La película El camino de Santiago. Desaparición y muerte de Santiago Maldonado, acaba de ganar dos premios en el prestigioso Festival de Cine de La Habana. El premio especial del jurado al mejor documental y el de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Ambos fueron recibidos en el teatro Mella de La Habana por el director del documental, Tristán Bauer, quien estaba allí junto a León Gieco, autor de la canción central del film (“Las ausencias”), y otros argentinos que festejaron con ellos, como el periodista Edgardo Esteban y el actor Gastón Pauls. Es que otra película de Bauer, Iluminados por el fuego --que había ganado cuatro premios en el festival de 2005--, fue distinguida en la sección Clásicos restaurados, con el homenaje implícito a la causa Malvinas.
“Este premio es muy importante. Es el 40 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, un festival de una gran tradición, el más importante de América latina. Había 25 documentales en competición, vimos varios de ellos y realmente había un excelente nivel de calidad. En este contexto, recibir estos dos premios es muy importante”, se alegra Bauer en diálogo con PáginaI12. Y destaca sobre la obra premiada: “Se está premiando el esfuerzo de todo un equipo de trabajo. Y sobre todo se está reconociendo un documental que reclama justicia por Santiago Maldonado, y que de alguna manera refleja lo acontecido durante un año en nuestro país”.
El festival, que comenzó el 6 de diciembre pasado, finalizó este fin de semana tras el anuncio de las películas ganadoras, fiel a una tradición que sostiene desde hace ya cuarenta años, la de poner el foco en el nuevo cine latinoamericano. Tres películas cubanas, Inocencia, de Alejandro Gil, Nido de Mantis, de Arturo Sotto, e Insumisas, de Fernando Pérez y Laura Cazador, compartieron el premio Especial del Jurado. Hubo otra distinción a un argentino: Carlos Sorín ganó por su guión de la película Joel. Esta edición estuvo dedicada a dos figuras señeras de ese cine: el cubano Tomás Gutiérrez Alea, parte de cuya obra pudo verse restaurada (“logré ver Memorias del subdesarrollo, para mí la mejor película de nuestro cine latinoamericano”, se alegra Bauer), y Fernando Birri, quien falleció este año en Italia. Del creador argentino de puso en perspectiva su obra desde la escuela de la Universidad del Litoral, hasta su legado en San Antonio de los Baños.
Como un mosaico de los dolores en presente, siempre en conexión con la historia de este continente, otros documentales en competencia tematizan cuestiones como golpe institucional en Brasil (O processo, de Maria Augusta Ramos, que compartió el Premio Especial del Jurado con El camino de Santiago), la desaparición forzada de los 43 estudiantes en México (Ayotzinapa, el paso de la tortuga, de Enrique García Meza), la violencia armada en Colombia (Ciro y yo, de Miguel Salazar; Ruta 60, de Wilson Javier Arango Giraldo; El testigo. Caín y Abel, de Kate Horne), o en Guatemala (La asfixia, de Ana Isabel Bustamante).
También El camino de Santiago pone en relación el presente con el pasado: ese que muestra cómo un par de familias se repartieron la Patagonia desde la Campaña al Desierto para acá, y qué pasó con sus pobladores originarios, hasta llegar a la lucha actual que están dando. Y con propietarios posteriores como Benetton, a quien localiza el documental: un joven lo aborda en la sede de United Colors of Benetton en Treviso, durante una conferencia de prensa por un lanzamiento de la marca, y le pregunta si conoce a Santiago Maldonado, mientras le muestra su icónica fotografía.
La película fue estrenada en la Argentina el 1° de agosto pasado, cuando se cumplió un año de la muerte de Santiago Maldonado. Unos días antes la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, publicó un tweet en el que se burlaba de la muerte del joven y de la película. El día del estreno, las puertas vidriadas del ND Ateneo fueron atacadas con piedras y botellas por un grupo de autoproclamados anarquistas. A pesar del ataque, ese día el documental se exhibió y también se multiplicó en un circuito de centros culturales, salas barriales, clubes, locales sociales y partidarios que solicitaban pasar la película en todo el país, logrando una convocatoria que sorprendió a los propios realizadores. “También se siguió viendo en algunos países de América latina, y para lo que sigue este reconocimiento del Festival de La Habana ha sido fundamental. El recorrido seguirá por América latina, Europa y Estados Unidos. Dada la importancia que tiene el festival, y la cantidad de figuras que convoca, ese recorrido podrá ampliarse aún más”, se alegra Bauer.