El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, aseguró ayer que en enero hubo señales pocos claras respecto de la desaceleración de la inflación. En las últimas semanas organismos internacionales de crédito como el Fondo Monetario Internacional ya habían alertado que difícilmente se cumpla la meta del 17 por ciento para 2017. En 2016, hubo un incremento de precios en la Ciudad de Buenos Aires del 41,0 por ciento, la cifra más elevada en 25 años. A nivel país, según el BC, la cifra fue 36,6 por ciento, 11 puntos porcentuales por encima del objetivo de precios del 25 por ciento planteado para el año pasado. “Enero llegó con señales mixtas en materia de precios. Empezó a ralentizarse el proceso de desinflación. Por eso estamos cómodos con el nivel actual de las tasas de interés. Y seguimos a la expectativa de cómo evolucionarán los indicadores de precios de alta frecuencia”, dijo Sturzenegger. La entidad monetaria mantiene fija en 24,75 por ciento anual la tasa de intereses desde fines de noviembre.
Sturzenegger presentó el Informe de Política Monetaria, que expresa en forma trimestral la evaluación y perspectiva de las políticas del Central. PáginaI12 le consultó cuáles pensaban que fueron los errores de diagnóstico en la política monetaria en 2016, al tener en cuenta que el balance macroeconómico del año arrojó una caída del PIB del 3 por ciento, una inflación que casi duplicó las tasas de 2015 y un nivel de desocupación que se acercó al 10 por ciento. El funcionario se limitó a afirmar que estaban muy satisfechos con la evolución de las variables, en particular, de la inflación. Dijo que en el segundo semestre del 2016 se registró la inflación más baja de los últimos ocho años y que la suba de precios de la primera mitad del año fue el resultado de la “herencia” del anterior gobierno.
No mencionó nada sobre qué paso con el crecimiento económico y el nivel de empleo, al dar por sentado que la política monetaria sólo se debe ocupar de controlar los precios. Pero lo más llamativo es que al explicar que la emisión del 2015 condicionó la tasa de inflación de los primeros meses del 2016, no lo vinculó a la situación actual. La base monetaria avanza en enero a un ritmo del 35 por ciento, cuando la meta de inflación de la entidad es exactamente la mitad, 17 por ciento. La pregunta que quedó flotando en el auditorio es por qué antes la emisión generaba inflación y ahora no.
Un dato de color fue que por primera vez se eligió la limonada natural para refrescar a los periodistas tras la conferencia de prensa. La curiosidad es que esa bebida empezó a servirse en el Central luego de que Donald Trump decidiera suspender las exportaciones de limones argentinos a los Estados Unidos por al menos 60 días.
En la presentación del informe se precisó que a partir de marzo la tasa de interés de la política monetaria se anunciará en forma quincenal. Hasta el momento, se lo viene haciendo en forma semanal. El titular del Central destacó además que en 2016 se cumplió con el objetivo de transferir al Tesoro Nacional 160.000 millones de pesos. Aplicó contabilidad creativa para asegurar que el stock de Lebac respecto del PIB fue menor en 2016 respecto del lo que había sido a finales de 2015. En la cuenta descontó del stock de Lebac el aumento de las reservas del año pasado, con el objetivo de mostrar cuánto aumentaron las “letras sin respaldo de divisas”. La cuenta genera desconfianza para los analistas del mercado, quiénes aseguran que los dólares que entraron al Central no son genuinos. Dicen que entraron por deuda y así como llegaron se irán.
En tanto, el dólar cerró ayer a 16,24 pesos y las reservas se ubicaron en 39.882 millones de dólares, con una merma de 33 millones. La autoridad monetaria no tuvo intervención en la plaza cambiaria. En lo que refiere a la bolsa de valores porteña, se anotó una suba del 0,2 por ciento en el índice MerVal, al destacarse la suba del 4,9 por ciento del Banco Francés.