Con un incremento del 2,9 por ciento en noviembre, la inflación acumula una suba del 43,1 por ciento en once meses. La medición realizada por el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) registra un incremento del 47,2 por ciento frente al mismo período del año pasado. Las estimaciones anticipan que 2018 se convertirá en el año más inflacionario desde 1991. El desborde de precios que siguió a la disparada del dólar superará los aumentos observados durante los episodios inflacionarios de 2002, 2014 y 2016. A lo largo de los primeros tres años de la presidencia de Mauricio Macri los asalariados registrados experimentaron una escalada de precios del 158,2 por ciento. El poder adquisitivo de los trabajadores, por su parte, anotó una caída del 18,1 por ciento promedio en el mismo período.
La estimación para la inflación de noviembre representa una desaceleración frente a los dos meses previos, cuando los aumentos rondaron el 6 por ciento al reflejar el impacto de la devaluación (para el Indec fueron 6,5 y 5,4 por ciento). La estrategia del gobierno para intentar controlar los nuevos aumentos consiste en ahogar la economía mediante altas tasas de interés, austeridad fiscal y contracción monetaria. “Argentina transita una desinfección gracias a la dura política del Banco Central”, celebró anteayer el titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne, al asegurar que el ajuste fiscal llevará al crecimiento.
El aumento mensual del 2,9 por ciento calculado por el IET de la UMET es, sin embargo, superior a la mayoría de los registros observados a lo largo de 2017, el año de menor inflación bajo la gestión cambiemita. Si en septiembre el 83 por ciento de los 327 rubros relevados por el indicador mostraron alzas superiores al 1,5 por ciento, durante noviembre la cifra cedió al 56 por ciento. No obstante, está por encima de los valores observados a finales del año pasado. Los rubros que exhibían entonces alzas mayores al 1,5 por ciento eran “apenas” el 40 por ciento del total. Consultoras privadas afines al gobierno como Elypsis y Orlando Ferreres estimaron que la inflación se ubicó entre 2,5 y 2,8 por ciento el mes pasado. Hoy se conocerá la medición de inflación del Indec.
Con aumentos que superaron el 7 por ciento mensual en los productos lácteos y las bebidas alcohólicas, el rubro Alimentos y bebidas trepó un 3,8 por ciento en noviembre. El ítem que registró el mes pasado la suba más significativa fue “Otros bienes y servicios”, al marcar un incremento del 7,8 por ciento mensual impulsado por las subas en cigarrillos, pañales, protectores diarios y jabones. Por su parte, el capítulo “Esparcimiento” se encareció 4,7 por ciento a partir de los aumentos en las tarifas hoteleras y las entradas al cine.
En un mes en el que no se autorizaron aumentos en las cuotas de la medicina prepaga, el rubro “Salud” subió “apenas” 2,4 por ciento. Las promociones vinculadas a la denominada cyber-week junto con la contracción en el consumo amortiguaron los aumentos del ítem “Indumentaria y calzado”, que marcó un aumento de 2,1 por ciento. Como las subas en el transporte público del área metropolitana terminaron de implementarse en octubre y la menor volatilidad cambiaria permitió controlar la escalada en los combustibles, la suba en “Transporte y comunicaciones” marcó 1,9 por ciento.
La “desaceleración” en los aumentos de precios estuvo acompañada por un fuerte retroceso en el nivel de consumo privado. De acuerdo al indicador mensual de consumo (IMC) de la Fundación Germán Abdala, noviembre registró una baja del 9,6 por ciento, la contracción más profunda en 17 años. La medición incluye las compras en supermercados, shoopings, autos y electrodomésticos, entre otros. Por su parte, la consultora Scentia indicó que el mes pasado el consumo de alimentos, bebidas, artículos de limpieza y tocador en supermercados derrapó un 5,9 por ciento (ver aparte). Las medidas del gobierno como el bono para los trabajadores del sector privado o el incremento en dos tramos de la AUH no logran contener el deterioro del mercado interno. La aceleración en el proceso de destrucción de empleo profundiza el declive en el consumo privado, principal componente del PIB en Argentina.
El informe del IET permite diferenciar la inflación experimentada de acuerdo al nivel de ingresos de los trabajadores. El 10 por ciento de menores ingresos experimentó una inflación de 180,7 por ciento desde que comenzó el gobierno de Macri mientras que para el 10 por ciento de mayores ingresos los aumentos fueron del 145 por ciento. De acuerdo a la UMET, el mes pasado el salario real fue un 18,1 por ciento promedio inferior al observado hace tres años. Incluso si la inflación vuelve a la franja del 2 por ciento mensual y los aumentos salariales se reactivan a partir de la reapertura de las paritarias “resulta improbable que en los próximos meses se retorne al poder adquisitivo observado en 2015 o 2017”.