Cuando una persona es abusada "estalla una bomba que arrasa con todo. Los recuerdos son flashes, colores, sonidos y pasa tiempo hasta que se puede reconstruir lo que pasó", advierte la doctora en Psicología Bettina Calvi. La denuncia pública y colectiva -además de la judicial- de la actriz Thelma Fardin contra Juan Darthés por un abuso sexual durante la gira de la serie Patito Feo, en 2009, tuvo repercusiones en Rosario, donde tanto los Centros Territoriales de Denuncia (CTD), como el Ministerio Público de la Acusación (MPA) vieron incrementadas las consultas y presentaciones. En Fiscalía, los números llegaron al doble del promedio, entre el martes y el viernes pasado; mientras que en los CTD se llegó la semana pasada a la misma cifra de denuncias por ataques sexuales que en todo noviembre. Calvi y la abogada Ana Oberlin analizaron la situación en plena ola del #MiráCómoNosPonemos, el grito de "no es no" y "yo te creo" que tuvieron expresión y réplica en los medios de comunicación masivos, en las redes, en las casas y en las calles.

"Me pasó a los 9 años, mi vida jamás volvió a ser la misma"; "Esto removió cosas de mi infancia; cosas terribles que callé"; "Entiendo todo lo que sienten, callé por 20 años"; "Me pasó lo mismo a los 15, aún nadie lo sabe". "Hoy me toca gritar a mí". Los mensajes se multiplican en las redes sociales. Otros se materializan en denuncias o empiezan por una consulta.

Así como a nivel nacional se indicó que la línea 144 fue testigo de un "efecto de identificación" y registró un aumento del 240% de llamadas; a los espacios de atención a víctimas de Rosario también llegaron casos que marcan un ascendente. El Teléfono Verde de la Municipalidad (0800 444 0420) atendió más consultas, pero recién a fin de mes tendrán el detalle de los casos de violencia sexual, ya que no suele ser uno de los motivos por los que las víctimas llaman a la línea por primera vez, sino que son situaciones que saltan en el seguimiento de los casos. En tanto, Fiscalía Regional registró el doble de llamadas desde que el martes las actrices hicieron la conferencia de prensa para dar a conocer la denuncia de Thelma. El titular de los CTD, Leonardo Baruca, indicó a Rosario/12 que en pocos días se alcanzó la misma cantidad de denuncias que en todo el mes pasado.

Calvi, quien también es docente e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNR, especializada en abuso sexual infantil, asegura que la demostración de los últimos días tiene que ver con el hartazgo. "En mi consultorio particular veo casos nuevos semanalmente: muchas niñas y niños"; y lamentó que todavía "falta mucho por hacer en la Justicia. Sigue siendo muy difícil que no se tenga dudas sobre el relato de las víctimas". Al definir las consecuencias de un abuso sexual, Calvi asegura que "es un traumatismo que impacta en la vida psíquica y deja marcas que van a estar siempre, conmociona el cuerpo, el universo se colapsa", aseguró. Al mismo tiempo, reveló que muchas mujeres no pueden contar nunca lo que les pasó por la "vergüenza" que les produce haber sufrido un hecho tan grave, por la "humillación" y porque "muchas veces significa hacer caer una fachada de familia protectora". En tanto, los niños y niñas callan porque "siempre hay amenazas, pactos de silencio de parte del abusador; y sobre todo hay asimetría de poder". Por eso dijo que es frecuente que se demore en poner estos hechos en palabras. "Son marcas con las que se carga toda la vida", aseveró. Y agregó que "un entorno que no cree un relato de abuso, revictimiza". Y subrayó que el modo de relatar un hecho traumático como el abuso es "reconocible" para quienes están "entrenados en el trabajo con víctimas".

Por otro lado, la autora del libro Abuso sexual en la infancia saludó la forma colectiva en la que se dio a conocer la denuncia, porque considera que de esa forma "otras víctimas ven que esa vergüenza y temor que sienten, también están en otras personas y piensan que pueden animarse a contarlo. Romper el pacto de silencio produce un efecto catártico. Contarlo es el primer paso para sanar", aseguró. 

Sobre la teoría de la buena y la mala víctima, dijo que "cuando hay una víctima luchadora se tiende a no creerle, es un prejuicio. La buena víctima es la que está derrotada y sufriendo".

Por su parte, la abogada especializada en género Ana Oberlin analizó el efecto que causó la denuncia colectiva y lo comparó con otro suceso social, que motorizó el feminismo. "Yo estaba en la Secretaría de Derechos Humanos, cuando surgió el #NiUnaMenos -en junio de 2015- y pasó lo mismo que ahora: en el día después hubo que reforzar las guardias en la línea 144. Cada vez que hay un suceso con este tipo de visibilidad pasa lo mismo que estamos viendo por estos días. Ahora, como abogada, también recibí un montón de consultas por mail y personas que me contaron historias. Me parece muy bueno que sea así", dijo la letrada.

Oberlin lamentó que "antes hubo otras denuncias contra la misma persona y no fueron tomadas seriamente. Incluso se generó mayor violencia machista e institucional", señaló sobre lo dicho por Calu Rivero, Natalia Juncos y Ana Coacci.

Para la letrada, la Justicia tiene mucho por trabajar. "Lamentablemente, el Poder Judicial está lleno de prejuicios. No siempre las respuestas son las que corresponden conforme a derecho. Se habla de la perspectiva de género, pero deberíamos hablar de cumplir la ley porque no es opcional, tienen el deber de analizar estos casos como lo manda la normativa. Hay que empezar a hablar de incumplimientos a la ley", dijo.

Sobre los tiempos para denunciar, la abogada dijo que su experiencia, "cada víctima tiene su tiempo, y está bien". En ese sentido, habló de dejar de decir que se trata de algo privado. "Hay una cultura que nos hace avergonzarnos y sentir culpa; lo escuché incluso de niñas muy pequeñas que se sienten culpables. Hay que trabajar mucho en romper con esto como privatización".

Por otro lado, se refirió a que "hay diferentes tipos de prescripción" en las causas penales, y que "habría que revisar a la luz del derecho internacional de los derechos humanos ese tema porque pesa sobre el Estado una obligación reforzada de investigar, juzgar y sancionar estos hechos".

En cuanto a los escraches como modo de visibilización de casos, recordó que esa modalidad surgió de la organización de Derechos Humanos HIJOS, de la que formó parte. "Empezaron cuando no eran investigadas las causas de lesa humanidad y no había respuesta judicial". En ese sentido, instó a revisar por qué se dan ahora, en estos casos.

Sobre el descreimiento a las víctimas, habló de un "estándar machista", y ejemplificó: "Si hay una sola víctima de robo, no se pone en duda el hecho. Se investiga con la sola palabra de esa persona; pero cuando una mujer se expone con casos como éste, no suele encontrar la misma respuesta".