El indicador de servicios públicos anotó en septiembre una caída del 4,6 por ciento frente al mismo mes del año pasado, informó ayer el Indec. Es la quinta merma consecutiva. Sin tener en cuenta la estacionalidad, la baja es del 2,6 frente a agosto. El deterioro en el consumo de servicios públicos está vinculado a la caída del poder adquisitivo y a la sucesión de tarifazos, que son de tal magnitud que afectó estos consumos esenciales. Pero además, hay sectores de servicios que se ven perjudicados por la caída de la actividad económica en general, como es el caso de la electricidad.
En el desagregado sectorial, el único rubro que mostró un comportamiento positivo en septiembre es el trasporte de carga, con un alza del 1,3 por ciento. La demanda de energía eléctrica, gas y agua registró una contracción de 2,4 por ciento en la comparación interanual a partir de la caída de la actividad económica y la moderación del consumo ante las boletas exorbitantes. Según el Indec, la utilización de la capacidad instalada en la industria es del 64,8 por ciento en promedio, lo cual implica una subutilización que impacta a la baja en el consumo energético.
El transporte de pasajeros registró una baja interanual del 6,8 por ciento que está vinculada al fuerte encarecimiento de los transportes de media y larga distancia. Por su parte, los vehículos que pasaron por las cabinas de peajes se contrajeron en un 13,1 por ciento, también por “efecto precio”. De acuerdo a los datos de la empresa Autopistas Urbanas (AUSA), en septiembre ingresaron a la Ciudad por las autopistas 25 de Mayo, Illia y Perito Moreno unos 10 millones de vehículos, un 7 por ciento menos de autos en relación al mismo mes del año pasado. Los peajes de Avellaneda y Dellepiane encabezaron la caída, con el 4,5 por ciento, mientras que la Illia registró una baja del 3,2 por ciento. Para octubre, la baja de ingresos por las vías rápidas de la Capital Federal fue del 2,7 por ciento. No sólo el encarecimiento de los peajes repercute en la actividad del sector sino que también lo hace la suba de hasta el 70 por ciento en las naftas. “Estamos percibiendo que hay menos autos, sobre todo en las horas pico. El tránsito se hace más fluido, por lo que se tarda menos tiempo en llegar a destino”, dijo Fabián Pons, del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam). Por otro lado, la recolección de residuos tuvo una baja del 2 por ciento.