No es una broma de fin de año ni tampoco una herejía. Quienes analizan la escena del pesebre desde una perspectiva, digamos, más contemporánea, sostienen como mínimo dos hipótesis para explicar cómo es que llegó al mundo el niñito Jesús. La feminista Joan Smith en su libro Misogynies considera la historia de la virgen María, como una de las primeras escenas antiabortistas de la historia. Asombra la mansedumbre con que la mujer que se descubre embarazada siendo virgen acepta el mensaje del ángel sobre la intervención del espíritu santo y no evalúa qué hacer, en un tiempo en que el aborto era legal en Roma y que ya existían métodos anticonceptivos aunque bastante parecidos a los actuales. Probablemente la pobreza de María fuera un factor decisivo para su elección. Engendró sin placer, sin sexualidad, sin decisión, y con un parto respetado apenas por ovejitas y pastores. La virgen vehiculizaba un adoctriamiento hacia la mansedumbre de las mujeres a través de este personaje clave tanto en el cristianismo como en el islam. Mientras para algunos las mayores sospechas caen sobre el ángel Gabriel, que se aparece de golpe por la ventana, encandila con la luz y queda a salvo con ese eufemismo de la “anunciación”, para Smith, la imagen de esta mujer que acepta este delirante destino sella lo que ella llama “síndrome de la anunciación” en las actuales discusiones sobre el aborto, que nunca tienen en cuenta a la mujer como adulta, sino como portadora de vida.
Pero hay otra hipótesis, tan válida como aquella, a la luz de las actuales tecnologías de reproducción: Dios, que solo no podía traer un hijo al mundo, pudo haber subrogado el vientre de esta mujer humilde. De hecho, Jesús, que no es tan “el hijo de María” como “el bendito fruto de su vientre” a los 12 años la destituirá de su rol adelante de todo el mundo en pleno templo, anteponiendo el linaje de su padre de quien recibe órdenes.
SE ALQUILA, SE VENDE
Sin ir tan lejos, el año pasado Marisa Brel, que en su twitter se presenta como “Periodista, escritora, conferencista, networker. Rol más importante y más deseado: Madre!” dijo en la mesa de Mirtha Legrand que “el primer embarazo subrogado fue el de la Virgen María”. Brel, que alquiló un vientre en Estados Unidos, asegura que “el procedimiento es como un in vitro: comienza con la extracción de óvulos míos y los espermatozoides de mi marido en Estados Unidos. Luego, el embrión, en vez de colocarlo en mi útero, se lo colocan a la madre sustituta. Es optativo conocer la. Yo lo hice, hablamos por teléfono y ¡ya la amo! Ella va a ser una incubadora humana: es un ser increíble que está ayudando a que sea madre nuevamente.”
La subrogación es ilegal en España, Francia, Italia, Alemania, Suiza y Suecia. En India y en Rusia está permitida aunque no para parejas gays ni para solteros y el paraíso de los úteros viene siendo Estados Unidos, donde casi el 90 por ciento de los niños nacidos, son encargados y criados en el exterior. En la Argentina, para seguir con la metáfora religiosa, la práctica está en el limbo, los proyectos que se presentaron se cayeron. Hasta el momento la ley establece que la maternidad se determina por el parto o por adopción. Es decir, la maternidad será atribuida a la gestante por más que diga que no quiere y aunque no sean sus gametas. La doctora María Belén Mignon, profesora de Géneros, Familias y Desarrollo con Equidad de la Universidad Nacional de Córdoba, explica que, una vez que nace el niño o niña, la filiación debe judicializarse para que aparezcan en juego quienes tienen la voluntad procreacional.
En general, los embarazos se contratan en el exterior. “Acá no existen, o no que yo conozca, clínicas o agencias que te consigan” la gestante. Sólo supe de una agencia en Mendoza, que fue clausurada. Un abogado y un médico dijeron: ¡habilitemos la agencia!, total lo que no está prohibido está permitido. Empezaron a reclutar mujeres y eso está al límite de la trata de personas. Pero es una excepción. Las clínicas trabajan de otro modo: hoy hay médicos que no lo hacen salvo que tengan un permiso del juez de antemano, es decir, un amparo preventivo. Antes de hacerle la transferencia embrionaria a una persona -que tiene que dar previamente su consentimiento de una manera libre e informada- tenéis que tener la autorización del juez. Se judicializa a posteriori.
¿Qué significa que se judicializa? Que hay que tener pruebas documentales de las que se desprenda que la persona gestante acepta que conoce la técnica, el procedimiento, no ha aportado su material genético. También se pide una prueba de ADN de donde surge que la persona gestante no tiene vínculo genético con el bebé, además, hay que probar que el material biológico fue aportado por, al menos, una persona de la pareja comitente. Es decir, muchos de los requisitos que exigía el Anteproyecto de reforma de Código Civil del que luego fue suprimido este tema. Con todas esas pruebas –explica Mignon–, vas a una audiencia y tenés que ir a pedir que se declare la inconstitucionalidad de la norma que dice que la maternidad se desprende del parto. Ahí intervienen los equipos técnicos que evalúan sobre todo que no haya habido situaciones abusivas principalmente mediante entrevistas. Este año hubo un fallo que deniega hacer lugar a la acción de amparo. En los últimos años hubo 24 casos desde el 2011 que se judicializaron y todos fueron favorables, hasta este año que se dio este caso en el que la fiscal se opuso y la Cámara hizo lugar a esa oposición.
