Alto en el cielo

Pablo Mehanna

La vista es maravillosa. Tal vez una de las mejores de la ciudad. En el piso 15 del edificio Comega –esa bella e imperecedera construcción racionalista de principios de los años ‘30 (fue la segunda torre del país hecha en hormigón)– se encuentra un bar de puros y cócteles que todavía sigue siendo un secreto para el gran público. La experiencia comienza apenas se ingresa al palier y se toma uno de los ascensores, que supieron ser los más veloces del Microcentro. Al llegar al piso indicado se encuentra Vuelta Abajo, que vendría a ser algo así como un escape, un refugio o un oasis. Hasta allá arriba no llegan las sirenas ni los bocinazos; en cambio se divisa el Río de la Plata, las cúpulas más lindas, el imponente CCK, el sol del atardecer estampándose en las fachadas y en las noches claras, lunas y estrellas que hasta parecen más grandes. 

En este escenario de lujo se emplazó el tercer local de Vuelta Abajo, el club de puros que Nicolás Weil abrió en 2005 y que ya tiene sedes en Belgrano y Recoleta. El espacio es enorme y está dividido en sectores: el living, un reservado, un bar. De todos ellos, hay dos que son los más atractivos. Primero, el humidor, una sala de 40 metros cuadrados donde se guardan más de 100 mil cigarros de todos los precios, que llegan de Cuba, Nicaragua y El Salvador, además de infinitos accesorios para los amantes del buen tabaco. El segundo espacio recomendado es la terraza al aire libre, con tres o cuatro mesas que se encuentran entre las más codiciadas del lugar. 

Abierto desde temprano y hasta la noche tardía, Vuelta Abajo también es un buen lugar para tomar un cóctel o alguna de las más de 70 etiquetas de whiskies que tienen, desde un The Dalmore 18 años ($1990 la medida) para abajo. La comida sorprende, con carta diseñada por la talentosa Manu Carbone: muy rica la humita con langostinos y brie ($360), también el ojo de bife con romesco y papa ($420). Todos platos pensados para ser acompañados con un puro y con una de las mejores vistas de la ciudad.

Vuelta Abajo Social Club queda en el piso 15 del edificio Comega, en Av. Corrientes 222. Teléfono: 5368-5828. Horario de atención: lunes a viernes, de 9 a 1; sábados, de 17 a 1.


Más allá de la tradición

Pablo Mehanna

Si bien España es desde hace rato la gran meca de la cocina moderna, en Buenos Aires las propuestas de gastronomía ibérica siguen siendo super tradicionales, mezcla de bodegones y fondas, con mozos con cara de pocos amigos y cartas kilométricas que no cambian en años. Pero ahí abrió Boca de Toro, un nuevo lugar que llegó para cambiar el status quo. Ubicado en la planta baja del hotel Pulitzer, pero con entrada independiente y con una fachada íntegramente vidriada, Boca de Toro es elegante y chic, con un ambiente de estilo neobarroco y detalles diseñados a cada paso. Unos sillones azules con capitoné, la chimenea con libros antiguos, veladores, buena mantelería. Detrás de la magnífica puesta se encuentra el premiado interiorista Lázaro Rosa Violán (el mismo que diseñó el vanguardista StreetXo, el famosísimo restaurante del no menos famoso chef David Muñoz en Madrid, entre otros). El color que impera es el azul oscuro, mientras que el sector de la barra es algo más fresco e informal, invitando a relajarse. 

El menú lleva la firma del español Ismael Alonso (que trabajó con Martín Berasategui y en Mugaritz), bien acompañado por el catalán José Manuel Zafra. Para picar y compartir en la barra hay plato de jamón ibérico ($1205), tal vez el más rico que pueda probarse en Buenos Aires. También pan con tomate de Barcelona ($160) y croqueta de puchero ($90). Entre las entradas destacan el salmorejo con huevo de codorniz, tomates escabechados y toppings ($245) y las mollejas glaseadas en parmentier trufado ($485). Arroces, callos a la madrileña y rigatonis rellenos de chorizo para cucharear; y canelón de rabo de buey por el lado de los principales, además de pescados. Al mediodía tienen un menú que cambia todas las semanas incluyendo entrada, principal, postre, café y vino por $850. Y prometen lanzar pronto un menú de tapeo y cañas para el after office. España es mucho más que tradición; y Boca de Toro quiere demostrarlo. 

Boca de Toro queda en Paraguay 685. Teléfono: 4316-0810. Horario de atención: todos los días de 11 al cierre. 


Un bar majestuoso

Pablo Mehanna

Una podría esperar encontrarse un bar así en Recoleta, San Telmo, Belgrano, pero es poco probable que se lo imagine donde está, entre negocios de chucherías, fantasmales iglesias evangelistas y cafés con oficinistas almorzando en la barra. Hablamos de la peatonal Lavalle, que a pesar de haber sido remodelada en los últimos años, para varios sigue siendo, especialmente por las noches, tierra de nadie, un paisaje desolado y algo hostil. Ahí mismo, cuatro socios tuvieron la feliz osadía de abrir uno de los bares más impactantes de Buenos Aires: Lignée. La casona de finales del 1800 es una de las que sobrevivió a la destrucción sistemática de este tipo de joyas arquitectónicas. Incluso se dice que en algún momento fue morada de los Alvear. Para entrar hay que subir por una escalera bastante larga y luego ir recorriendo con calma sus espacios: un gran vitral corona el techo del salón principal y las paredes están revestidas en madera. Todo expresa belle epoque. “Tenemos una carta variada, con cócteles de todo tipo, incluso hay unp que lleva whisky con fat washed (una técnica de coctelería moderna) de manteca de maní”, dice Lorenzo, uno de los socios. De todos modos lo más pertinente es dejarse recomendar por la talentosa jefa de barra, Sabrina Traverso (que antes trabajó en los bares Presidente y Viuda Negra), una bartender con muy buena mano. Los tragos (todos entre $220 y $280) llevan nombres de divas (como Rita o Marilyn) y también de familias aristocráticas, como Alzaga Unzué. Los clásicos son impecables, entre ellos el Penicilin y el Manhattan. Para acompañar: ricas vieyras gratinadas, mollejas crocantes y pulpo a las brasas.

La recomendación es llevar a alguien casi a ciegas, sin decirle a dónde se está yendo, y sorprenderse juntos de pasar una noche entre tragos y buena música, en uno de los rincones más especiales de Buenos Aires. Un espacio recuperado de otra época y de otra arquitectura. 

Lignée queda en Lavalle 945. Teléfono: 15-5523-0945. Horario de atención: miércoles a sábados, de 20 al cierre.