El congelamiento del consumo y la inversión permitieron en noviembre un superávit de la balanza comercial de 979 millones de dólares, frente a un saldo negativo de 1494 millones que se había registrado en igual mes del año pasado, según informó ayer el Indec. Durante ese mes las exportaciones sumaron 5344 millones de dólares, un 14,5 por ciento por encima de igual período de 2017. Sin embargo, el resultado que más inclinó la balanza comercial fue el retroceso de 29,2 por ciento de las importaciones, que sumaron 4365 millones de dólares, derivado de menores compras al exterior de manufacturas terminadas, servicios y bienes de capital producto de la crisis económica y la disparada del dólar. Esto quedó evidenciado en un menor volumen de intercambio comercial del país, que se contrajo 10,4 por ciento a 9709 millones de dólares. No obstante, el saldo comercial para el acumulado de once meses continúa siendo deficitario en 5195 millones de dólares.
La estrategia de estrangulamiento del consumo detrás del ajuste que aplicó el Gobierno busca, entre otros objetivos, reducir el saldo comercial a partir de un menor ritmo de importaciones. Por el lado de las exportaciones, la apuesta continúa siendo una buena cosecha de cereales y oleaginosas, principalmente de soja, cerrando el círculo de una política de primarización del comercio. En el informe de intercambio comercial del Indec se exhiben los resultados de esa política. En noviembre la importación de bienes de capital medida en unidades, indispensables para la industria, se desplomó 40,5 por ciento. En la misma línea, las compras de piezas y accesorios para bienes de capital cayeron 48,7 por ciento y las de bienes de consumo, 30,9. Las importaciones de bienes intermedios desminuyeron 8,8 por ciento. También colaboró con el objetivo recesivo del Gobierno el retroceso de 48,3 por ciento en la compra de vehículos automotores de pasajeros. Las compras de combustibles y lubricantes bajaron 34,7 por ciento en volumen contra igual mes del pasado.
Dentro de las importaciones, a nivel de partidas y de productos, las mayores caídas correspondieron a automóviles, tractores y demás vehículos (-689 millones de dólares), teléfonos celulares (-134 millones), partes de motores, generadores y grupos electrógenos (-127 millones), combustibles minerales, aceites y destilados (-85 millones), máquinas automáticas para tratamiento o procesamiento de datos (-82 millones), plásticos y sus manufacturas (-53 millones) e instrumentos de óptica, de medida, control o precisión (-51 millones). Por el contrario, los mayores aumentos en importaciones fueron para porotos de soja, con excepción de granos para la siembra (206 millones), para procesarlos internamente ante la falta de producción local por la sequía.
Frente a esta contracción de las compras, la mejora de las exportaciones alcanzó para inclinar la balanza a un superávit, el tercero consecutivo desde septiembre. En productos primarios se exportó un 22,9 por ciento más en cantidades que en noviembre del año pasado, mientras que en manufacturas de origen agropecuario las ventas crecieron 0,2 por ciento y las manufacturas industriales, un 13,4 por ciento. En combustibles, a partir de que se recuperara la producción de petróleo y gas a sus máximos en tres años de macrismo, las exportaciones se dispararon 54,1 por ciento interanual.
Los principales aumentos por productos correspondieron a porotos de soja excluidos para siembra (336 millones de dólares), combustibles minerales, aceites y destilados (198 millones), automóviles, tractores y demás vehículos (180 millones), carne y despojos comestibles (71 millones). Las mayores caídas de exportaciones correspondieron a maíz en grano (-83 millones de dólares) y aceite de soja en bruto, incluso desgomado (-54 millones). Pese a la sequía, “el comportamiento de la soja y sus derivados contribuyeron en forma positiva en la balanza comercial”, de acuerdo con el informe del Indec.
Los superávits más abultados de noviembre fueron con Chile (263 millones de dólares), Brasil (185 millones), Países Bajos (159 millones), España (140 millones), Vietnam (133 millones), Argelia (112 millones), Perú (93 millones), Suiza (80 millones), Canadá (74 millones) y Uruguay (55 millones). “Para diciembre se espera que persista el superávit, explicado por un nuevo avance de las exportaciones y una caída en las importaciones. Si bien esta última podría verse acrecentada por el reciente desplome del precio del petróleo, una base de comparación no tan alta en diciembre de 2017 moderaría la caída. De esta forma, el 2018 cerraría con un déficit por debajo de 5000 millones de dólares”, señala un análisis realizado por la consultora Ecolatina.