“Si no te dan un asiento en la mesa, llevá tu propia sillita plegable”, solía decir Shirley Chisholm (1924-2005), pionera que hace casi cinco décadas, en 1969, devino primera mujer negra en convertirse en congresista de los Estados Unidos. En el ‘72, esta feminista y pacifista, cautivante oradora, volvió a hacer historia al volverse la primera candidata femenina en las primarias presidenciales del país del norte por el partido Demócrata; y aunque sabía que pocas eran las chances de llegar a la Casa Blanca, más le interesaba que su gesto “cambiase la cara y el futuro de la política norteamericana”. Pues, en un intento por celebrar “a las mujeres comprometidas con la justicia y la reforma social”, además de darles más visibilidad a sus legados, la ciudad de Nueva York erigirá el año próximo una estatua de la mentada feminista en su Brooklyn natal. Más precisamente en el Prospect Park, uno de los mayores de la urbe. “Pocas personas más dignas que Chisholm para recibir este honor”, subrayó la teniente de alcaldesa Alicia Glen sobre la flamante novedad, que enarbola el hacer de la rompedora Shirley, que dedicó su vida a mejorar -legislación mediante- la vida de las amas de casa, garantizar el acceso a la educación, ampliar los derechos civiles de lxs inmigrantes, proteger al consumidor, dar asistencia a mujeres embarazadas… “Se pierde una gran cantidad de talento en nuestra sociedad, solo porque lleva pollera”, expresó Chisholm en cierta ocasión; y luego: “El estereotipo emocional, sexual y psicológico de las mujeres empieza cuando el doctor dice: felicitaciones, es una niña”; o bien: “Estar en contra de los negros, de las mujeres o practicar cualquier tipo de discriminación equivale siempre a lo mismo: ir en contra de la humanidad”.
Vale decir que el venidero busto de Chisholm es parte de She Built NYC, iniciativa lanzada pocos meses atrás por el gobierno local que busca reivindicar a mujeres históricas dándoles merecida (y tardía) estatua en espacios públicos. Finalmente, increíblemente, solo hay cinco hoy día a lo largo y ancho de la Gran Manzana: las de Eleanor Roosevelt, Golda Meir (primera primer ministra de Israel), Juana de Arco, la escritora Gertrude Stein y la abolicionista Harriet Tubman. La sexta será la de ella, Shirley, sugerida por lxs propixs vecinxs de Nueva York en una votación abierta donde más de 2 mil nombres fueron propuestos. “Ya es hora de poner a más mujeres en los pedestales que se han ganado en todas las de la ley”, afirmó Glen, y explicó que el proyecto busca que “los espacios públicos representen nuestra diversidad y nuestros valores”: “Es un primer paso para mostrar con más precisión cómo la contribución de las mujeres fue vital para forjar nuestra historia, la historia de Nueva York”. Quién estará a cargo de cincelar la obra de arte, recién se sabrá el año próximo; ídem qué otras mujeres pioneras tendrán su busto en la populosa y concurrida ciudad.