Desde Santa Fe

Miguel Lifschitz le aceptó la renuncia al número dos del Ministerio de Innovación y Cultura, Pedro Cantini, quien declinó el cargo al anoticiarse de "denuncias en su contra" por supuesto "moving laboral" en el Museo de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, aunque antes había dicho que desconocía las imputaciones. "Al día de hoy (por ayer) no estoy notificado de ninguna denuncia por violencia de género, por lo tanto no sé de qué se me acusa", le dijo al gobernador. Pero igual se fue del gabinete para "ejercer su derecho de  defensa" en la justicia y evitar "algún tipo de tensión o daño involuntario" a la Casa Gris y al Frente Progresista. La subsecretaria de Políticas de Género, Gabriela Sosa, dijo que se enteró del caso por las "redes sociales", ponderó la "valentía de las mujeres que se animan a contar" y consideró la salida de Cantini "muy saludable para la gestión pública". "El proceso judicial determinará cuál es la sanción que le corresponde", planteó. 

Cantini era secretario de Producciones, Industrias y Espacios Culturales de la provincia, en la práctica, el vice de la ministra María de los Angeles "Chiqui" González, a quien secundó en su equipo en los últimos siete años, desde fines de 2011, en los gobiernos de Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Lifschitz.  Un funcionario de "estrecha confianza" que en las redes se define como "laburante de la cultura, editor y periodista". Su alejamiento impactó en la Casa Gris, que después difundió la carta que le mandó al gobernador.

"Ante las denuncias en mi contra que se han hecho públicas cumplo en presentar mi renuncia (…) al cargo con el que he sido honrado por usted", en diciembre de 2015, dice la nota. Hasta ahora, "no estoy notificado de ninguna denuncia por violencia de género, por lo tanto no sé de qué se me acusa. Dejar el cargo me permitirá  presentarse ante la Justicia y ejercer el derecho de defensa, sin que esto pueda implicar algún tipo de tensión o daño involuntario al espacio político" y a su gobierno. Y se despidió con un agradecimiento: el viceministerio de Cultura "fue el más alto honor y a la vez la mayor responsabilidad que me ha tocado asumir en la vida. Espero haber estado a la altura de las circunstancias, mis mayores y mejores esfuerzos, a lo largo de todos estos años, estuvieron dedicados a eso", concluyó Cantini.

Fuentes consultadas por Rosario/12 interpretaron la salida del funcionario como una consecuencia de tres denuncias por supuesto "moving laboral" en el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez al que calificaron como una "olla a presión". Cuando las quejas por el trato llegaban a oídos de Cantini, las denunciantes recibían "respuestas inapropiadas, burlas, cajoneo o  rechazos", comentaron. Incluso, a una de las trabajadoras del Museo le habría dicho por escrito que si ella "hubiera sufrido moving habría pedido licencia siquiátrica, pero como no la pidió, no está probado que haya sufrido moving". Según las fuentes, las denuncias sobre la situación en el Museo "no tenían instancia de revisión".

La subsecretaria de Políticas de Género Gabriela Sosa consideró "saludable" la renuncia de Cantini para "las mujeres" y el gobierno de Lifschitz. "Es una decisión importante", le dijo a la periodista Ivana Fux y consideró la salida del funcionario como un "emergente" a partir de "una cantidad de situaciones que se han puesto sobre la mesa vinculadas a partir de la violencia que sufrimos las mujeres".

Sosa dijo que su área no intervino en el caso, pero que estaba al tanto de lo que "circuló en estos días en redes sociales. A partir de la valentía de un montón de mujeres que se animan a contar cuando hay personas con cierto poder de decisión, nos parece saludable la renuncia. El proceso judicial determinará cuál es la sanción que le corresponde", agregó.

Según Sosa, ya a partir de que se formaliza la denuncia, lo "saludable para la gestión pública y para las mujeres" es que el Estado se desligue de "personas que tiene este tipo de actitudes vinculadas a la violencia machista".