La historia menuda, que con acentos escandalosos contaron los tabloides sensacionalistas londinenses en la época de su divorcio, la recuerdan como la “Dirty Duchess” (Duquesa Sucia). Pero Ethel Margaret Campbell, en segundas nupcias duquesa de Argyll, representó con su glamour retador y sus aventuras sexuales –además de la manía por lo que hoy se llama selfie– una forma del desacato. Lo más parecido a la libertad entre los ajetreos mundanos, la doble moral de la aristocracia británica y la “beatiful people” de los 60. La duquesa es un personaje denso, cuya vida de abundancia y soledad Thomas Adès trasladó a la escena lírica. Powder her face es la obra del compositor británico que hoy a las 20, en el Teatro 25 de Mayo (Triunvirato 4444), pondrá en escena la Ópera de Cámara del Teatro Colón, con funciones el sábado y el martes a las 20 y el domingo a las 18.
Powder Her Face es una ópera de cámara en dos actos compuesta en 1995, con música de Adès sobre libreto de Philip Enscher. El estreno aquí tendrá puesta en escena de Marcelo Lombardero, director de la Ópera de Cámara del Colón. La escenografía es de Noelia González Svoboda, el vestuario de Luciana Gutman y la iluminación de Horacio Efron. La soprano Daniela Tabernig encarnará a la duquesa; Oriana Favaro, otra soprano, interpretará a la confidente y la criada, una camarera, una periodista de Sociales y una estúpida común. El tenor Santiago Burgi será un electricista, además de un “lagarto” de salón, camarero, un sacerdote y el muchacho del delivery, y el barítono Hernán Iturralde será el encargado del hotel, el duque, el lavandero y un invitado. La dirección musical es de Marcelo Ayub.
La ópera enfoca a la duquesa de Argyll en sus últimos días, sin reputación desde su divorcio y expulsada del hotel que ya no podía pagar, evocando las hazañas de tiempos idos. Provocadora en sus gestos y explícita en el libreto –célebre y temida es la escena de la felación, magistralmente musicalizada– abunda la tensión sexual en la que para Lombardero es una de las óperas mejor logradas de estos tiempos. “Es una obra importantísima, compuesta a fines del siglo XX pero que mira al siglo XXI. Por eso nos pareció importante presentarla en el contexto de la Opera de Cámara del Colón. A menudo falta riesgo en las programaciones y por eso nuestro país ha quedado relegado respecto a lo que pasa en el mundo, también en materia de ópera. Mucho se habla de entrar el mundo y sabemos que la puerta es la cultura, no las finanzas”, asegura el director de escena.
“Si la ópera no habla de las debilidades y de los valores humanos, no tiene sentido. Y acá se hace evidente el poder que tiene la música de sublimar las grandes emociones. Powder... es una comedia costumbrista, basada en un hecho periodístico. La historia de un personaje de la nobleza inglesa de mitad del siglo XX. Un personaje patético, que a la distancia podríamos relacionar con lo que hoy son los ‘mediáticos’. Es como si un compositor argentino hiciera una ópera sobre Samanta y el jarrón”, explica Lombardero con fervor didáctico.
Durante el proceso de su divorcio, la alevosía editorial le contó a la duquesa 88 amantes, entre personajes de la realeza, estrellas de Hollywood, tahúres y servidumbre, además de adjudicarle la redacción de un diario en el que detallaba sus hazañas sexuales y calificaba con estrellas a cada prestador. Y la única cámara Polaroid de Inglaterra por entonces, que ella manejaba con autodisparador. “El personaje tiene una connotación específica, la ópera habla de sexo, pero no es ese el vector principal. No es una ópera de pornografía explícita. En todo caso, la pornografía es explícita en términos musicales. Todo lo sexual está en la música. El compositor pide cosas que hasta entonces nunca se habían pedido a un cantante. Por ejemplo, cómo articularía la emisión vocal un cantante cuando hace una felación. Va un paso más allá de la escena de sexo entre Sergei y Katerina en Lady Macbeth en el distrito de Mtsensk, de Dimitri Shostakovich. A eso que Shostakovich le pone música instrumental, Adès le agrega una forma vocal que no es solamente cantada, es mucho más compleja”, asegura Lombardero.
Recibida con cierta perplejidad y aceptada sin prejuicios con el pasar del tiempo y las representaciones en distintas ciudades de Europa y América, Powder Her Face es la primera ópera de Adès, antes de La tempestad (2004), sobre Shakespeare, y El ángel exterminador (2016), sobre la película de Buñuel. “Es de los compositores que han vuelto a reflexionar sobre la ópera en función de su tradición. Pensando en los cantantes escribe melodías interesantes, con las que sabe conmover. Su escritura instrumental puede ser muy compleja, pero al no estar atado a ninguna vanguardia abreva todos lados. No tiene problema si hay que escribir una canción o recurrir a la tonalidad si es necesario. Todo en función de describir con claridad el libreto”, señala Lombardero.