LA PANZA GAY
¿Que tendrán en común Ricardo Fort, Ricky Martin, Marley, Elton John, Luli Salazar, Flor de la V, con Dios? Que todos han tenido hijxs por subrogación, que casi todos son gays. Que todos tuvieron con qué pagar un procedimiento que ronda los 200 mil dólares. Muchos de ellos recurrieron a la agencia Growing Generations, que tiene sedes en Los Angeles, Virginia y Nueva York, y le da servicios a quien lo desee, pero la verdad es que es la elegida por la comunidad gay. Por un lado, un triunfo de la ciencia y del amor, pero también un triunfo para el lado del consumidor que pagando consigue lo que quiere. Y claro que también admite ser leído, si se mira desde el vientre, como una venta internacional de niños y niñas. La subrogación da felicidad a mucha gente, adultos y ninxs. También es cierto que en relación a todo lo relacionado con el embarazo para que todo esto ocurra, la ciencia no ha avanzado mucho desde los tiempos de María, lo mismo con los métodos anticonceptivos. El embarazo, de lo que nunca se habla ni siquiera cuando se habla de aborto como señala Laura Klein, sigue siendo casi lo mismo que hace un siglo: riesgos de salud, una sensación que compromete cuerpo y psiquis de la persona que lo lleva adelante.
Lo cierto es que desde un lado del arco iris se celebra la subrogación como un modo de ampliar la posibilidad de reproducirse por fuera del modo hétero y por arriba de la biología como destino. Así como en tiempos de Rock Hudon, asumir el sida era un modo de salir del closet, hoy el hombre solo que encarga un bebé, lo mismo, como en el cvaso de Ricky Martin, por nombrar sólo uno. Un modo de salir al mundo, no en soledad sino en compañía de la prole. La razón que daba Ricardo Fort, pionero en el tema que tuvo a sus hijxs en 2004, cuando ya era rico pero no famoso ni era públicamente gay , aportaba una mirada bien pragmática sobre la familia ya no más tradicional: “Un matrimonio no es para siempre, salvo mis viejos que estuvieron 45 años juntos. La mayoría se separa a los 2 años, eso ya es normal. Y yo no quería que mis hijos terminen viviendo en la casa de mi ex mujer con su nuevo marido”. De hecho, cuando murió, la gestante intentó hacerse valer como madre, pero no prosperó.
El relato sobre la concepción y nacimiento, desde Dios Padre hasta Luli Salazar, interesa por sus pequeñas variaciones y sobre todo por la relación que se entabla con la mujer del vientre en cada caso. Por ejemplo, Salazar alquiló el vientre de una mujer que vive en Miami y a quien prefirió no conocer. Marley presenció el parto de Mirko y además se considera amigo de la dueña del vientre donde se gestó su hijo: “Al tercer día le presenté al bebé y pudo tenerlo en brazos. Su hijo más chico estaba enloquecido. Gritaba: ¡Baby, baby!” Eran las voces que Mirko había escuchado durante meses (…) “Las enfermeras estaban horrorizadas: ¿Usted realmente lo autorizó? Era ridículo que ella, quien tuvo la primera relación con el bebé, no pudiera acariciarlo o darle la mamadera.”
El boom en Argentina se da en 2011, justamente con posterioridad al matrimonio igualitario y existen casos concretos en las que esa apertura del modelo tradicional de familia se pone en cuerpo y práctica. Un ejemplo ocurrió este año en un juzgado de Córdoba. La gestante, amiga de una pareja de varones, cuentan sus abogadas, dejó a todos boquiabiertos por su nivel de autonomía. Las obsesiones de los operadores judiciales que tienen que evaluar el caso, giran en torno a intentar averiguar si hay o no lucro. Si la restante es pariente, se relajan, nadie duda de que lo hace de onda. En este caso, la gestante decía “yo con mi cuerpo decidió y hago lo que quiero. Nosotros somos una familia aunque no en los términos tradicionales. Este va a ser el bebé de Pablo y Francisco”. Fue un testimonio muy convincente para la jueza e hizo a lugar.
