas, etc., han intensificado la demanda de profesionales de las ciencias agropecuarias.
Los sistemas productivos cada vez más complejos e innovadores, en cuanto al uso de insumos, maquinaria y logística de comercialización, requieren de personas altamente competentes que sean capaces de tomar decisiones, aprovechando oportunidades, minimizando los costos y mejorando la rentabilidad. A su vez, una agricultura cada vez más responsable, requiere de profesionales que desarrollen prácticas que conserven los recursos naturales.
En este sentido, la agricultura y la ganadería son unas de las actividades principales del hombre, pero muchas veces comprometen los recursos y la futura producción de alimentos. ¿Qué amenazas enfrenta el mundo si no se revierten ciertas prácticas que provocan procesos de degradación de suelos, contaminación, pérdidas de biodiversidad, etc? ¿De qué manera podrían revertirse estas amenazas?
AA (UNNOBA): Las amenazas no son las amenazas que se visualizan desde el punto de vista productivo. Las amenazas surgen, como en cualquier otra disciplina, de la mala aplicación de prácticas de manejo. Todo depende de la conciencia que tome el hombre desde el rol que le corresponda, ya sea para la conservación del suelo, la aplicación de herbicidas o el uso de tecnologías inapropiadas, como son las rotaciones de tipo agrícolas ganaderas. En el caso de la región pampeana, son muy necesarias porque ya se ha comprobado que el monocultivo de soja produce bastante daño al ambiente. Acá todos cumplimos un rol preponderante, los educadores, los gobiernos de turno -especialmente los locales-, el sector público y el sector privado, que juega un rol estratégico. Si todos toman las decisiones adecuadas, estas amenazas no van a desaparecer, pero se van a reducir drásticamente. Creo que con el pasar de los años, cada vez hay más conciencia de todas estas amenazas que ocurren aplicando malas prácticas o aplicando tecnologías que no corresponden. Me atrevo a decir que cada vez hay más conciencia de todo esto porque se ve el cambio climático que afecta a la producción y la vida de la gente. Un cambio climático que está produciendo estragos en muchas partes del mundo. La pregunta que habría que hacerse es si todos disponen de la tecnología necesaria para hacer sostenible el ambiente.
MV (UNRN): El mundo, especialmente los países en vías de desarrollo, enfrentan estos problemas derivados de las demandas de un mundo en constante crecimiento poblacional y ávido por materias primas provenientes del agro. Diversos autores sostienen que las causas de la degradación ambiental son numerosas y obedecen a razones físicas, económicas e institucionales. Lamentablemente, los países como el nuestro que basan su economía en los recursos naturales son los más expuestos a estas amenazas. Sin embargo, en los últimos años hay un amplio consenso entre los organismos técnicos como el INTA, las universidades y el sector privado, en apostar a una producción amigable con el ambiente a través de la investigación, la extensión y la asistencia técnica. Son numerosos los ejemplos de prácticas culturales que han mejorado notablemente el uso del suelo y el agua, como la siembra directa, el mapeo de suelos, la agricultura de precisión, el uso de cultivos cobertura, la fertirrigación, el control integrado de plagas, la agroecología, las semillas mejoradas, el riego localizado, etc.
MU (UNNE): Es cierto que hay cada vez más conciencia del cuidado y la preservación de los recursos naturales y la biodiversidad. En casi todo el mundo, principalmente en los países latinoamericanos, es una conciencia importante y presente que, de alguna manera, está frenando los procesos de degradación y en muchos casos el deterioro de los suelos y diferentes áreas importantes para la conservación de la biodiversidad. La UNNE, y los gobiernos provinciales y Nacional, están absolutamente comprometidos en la preservación de ciertos sistemas biológicos importantes como los macrosistemas del Iberá, participando de desarrollo de políticas públicas que lo conserven para las generaciones futuras. Del mismo modo, en el Impenetrable y en Bañado La Estrella, la universidad está comprometiéndose a través de sus diferentes estamentos en el trabajo y preservación de esos recursos. En referencia a los sistemas productivos particulares (productores y empresas), es cada vez mayor la conciencia.
De todos modos, aunque exista gran depredación en varias regiones del país, debemos entender que la utilización de los recursos requiere formación y compromiso. Es esencial pensarlo de esa manera y tenemos que hacer docencia en ese tema para las futuras generaciones.
Hablando de futuras generaciones, ¿los estudiantes egresan con la preparación adecuada que necesita el mundo en relación a los avances tecnológicos que se han sumado a los sistemas agropecuarios con el fin de mejorar la productividad? En este sentido, ¿cómo se fueron incorporando estas nuevas tecnologías a la enseñanza universitaria?
MU (UNNE): Sin lugar a dudas, en todos los órdenes de la vida se producen avances tecnológicos que, de alguna manera, están disponibles para los sistemas productivos. En este sentido, nuestros alumnos tienen una buena formación en el aula y en el gabinete. Lógicamente, se cuenta además con cursos de posgrado más específicos que se realizan para cada actividad, los cuales también tienen la preparación adecuada.
AA (UNNOBA): La tecnología va a dominar absolutamente todos los campos del conocimiento, desde la biotecnología hasta las tecnologías aplicadas agrícolas (drones, tics, softwares especiales para el campo, etc.). Actualmente, las carreras de agronomía de muchas facultades están incorporando día a día los contenidos necesarios para formar perfiles cada vez más dinámicos, que puedan llevar inmediatamente a la práctica los conocimientos que incorporan, además de actualizarlos permanentemente.
Los estudiantes egresan con un muy buen perfil, pero no todo termina allí. El egresado de agronomía necesita una continua adecuación de los conocimientos. Esto significa que los egresados deben tomar permanentemente cursos de actualización. Aquel que piense que puede seguir trabajando con los conocimientos que adquirió hace diez años atrás, es un egresado desactualizado. Hoy se necesita una capacitación práctica porque los egresados deben salir a un medio altamente tecnificado, y para eso necesitan adquirir habilidades propias de las demandas tecnológicas que tienen en distintas regiones de la Argentina.
MV (UNRN): Los programas para el estudio de las ciencias agropecuarias, en este caso de la ingeniería agronómica, son sumamente completos y abarcan distintas áreas como las ciencias básicas, las básicas agronómicas y las aplicadas agronómicas. A su vez, otra serie de asignaturas relacionadas con las TIC le permiten al alumno resolver innumerables problemas que antiguamente no se podían hacer, como mejorar la roturación del suelo, la siembra de precisión, el manejo integrado para el control de plagas y enfermedades, la cosecha, la utilización de fertilizantes, el mapeo de suelos, el uso sustentable del agua para riego, etc. (…).
En la mayor parte de las asignaturas, los alumnos realizan visitas permanentes a campo y prácticas profesionales en organizaciones agropecuarias de la región, donde tienen la oportunidad de integrar los conceptos teóricos con las prácticas, lo que resulta una experiencia de gran importancia y altamente valorizada por los alumnos y las empresas. Además, nuestra universidad posee un campo experimental en el marco de la recientemente conformada Unidad para la Innovación del Sistema Agroalimentario (UIISA). Resulta útil recordar que, en el noreste de la Patagonia, las condiciones agroecológicas son variadas, con riesgo climático y mercados segmentados. También muchos de los sistemas relacionados con la producción agropecuaria utilizan agua de riego como insumo básico para obtener producciones sustentables, por lo que tratamos de formar profesionales que se desempeñen adecuadamente en estos ambientes difíciles y se conviertan en actores claves del desarrollo agropecuario regional.