Siempre fuimos muchas pero excluidas, marginadas a roles secundarios o directamente invisivilizadas de la escena musical. Muchas solistas y grupos se consolidan y logran llevar la misma cantidad de seguidores que las agrupaciones conformadas por hombres. El rock ya no es un estilo musical representado sólo por varones, arriba y abajo del escenario. Sin embargo, la discriminación continúa en muchos aspectos, incluyendo las grillas de los festivales de música. Según un relevamiento realizado por un grupo de mujeres convocado por la cantante Celsa Mel Gowland, los 46 festivales más importantes de la Argentina tienen una presencia de mujeres menor al 20 por ciento; en 25 de los 46 festivales, el 54 por ciento, el número de la desigualdad desciende a 10 por ciento. En los festivales de rock, el número es todavía más desigual y llega apenas al 5 por ciento. A partir de esta desigualdad notoria, Celsa decidió presentar un proyecto de Ley que regule el cupo femenino en los festivales de música.
La idea surgió el 23 de enero, Día Nacional de la Música, en un programa de debate en el Canal de la Música, que Celsa moderó cuando era vicepresidenta del INAMU (Instituto Nacional de Música). La cantante que trabajó con Virus, Soda Stereo, Fito Paez y Luis Alberto Spinetta y editó el disco “Como si nadie estuviera escuchando” junto a NuJaazz. Ese día estuvieron de acuerdo que algo tenían que hacer para terminar con la desigualdad y el machismo en los escenarios.
“La finalidad de la ley será lograr la inclusión efectiva de la mujer en la música en vivo, evitando su postergación, derribando prejuicios sobre la generación de ganancias en la industria cultural según sexos, permitiendo la necesaria multiplicidad de miradas y voces, integrando la diversidad y tendiendo a alcanzar la paridad de géneros”, asegura la cantante, que reunió a Hilda Lizarazu, Isabel de Sebastián, Mavi Díaz, Mariana Bianchini, Nelly Gómez, Liliana Vitale, Elbi Olalla, Lucy Patané, Lula Bertoldi, Carolina Peleritti, Barbarita Palacios y Nora Sarmoria para trabajar en el proyecto. Celsa explica que “todas y cada una de las músicas de la mesa y muchas más que se fueron sumando en el camino, con sororidad, como debe ser entre nosotras, con un objetivo superior claro, que es el de visibilizar el talento musical femenino y disidente y achicar esta desigualdad, hemos trabajado y trabajaremos para que esta ley salga por unanimidad”.
La ley propone establecer un piso del 30 por ciento, cifra que contempla a artistas solistas o referentes de conjuntos y a músicas integrantes de formaciones mixtas. Mercedes Liska, investigadora del Conicet especializada en música popular, también trabajó en el proyecto de ley y en una carta que escribió sobre el tema asegura que “en Argentina, los responsables en la producción y organización de eventos artísticos de gran escala son exclusivamente hombres que reproducen una trama de relaciones y un sistema de valoraciones estéticas regido por la preservación del dominio masculino” y agrega: “Es el Estado el que puede regular estos desequilibrios y este proyecto es una nueva oportunidad para posicionarse como garante de procesos de democratización cultural”. El proyecto de ley que ya fue presentado tiene 700 firmas de apoyo de distintos músicos e instituciones.
La presentación de esta ley se da en el contexto en el que varias bandas de rock están siendo denunciadas de abusos sexuales a seguidoras, incluidas menores de edad. El círculo de los músicos que juegan con el poder emocional que tienen sobre sus fans para abusar de ellas, sexual y emocionalmente, está empezando a romperse, aun cuando esta misma semana los integrantes del grupo Onda Vaga intimaron a las jóvenes que los denunciaron a través de un wordpress. Celsa cree que “sin duda estamos ante un cambio profundísimo y nosotras creemos que una ley de este tipo permitirá una mayor presencia de mujeres músicas en la convivencia efectiva con los músicos hombres en los escenarios, las giras y los camarines. Es un aporte para desnaturalizar conductas y juicios de valor estético, y preconceptos machistas y misóginos condenables, con las conocidas y nefastas consecuencias para la vida de las mujeres y de toda la sociedad”.