Porcile 

1969 Pier Paolo Pasolini

Léaud no guarda un buen recuerdo de este film, aunque agradece haber podido trabajar con Pasolini. En una entrevista de 2015, Léaud especifica que el director le entregaba el texto el mismo día del rodaje, lo que le impedía trabajarlo como hubiera deseado. “Me decía todo el tiempo que lo dijera ‘más mozartiano’ pero nunca entendí que tenía que ver Mozart con todo eso”. Sobre todo no le agrada que otro actor lo haya doblado al italiano. Hubiera preferido hacerlo él mismo pero no logró que sus tiempos coincidieran con la postproducción del film. Hoy, con bastante razón, dice que sólo está en Porcile a medias.


Der leone have sept cabeças 

1970 Glauber Rocha

El director brasileño llegó a Léaud vía Godard y se lo llevó al África para interpretar a una especie de profeta desquiciado en esta alegoría sobre el neocolonialismo en el Tercer Mundo. Cerca del comienzo, la escena en que Léaud se arrastra por el suelo como un poseído ante el atento desconcierto de las mujeres de una tribu local, es uno de los más grandes momentos del cine de Rocha. Todo director contemporáneo que quiera hacerse el loquito tendría que estudiar atentamente este film de Rocha (junto con Cabezas cortadas, su complemento imprescindible) y pensar todo de nuevo. 


Une aventure de Billy the Kid

1971 Luc Moullet 

La obra de Moullet sigue siendo bastante secreta, aunque el hombre fue miembro destacado de los Cahiers e inició una filmografía muy consistente en pleno apogeo de la Nouvelle Vague. En sólo seis días, con un Léaud que está sencillamente perfecto en el protagónico, Moullet hizo este eurowestern sobre el doloroso proceso que atraviesa el protagonista en el descubrimiento de su propia humanidad.  Léaud no tiene gran cosa para decir sobre este film en particular pero le gusta que se recuerde a Moullet  porque lo estima, lo considera injustamente postergado y valora su obra en general. 


Les lolos de Lola 

1976 Bernard Dubois 

Es un pequeño misterio este film, ópera prima de un discípulo de Maurice Pialat y producido casi en secreto por Truffaut. Se lo ha señalado como una suerte de coletazo final de la Nouvelle Vague, motivo por el que algunos críticos lo trataron con bastante respeto y otros lo detestaron con énfasis. En cualquier caso, Léaud volvió a trabajar con Dubois en otro film igualmente oscuro, Parano (1980).


Rebelote 

1984 Jacques Richard

Muchísimo antes que El artista, este film de Richard evoca la estética del cine mudo aunque con una perspectiva irónica que produce un resultado bastante desparejo. En cualquier caso es un experimento interesante, entre otras cosas porque es el único protagónico de Léaud en el que aparece totalmente privado de la palabra. El director ratificó su cinefilia en 2004 con un exhaustivo documental sobre Henri Langlois, el fundador de la Cinématheque Française, que fue mucho más difundido.