La familia de la niña guatemalteca que murió bajo custodia de la guardia fronteriza estadounidense cuestionó las afirmaciones del gobierno de Estados Unidos según las cuales la niña no había comido ni bebido lo suficiente durante muchos días antes de morir.
El fin de semana, abogados de la familia de Jakelin Caal Maquin dieron a conocer un comunicado insistiendo en que la niña había sido alimentada e hidratada. Además, informaron que la niña parecía estar en buena salud mientras viajaba a través de México hacia la frontera sur de Estados Unidos con su padre, buscando asilo. La familia afirmó, además, que Jakelin no había estado viajando por el desierto antes de ser detenida por oficiales estadounidenses junto con muchos otros migrantes el 6 de diciembre, como dijeron las autoridades. Jakelin murió menos de dos días después.
Oficiales fronterizos dijeron el viernes pasado que los agentes habían hecho todo lo que habían podido para salvar a la niña, pero que ella no había comido ni tomado agua por muchos días cuando empezó a vomitar y eventualmente dejó de respirar, para luego morir en un hospital de Texas.
Tekandi Paniagua, el cónsul guatemalteco con base en Del Rio, Texas, dijo el sábado que había hablado con el padre de Jakelin, Nery Caal. El cónsul dijo que Caal le había asegurado que al grupo en el que viajaban los habían dejado en México a aproximadamente unos 90 minutos de caminata hasta la frontera. Según relató Paniagua reproduciendo el relato de Caal, a Jakelin no se le había negado comida ni agua y parecía estar en buenas condiciones mientras se aproximaban a la frontera, informó el diario The Guardian.
La muerte de una niña tan pequeña, que encima estaba bajo custodia de las autoridades, provocó una gran indignación en territorio estadounidense y llevó a los demócratas a solicitar una investigación al respecto. “Una niña de siete años no debería morir por deshidratación y shock séptico bajo custodia de la Protección Fronteriza”, dijo el líder de la minoría demócrata en el Senado, Check Schumer. El senador demandó que el Departamento de Seguridad Nacional y su líder, Kirstjen Nielsen, se responsabilicen por lo sucedido. Por su parte, Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, afirmó: “A todos los estadounidenses nos duele la trágica muerte de una niña cuya familia buscaba un futuro de libertad y seguridad en nuestro país”.
Cynthia Pompa, gerente de abogacía en el centro de derechos fronterizos de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, dijo que el número de muertes de migrantes incrementó el último año a pesar de que cayó el número de personas que cruzaron la frontera. “Esta tragedia representa el peor resultado posible cuando las personas, incluyendo niños, son detenidos en condiciones inhumanas. La no rendición de cuentas y la cultura de la crueldad que existe dentro de la Oficia de Aduanas y Protección Fronteriza ha llevado a la muerte de migrantes”, dijo Pompa.