Aún desestimando la reacción homofóbica de la dupla Dolce Gabanna –que criticó a Elton con el argumento de que “hay cosas de la naturaleza que no deben cambiarse”– la pregunta por qué pasa con la mujer que alquila el útero sigue aquí. Y además se suma el enlace de gays y mujeres, dos minorías hermanadas de algún modo que entran en conflicto y contradicción. ¿Será una nueva forma de explotación de los cuerpos de las mujeres? Las respuestas a favor hablan del derecho a tener hijos, de lo bueno que es crecer para niños y niñas en una familia no formateada por la heterosexualidad. Un reflote de la biología por un lado y también de la planificación más que el deseo, ya que en general los embarazos más o menos deseados que llegan a término no responden a una planificación tan estricta. “Filosóficamente te lleva a la discusión que suele darse en torno de la prostitución: ¿Hasta qué punto es una situación de extrema necesidad y hasta qué punto juegan otras variables? Yo podría decir: a mí hacer esto me permite comprarme una casa. Y ahí desembocamos en la discusión de si hacerlo de modo rentado o altruista. ¿Con qué fundamentos se puede prohibir que esto se haga de manera comercial? Si en definitiva las mujeres trabajamos y ponemos en juego nuestro cuerpo en mayor o menor medida en los trabajos, y en algunos el cuerpo se pone mucho”, reflexiona Mignon. María Rachid, como referente del colectivo lgbtti considera que “ni el Estado ni nadie puede vulnerar la autonomía sobre el propio cuerpo de las mujeres, ni prohibirnos el desarrollo de ningún tipo de actividad que queramos desarrollar, con cualquier parte de nuestro cuerpo, la que puede incluir el gestar para otra persona o pareja”.
EL VIENTRE ESCLAVO
Pero la virgen María, no es la primera subrogación en las sagradas Escrituras. El Génesis narra la historia de Sarah, la mujer de Abraham, quien como no podía tener hijos, decidió prestarle a su marido, su esclava personal, Agar (no persona, sino vientre) para que en ella se produjera el hijo que luego sería propiedad de la pareja (voluntad procreacional) Aquí otra gran coincidencia con el presente y a que si bien las leyes más “humanas” hablan de una necesidad de altruismo y no de lucro, esdifícil pensar qué cosa por fuera de la remuneración puede mover a una mujer a inseminarse asumiendo el shock hormonal que implica el procedimiento, los 9 meses, los riesgos y molestias, la situación del parto, para que otros que no tienen la suerte que tiene ella, puedan tener un hijo de su sangre. La inequidad de clase parece ser el mayor fertilizante.
Sigue el génesis: con este método casero, nace Isaías. Pero resulta que la esclava se ha tomado sus ínfulas y trata mal a Sarah, o por lo menos eso es lo que la señora percibe y le exige a su marido que se deshaga de Agar. La Biblia responde de algún modo a otra gran pregunta: ¿qué pasa si “la madre subrogante” de pronto quiere quedarse con el niño? Expulsada la esclava, Sarah también pagará lo suyo: estaba destinada a vivir 145 años y le fue concedido otro hijo a los 90, por el escándalo que le hizo a su esposo, se le descontaron 45.
ESTO NO ES EMANCIPACION
La socióloga Dora Barrancos explica los riesgos de no problematizar el tema y hace un link muy interesante entre subrogación y la discusión sobre el aborto: “Es la dignidad de nuestro cuerpo la que fundamenta la exigencia de la despenalización del aborto. Y no podemos suspender la cuestión del cuerpo en la maternidad altruista, para poner todo el cuerpo cuando se exige el derecho a interrumpir el embarazo no deseado. Es una verdadera contradicción en sus propios términos apelar a la no sustancialización del cuerpo para defender la maternidad subrogada, y alegar derechos en clave corpórea para abortar. La donación del vientre implica un proceso de enajenación pues se funda en la idea de ‘cuerpo mecánico’, de vientre pasivo como cóncavo o como externalidad portadora.” Silvia Federici, la autora del clásico El caliban y la bruja, en El patriarcado del salario que presentó este año, se pronuncia en la misma dirección: “Intentan convencernos de que es parte de la emancipación de las mujeres y del control sobre nuestros cuerpos, pero en realidad es una manifestación de la explotación brutal de muchas mujeres en el mundo, que no solo se ven obligadas a vender su fuerza de trabajo sino también los productos de su procreación. No hay nada que celebrar de esta entrada en el mercado. Muchas mujeres liberales decían en los años setenta: ‘El problema no es el mercado, sino que no estamos en el mercado’; hoy podemos afirmar que el mercado se ha ampliado tanto que se pueden vender hijos e hijas. Esto no es emancipación sino una nueva forma de esclavitud; de hecho, procesos semejantes tenían lugar en las plantaciones, como ha denunciado Angela Davis: las mujeres pobres procrean para los que pueden permitirse la paternidad/maternidad. Un efecto de esta mercantilización es que se alimenta una imagen degradante de la maternidad al mostrarla como algo mecánico, el cuerpo de la mujer parece como un contenedor que no tiene creatividad alguna, la creatividad reside en los que la han inseminado, el cuerpo de la mujer es solo un lugar de paso. Liza Doubossarskaia, de la ONG NOW propone preguntarse algo muy sencillo: ¿dónde se producen los bebés? ¿En las panzas?, ¿en las madres?, ¿en el seno familiar? Esta distinción no es nada menor, y ni la ciencia ni el sistema legal por sí solos pueden dar respuesta todavía.