“Somos hijos huérfanos de Pequeña Orquesta Reincidentes”, dispara Pablo Waltzer Ferrando, músico de Angry Zeta. El chiste tiene una cuota de verdad. A diez años de la separación de esta emblemática orquesta porteña de culto, un colectivo de artistas nucleados por el sello independiente Ahijuna Récords se propuso rendirle un tributo musical. Así nació Un pequeño homenaje, que reúne versiones de grupos y solistas emergentes que retoman el espíritu lúdico y versátil de la POR. “Era el referente común que teníamos todos”, apunta Santiago Tano Castano, de la banda Fandango e integrante del sello. El lanzamiento será este domingo a través de Bandcamp y luego estará disponible en otras plataformas digitales.
El disco colectivo incluye 17 versiones (una por artista) que recorren y actualizan la obra de POR. “La idea del disco fue buscar una identidad que forma parte del ADN de todos. Lo llamamos ‘nuevo costumbrismo’ y tiene que ver con el cruce entre las raíces y el contexto globalizado. Un punto de vista crítico, irreverente, rebelde y under sobre las músicas tradicionales”, sostiene Santiago. “Para nosotros era una revelación encontrar una banda acá con esa apertura musical, que no terminaba de ser súper rock, pero que tenía elementos de música balcánica, el tango, Nick Cave o Tom Waits ¡Fue la primera vez que vi un serrucho en escena!”, rememora Pablo.
Si bien hay versiones mejor logradas que otras, el disco es parejo y mantiene un hilo sonoro cohesivo. Entre los puntos altos se destacan la voz nocturna de Maxi Prietto en El egoísta, la espesura y profundidad tanguera de 34 Puñaladas en Gallo rojo, gallo negro, el swing del El Violinista del Amor en El portugués, el tono sombrío de La Lija en Tres deseos y la festividad de Orquesta La Sasasa en Siete suelas. También aportaron abordajes interesantes Il Parco Del Mostro (Corazón), Fandango (La baba del diablo), Orquesta Volátil (Mudanza) y Malayunta (Ivan Dessau), entre otros.
El espíritu libre y desprejuiciado de POR es uno de los rasgos que intentan retomar los artistas que participan del compilado. Del rock subterráneo de los comienzos, en los ‘90, la banda fue mutando hacia una instrumentación acústica y orquestal. El tango, el jazz, el pop, el vals, la música gitana, balcánica y cubana sonaron con oscuridad y melancolía. “A la vez eran muy de acá, con elementos muy de la noche, de Buenos Aires”, entiende Daniela Augurio, de Orquesta Volátil y también integrante del sello.
Esta corriente musical también incluyó a Los Visitantes y más tarde a Me Darás Mil Hijos y Angela Tullida. “Fue un primer brote y de golpe se desvaneció, y todos los que habíamos escuchado eso nos quedó picando. De alguna manera, diez años después estamos tocando y hay una pequeña escena que tiene ese referente claro”, enlaza Santiago, y dice que la idea del disco es “trazar un pequeño puente entre las generaciones” que vieron tocar al grupo homenajeado y las que no lo conocieron. “Fue una propuesta bastante under, todos nos movemos ahí. No es que esperamos que este disco explote pero nos gustaría que circule. POR tocaba para poca gente y siempre se movió en ese ámbito”, dice Daniela.
A la Pequeña Orquesta Reincidentes le tocó transitar tiempos políticos agitados. Nació al calor del menemismo y consolidó su propuesta estética durante la crisis y poscrisis de 2001. Si bien lo suyo nunca fue una canción explícitamente política, sí encontraron modos, gestos y acciones artísticas para tomar postura. En un contexto signado por el individualismo y el grotesco, los Reincidentes apelaron la intimidad, la austeridad de recursos, la sutileza y el silencio. “El Subcomandante Marcos y los piqueteros hablaban de ir al paso del más lento. Es muy importante eso en un movimiento, incluso en nosotros como banda. En pleno menemismo y su derroche de escenografía, nos plantamos a enfocar simplezas cotidianas, en nuestra lírica y nuestros shows. Nuestra lucha es contra el prejuicio y eso puede ser un gran cambio social, pero las necesidades de salud, vivienda y trabajo son ya”, decía Juan Pablo Fernández, de Pequeña Orquesta, en una entrevista de 2007.
Ahora, en 2018, este colectivo de músicos y músicas a cargo de Un pequeño homenaje se planta frente al macrismo y rescata aquellas ideas de comunidad, cooperativismo y autogestión. “El disco, el sello y la propuesta ya son actos políticos. Y la autogestión, aunque es un camino casi obvio, para nosotros fue nuestra escuela”, dice Santiago. “Es un espacio de resistencia”, coinciden. “No podemos pretender hacer música que nos meta en una burbuja. La coyuntura influye porque hay un montón de espacios que se cierran o artistas que antes tocaban en la calle y ahora los saca la Policía”, ilustra Daniela.
* Un pequeño homenaje será presentado este domingo 23 a las 20 en Hasta Trilce, Maza 177.