La primera en ponerle voz fue Calu Rivero, compañera de trabajo de Darthes en Dulce amor (Telefe, 2012). La joven denunció que Darthes la besaba efusivamente por demás y se propasaba en las escenas de sexo. A pesar de los reclamos hechos por ella a la producción, nadie intervino. Su abrupta salida de la novela estuvo llena de acusaciones y comentarios acerca de su           inestabilidad emocional. Cinco años después, se animó a relatar los sucesos. Darthes le inició una causa por daños y perjuicios en la que hoy debe desarrollarse una audiencia de mediación.

La cantante Anita Coacci se sintió cercana al relato de Calu y decidió hablar sobre lo que sufrió en un camarín (Gasoleros, 1998). Contó que en una conversación con Darthes “él se desliza con la silla que tenía rueditas y se me tira encima, se para y me tira contra la pared, me besa, me mete la lengua, me agarra la mano y me hace tocarle su sexo, mientras me dice ‘Mirá cómo me ponés”. Yo, congelada y sin poder reaccionar. En segundos entró una de las chicas de vestuario y él se separó inmediatamente y yo me fui. Los días siguientes de grabación me persiguió. Supe que mientras esto pasó su mujer estaba embarazada y eso me sumó más asco”. La frase “Mirá cómo me ponés” que reproduce Coacci se repite en el relato de Thelma Fardin. La denuncia no tuvo curso legal.

Luego habló Natalia Juncos, quien compartió unas breves escenas en Se dice amor en 2005: “Tenía puesto un vestido corto, debajo de la cola, muy sexy. Antes de filmar, Darthes me preguntó si quería ir a dormir con él, que tenía un departamento en Palermo. Me quedé en shock. Me tocó con el dedo índice y me lo pasó desde la nuca hasta donde comienza el fémur y me dice ‘y cómo me calentás’, me doy vuelta y me dice ‘Mirá cómo me ponés’ y me muestra la erección que tuvo. Me quedé estupefacta”, sostuvo.