“La austeridad expansiva no funcionó nunca en la historia. Los programas del FMI que pretenden reestablecer la confianza del mercado con ajuste fiscal y monetario como el que implementó Argentina fracasaron sistemáticamente”, asegura la economista estadounidense Lara Merling. Durante una entrevista con PáginaI12, la joven investigadora del Centro de Investigación en Economía y Políticas advierte que el programa de financiamiento condicionado resultará en “más sufrimiento y dificultades para millones de argentinos a medida que el desempleo y la pobreza aumenten a causa de la recesión”. Merling acaba de publicar una evaluación del acuerdo Stand-By solicitado por el gobierno argentino a mediados de año para intentar frenar la corrida cambiaria y garantizar el repago de los vencimientos de la deuda externa. La autora del documento, elaborado junto con Mark Weisbrot, codirector del centro de investigaciones norteamericano, sostiene que “Argentina estaría mejor implementando políticas que no dependan de la recesión”. Estimular la demanda interna y reestablecer controles de capitales son dos de los instrumentos sugeridos por Merling para recuperar un sendero de crecimiento sostenible.
–¿Cómo evalúan el programa de financiamiento por más de 57.000 millones de dólares a lo largo de tres años solicitado por la Argentina al Fondo Monetario Internacional?
–Es un programa tradicional. El plan del FMI para Argentina pretende “reestablecer la confianza del mercado” a través de la austeridad fiscal y monetaria. Proponen un montón de medidas que saben que van a contraer la economía a la espera de que eso mejore la confianza del sector privado para volver a crecer más adelante. Como vimos a lo largo de la historia reciente en países como Grecia y España, las proyecciones del Fondo tienden a subestimar el impacto de las medidas y sobreestimar el aporte de la confianza del mercado. Por eso las economías tardan mucho más en recuperarse de lo que ellos dicen. El tamaño del programa de austeridad de Argentina es similar al que fue diseñado para Grecia y España. Argentina se comprometió a uno de los ajustes fiscales más grandes de los últimos tiempos y ya hemos visto cómo el FMI ha tenido que revisar a la baja sus proyecciones sobre la recuperación económica.
–¿La combinación de austeridad y reformas implementadas por el Ministerio de Hacienda y el Banco Central le permitirán al país volver a crecer?
–La “austeridad expansiva” no funcionó nunca en la historia. Existe un listado enorme de países que implementaron esos programas y los fracasos son sistemáticos. Sin ni siquiera meterse en la discusión política, los números muestran que los programas ni siquiera logran garantizar la sustentabilidad de la deuda: al achicar la economía argentina incrementan el peso de la deuda en términos del PBI. A pesar de toda la austeridad, la deuda va a ser mucho más alta que antes de solicitar el acuerdo Stand-By. En junio esperaban que la deuda llegara al 64 por ciento del producto a fin de año y ahora sostienen que alcanzará al 80 por ciento. No funciona. El programa contribuye muy poco a la reducción de la deuda.
–¿La economía argentina puede volver a crecer en el segundo trimestre de 2019 como sostiene el staff del organismo multilateral?
–En junio el FMI había pronosticado que la economía se estaría recuperando a estas alturas. Esas proyecciones se redujeron significativamente. Ahora proyecta que volverá a crecer en unos pocos meses. Eso también parece demasiado optimista ya que pero no hay signos de una recuperación incipiente. Pasó poco tiempo desde que comenzó el programa y no paran de cambiar sus proyecciones sin embargo todavía no modificaron el abordaje para el problema que tiene la economía argentina. Ahora dicen que se profundizará la recesión y proponen más ajuste del gasto para poder cumplir con las metas fiscales.
–¿Qué es lo que espera el Fondo para la Argentina?
–Suponen que la reactivación estará basada en las exportaciones y la inversión privada. La primera parte podría ser la más creíble después del colapso del tipo de cambio en términos reales pero es improbable que la confianza del mercado impulse la inversión. Incluso en términos de las exportaciones, la segunda revisión del acuerdo publicada el jueves pasado revisó a la baja sus proyecciones. Además hay muchos riesgos a la baja en la economía global: los aumentos en la tasa de interés de la Reserva Federal, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China; y la volatilidad en los mercados financieros.
–¿Cuál será la evolución para el consumo, principal componente del PBI?
–El FMI sugiere la segunda revisión del acuerdo publicada el jueves pasado que los salarios se reduzcan en términos reales. Propone limitar los aumentos salariales y, por lo tanto, contraerá aún más el consumo. La estrategia oficial es inducir una devaluación interna que, supuestamente, sería algo bueno para el sector privado pero desastroso para los trabajadores. El objetivo es tirar abajo los salarios y el poder de negociación de los trabajadores. Buscan reducir los costos de producción por todas las vías posibles. Dadas la pérdida de ingresos durante la recesión y la presión para que los recortes de gastos cumplan con los objetivos presupuestarios principales del programa, es casi seguro que esto no sucederá. Habrá más sufrimiento y dificultades para millones de argentinos a medida que el desempleo y la pobreza aumenten a causa de la recesión.
–Entonces, ¿qué tipo de políticas debería implementar el gobierno argentino si pretende recuperar el crecimiento económico en este escenario?
–Un abordaje totalmente distinto donde estimule la demanda interna a través del empleo. Esa sería una forma donde la carga del ajuste no recaiga sobre los trabajadores que es lo que hace el programa de austeridad del FMI adoptado. Asimismo es importante contar con controles que permitan administrar la entrada y la salida de capitales para evitar la fuga y los movimientos especulativos de corto plazo. La forma en la que las autoridades argentinas abrieron la cuenta capital incentivó el ingreso de flujos especulativos de corto plazo haciendo que la economía sea muy vulnerable. Las políticas macroeconómicas prescritas en este programa no valen los riesgos y los costos humanos que introducen. Argentina estaría mejor implementando políticas que no dependan de la recesión para resolver algunos de los desequilibrios actuales, mientras empeoran otros.
@tomaslukin