"Si paso el dedo por el vidrio el paisaje cambia". Así concluye Daiana Henderson (Paraná, 1988) uno de los poemas de su nuevo libro, Irse. Publicado este año por Iván Rosado, Irse ondula en zigzag entre esas dos veredas que son el indestructible neo objetivismo de fines de los años '80 y el giro autobiográfico de la última década.

Pero además se vincula con un amplio rango de tradiciones anteriores, desde la apropiación juguetona de los experimentos de vanguardia hasta la poesía italiana de posguerra (Pavese, ante todo) que nutrió la poesía de la segunda mitad del siglo veinte en la región litoral.

Aquí la experiencia poética, por decirlo con otra metáfora, arranca en modo selfie pero a cada momento vuelve la cámara hacia el exterior, hacia el paisaje. Un paisaje cuya belleza no es la de las cosas que están ahí sino la de las emociones o ideas que parece suscitar; una belleza que depende de quien contempla y cuelga de una mirada.

Daiana Henderson estudia en Rosario, trabaja como editora y es una de las más destacadas figuras de la poesía de su generación en la región. Publicó además los libros de poesía Colectivo maquinario (Santa Fe, 2011), Verão (La Paz, Entre Ríos, 2012), El gran dorado (Iván Rosado, Rosario, 2012), A través del liso (Buenos Aires, 2013), Un foquito en medio del campo (EMR, 2013) y Humedal (Cáceres, 2014).