El presidente de México Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, anunció un incremento del 16,21 por ciento en el salario mínimo, el más importante de los últimos 25 años. En la región fronteriza el aumento será del 50 por ciento con el objetivo de mejorar el bienestar de los mexicanos y frenar la migración hacia Estados Unidos. “Nos vamos a beneficiar todos porque cuando hay más ingresos se fortalece el mercado interno. Si la gente no tiene ni siquiera para comprar lo indispensable, no hay crecimiento”, apuntó el mandatario en un acto acompañado de ministros, empresarios y sindicatos.
“Ello permitirá llegar a la línea de bienestar del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y así pasar de un salario mínimo a un salario digno, y saldar una deuda histórica con los trabajadores peor pagados”, celebró, en tanto, la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde. La funcionaria también destacó el valor del consenso acordado, sobre todo porque la discusión salarial ha sido un conflicto difícil de resolver en la historia del país azteca.
En un breve mensaje en Twitter, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) elogió el acuerdo y dijo que la decisión responde al primer objetivo de la nueva cultura salarial.
El acuerdo, discutido entre el gobierno, sindicatos y empresarios, fue anunciado ayer por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) que afirmó que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2019. Según el nuevo pacto, los sueldos se elevarán de 88.36 pesos diarios (4,39 dólares) a 102,68 pesos (5,11 dólares) en todo el país. En paralelo, entrará en vigencia la creación de una zona económica salarial en la frontera norte, donde el salario mínimo será de 176,72 pesos (8,79 dólares) en los primeros 25 kilómetros desde la valla con Estados Unidos. En esta región se concentra buena parte de las fábricas maquiladoras que abastecen a Estados Unidos y que, como consecuencia de las políticas neoliberales aplicadas desde la década de los 90’, entraron en crisis. “Es la última cortina de desarrollo para retener a nuestros compatriotas en el territorio. La primera cortina empieza en el sur. Vamos a ir desarrollando diferentes cortinas para que la gente no tenga que emigrar, la migración va a ser optativa”, explicó Obrador.
Además del aumento de los salarios en la frontera del norte, el mandatario mexicano explicó que asumió un compromiso de reducir el IVA en la franja fronteriza del 16 al ocho por ciento, además de reducir el impuesto sobre la renta al 20 por ciento. En tanto, la titular de Economía, Graciela Márquez, dijo que el aumento en el salario mínimo busca ofrecer un mejor nivel de vida a los mexicanos que de otra manera optarían por migrar. “Es imprescindible que fortalezcamos la economía de la frontera y dinamicemos la región, sin que ello dispare la inflación”, consideró. Por su parte, el secretario general de la Confederación de Trabajadores de México, Carlos Aceves, celebró el anuncio y afirmó que es un parteaguas en la sociedad mexicana. “El país está viviendo una revolución, y de seguir a este ritmo se lograrán más hitos durante el mandato de Obrador que en las ocho décadas anteriores”
Ayer por la tarde, el gobierno mexicano cerró el día con un nuevo celebrado por la comunidad mexicana. En ese caso el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dio a conocer el plan que negociaron México y Estados Unidos para enfrentar el fenómenos migratorio. El programa de cooperación bilateral tiene como primer objetivo una inversión millonaria en el sur de México y en Centroamérica. En este punto Ebrard explicó que Estados Unidos se comprometió a otorgar 5.800 millones de dólares para reformas institucionales y desarrollo económico en el Triángulo del Norte. México y Estados Unidos, relató, continuarán además colaborando con los sectores privados de sus países y los bancos multilaterales de desarrollo para promover la inversión.
Al leer su declaración conjunta, el secretario de Relaciones Exteriores expresó su optimismo y subrayó que el plan apunta a desarrollar una Centroamérica más próspera y segura fomentando la inversión tanto pública como privada. “Estamos comprometidos a promover un fuerte crecimiento económico regional, empleos mejor remunerados y mayores oportunidades para todos nuestros ciudadanos”, leyó Ebrard. Además consideró que la declaración demuestra la importancia que ambos países otorgan a la relación bilateral y dan fe de un espíritu de fuerte cooperación. Ebrard subrayó que Estados Unidos, que no tiene una política promigrante, recibió con beneplácito el plan de desarrollo firmado el primero de este mes. “México y los Estados Unidos liderarán el trabajo con socios regionales e internacionales para construir una Centroamérica más próspera y segura, y así abordar las causa subyacentes de la migración”, apuntó. En el sur de México, Ebrard recordó que el Ejecutivo tiene planeado invertir 25.000 millones de dólares en cinco años. Además comunicó que se hará una reunión de altos funcionarios de ambos gobiernos para finales de enero de 2019. Allí evaluarán este nuevo plan y crearán un marco estratégico. Este programa conjunto, aseguró Ebrard, da seguimiento a la carta que Obrador, entonces presidente electo de México, envió en julio al jefe de la Casa Blanca, para tratar temas como el fenómeno migratorio, buscando así su apoyo.
Mientras tanto, Estados Unidos vive unas semanas difíciles por el conflicto migratorio. Por un lado este viernes los legisladores estadounidenses intentarán evitar un cierre parcial del gobierno federal. El mandatario de Estados Unidos exige que el parlamento apruebe una partida de 5000 millones de dólares para construir el muro prometido en su campaña. Además desde hace más de dos meses Estados Unidos despliega una agresiva política migratoria en un intento de dar una respuesta a los miles de migrantes centroamericanos que buscan asilo en el país del norte. Aunque los gobiernos de ambos países suscribieron ayer la declaración conjunta, Trump no perdió la oportunidad para expresar su rechazo a la migración. “La migración ilegal cuesta a Estados Unidos más de 200.000 millones de dólares al año. ¿Cómo hemos permitido que pasara?”, expresó ayer el republicano en Twitter.