El día de su cumpleaños número 85, Augusto Duri, quien era presidente de la biblioteca Constancio C. Vigil cuando fue intervenida en febrero de 1977 por la dictadura civico-militar, revivió ante el Tribunal del juicio conocido como Feced III lo que significó la institución de barrio Tablada y la "destrucción" provocada. "Fue algo único en Latinoamérica. Va a llevar tiempo, pero volverá a ser lo mismo", aseguró sobre el proyecto que empezó a recuperarse en 2012, con una nueva comisión directiva. Nervioso y ansioso, Duri llegó por primera vez a declarar a los Tribunales Federales con ganas de contar todo lo que se motorizó y las ideas que quedaron truncas. En varios momentos se le cortó la voz. "Es que me da mucha bronca", dijo en una de las pausas. "Fue un desarme total. Para esta gente era una actividad subversiva", lamentó. También relató sus días de detención en el Servicio de Informaciones, junto a otros siete miembros de la comisión directiva, y dijo que más allá de los cargos que cumplían "todos éramos laburantes sociales".
El 25 de febrero de 1977 miembros de la patota de Feced entraron abruptamente al edificio de Alem y Gaboto. Dijeron que la biblioteca estaba intervenida "por supuestas razones económicas, con Sócrates Alvarado como interventor", declaró el primero de los testigos por Vigil y querellante con la APDH. "Desde entonces se generó el destrozo de una obra de 17 años que alcanzaba a 20 mil asociados, 80 mil adherentes y 650 empleados. Fue un golpe cultural a barrio Tablada, Villa Manuelita y la ciudad, tras un cambio profundo".
Duri señaló que si bien el proyecto se inició en 1953, él se incorporó en el '56, tras hacer el Servicio Militar en Entre Ríos. En el '76 "ya el gobierno interpretaba que Vigil era un Estado adentro de otro Estado", recordó.
Al repasar las obras, recordó que todo comenzó en un local pequeño con el sostenimiento de las rifas, luego se compraron terrenos "casi aledaños"; y lo primero que funcionó fue el jardín de infantes, con dos cursos y 55 niños y niñas. "Empezó así una obra pedagógica moderna", aseguró. En los años siguientes se llegó a adquirir la media manzana de Gaboto, Alem, 1° de Mayo y Pasaje Perkins, donde se levantó el edificio principal. La biblioteca también tenía un observatorio astronómico.
En total llegó a haber 85 mil libros; pero en 2012 -con la recuperación del espacio- solo se encontraron 35 mil. "El resto fue quemado o guillotinado. Tocaron la cultura de la educación", dijo. Y precisó: "En promedio se prestaban 860 libros diarios. Eso sucedía en el célebre barrio mentado como el barrio de la puñalada, que cambió con las actividades de la institución", aseguró.
Sobre el área educativa, Duri recordó que vecinos de otros barrios hacían cola para inscribir a sus hijos al jardín. En 1964 se creó la universidad popular, con cursos de extensión cultural. "Llegamos a tener 900 alumnos que tenían posibilidades en la música y otras actividades. Vigil tenía cinco pianos, entre otros instrumentos, para que aprendan a tocar los chicos de un barrio pobre", dijo. La secundaria se estrenó en el '70, y no había otras en varias cuadras a la redonda. Cinco años después comenzó a funcionar la primaria. Había hasta un departamento de Ciencias Naturales con animales embalsamados: osos, jirafas, dromedarios de doble joroba que no eran algo típico para Rosario. "No hacíamos viajes a Africa -aclaró, jocoso-; teníamos vinculación con los zoológicos del país". También había guardería para niños de 45 días a 3 años.
Duri contó que ganaron una licitación para pavimentar 110 cuadras en Villa Gobernador Gálvez y la calle de entrada de un predio que adquirieron para proyectar un barrio. Allí se trabajó en conjunto con cooperativas para hacer un espacio de descanso con 400 metros sobre el río. El proyecto de viviendas para socios incluía 410 unidades de tres tipos. "Empezamos la construcción de un centro comercial y la primera vivienda; pero la intervención también impidió continuar con eso. En ese lugar después se tiraba la basura de la ciudad", aseguró.
También recordó que crearon un servicio de ginecología y de "parto sin dolor" con atención gratuita para socias; y que adquirieron una isla para un fin productivo de forestación, pero tuvieron que venderla tras la intervención.
La biblioteca llegó a tener delegaciones en Mendoza, San Juan y Salta. "Había muchos proyectos, pero no tuvimos tiempo ni oportunidad. Pienso en eso ahora que hay una disminución de casi la mitad de aportes del gobierno nacional para las bibliotecas del país", asoció con la realidad actual.
El testigo puso en conocimiento del Tribunal Oral Federal 2 que lo único que quedó en funcionamiento fueron las escuelas y que "todo lo demás se vendió a precio vil por la intervención militar".
En otro tramo de la declaración de casi tres horas relató su secuestro y torturas, hasta que fue liberado el 24 de diciembre de 1977. Personal uniformado y de civil entró a su casa la madrugada del 10 de mayo de ese año. "Yo vivía en zona oeste. Dijeron que iba detenido por averiguación de actividad", recordó. Ese día hubo seis detenidos, entre ellos, su padre y otros miembros de la comisión directiva. Otros dos se presentaron al día siguiente. "Entre los tormentos recuerdo que nos pasaban la picana por el cuerpo. A mí me preguntaban si conocía a León Schujman (abuelo de la abogada querellante de Hijos, Nadia Schujman), pero yo les decía que no y no me creían. Lo conocí unos años después". También relató que todos los días escuchaba gritos y llantos, mientras estaban con las manos atadas y los ojos vendados; y aseguró que conoció allí al represor Alcides Telmo Ibarra. "Recién en julio salió en el diario que estábamos detenidos", señaló.
Entre las anécdotas, Duri contó que previo a la intervención la biblioteca sufrió un atentado y que los sospechosos eran un hombre y su ex esposa. Por radio escucharon que la mujer mencionada era una de las bibliotecarias: "Fuimos a ver a Feced para aclarar que ella no estaba involucrada y lo encontramos vestido de mujer, con una falda escocesa. Pero eso sí, había ametralladoras".
La abogada de APDH, Gabriela Durruty, recordó que los testimonios que iniciaron ayer tienen que ver con la causa que investiga "delitos contra la vida de ocho víctimas, con el objetivo de cometer el mayor desguace de Vigil, que tiene la particularidad de haberse profundizado durante la democracia".